Un primer an¨¢lisis
Las elecciones sindicales, cuarto proceso electoral desde que se restableci¨® la libertad sindical en Espa?a, han finalizado. Lo mismo que sucediera en anteriores ocasiones, el proceso ha sido largo, dif¨ªcil y complejo.Para dar una idea de la complejidad del proceso baste se?alar que se han celebrado elecciones en m¨¢s de 78.000 empresas, repartidas por toda la geograf¨ªa espa?ola (un 45% m¨¢s que en 198.2), en las que alrededor de 3.400.000 trabajadores (el 40% m¨¢s que en el anterior proceso electoral) han elegido 174.000 delegados (un 23% m¨¢s de delegados que en las ¨²ltimas elecciones sindicales). Si consideramos que la tasa de participaci¨®n, all¨ª donde se han promovido, ha sido superior al 80%, se pone de manifiesto, una vez m¨¢s, el arraigo y la penetraci¨®n del ideal democr¨¢tico entre los trabajadores.
En esta ocasi¨®n el marco de participaci¨®n democr¨¢tica se ha visto ensombrecido por el irracional comportamiento de CC OO, que, elevando la an¨¦cdota -siempre posible en un proceso de tama?a complejidad- a categor¨ªa casi de Estado, ha intentado, a trav¨¦s de una campa?a sucia, lamentable y de tierra quemada, poner en entredicho la credibilidad del proceso.,
Mucho nos tememos que las adversas expectativas respecto a los posibles resultados a obtener en estas elecciones -corroboradas incluso por un sondeo encargado por la citada central antes de iniciarse el proceso hayan sido el desencadenante de esta campa?a insidiosa e interesada en la que posiblemente el movimiento sindical en su conjunto haya sido el ¨²nico perdedor. De cualquier manera, y terminado el proceso electoral, s¨ª deber¨ªa ser motivo de reflexi¨®n qui¨¦nes han sido a la postre los beneficiarios de una campa?a tan injusta como exagerada.
De lo que no cabe la menor duda es que UGT ha debido soportar en solitario la instrumentalizaci¨®n que de las inconsistentes acusaciones lanzadas por Comisiones Obreras ha realizado la derecha, algunos grupos parlamentarios, los empresarios y diversos medios de comunicaci¨®n, asustados ante los resultados que UGT iba obteniendo en la primera parte de la campa?a, por las posibles implicaciones de tipo pol¨ªtico que ello pod¨ªa conllevar. En este contexto incluso lleg¨® a intervenir la Conferencia Episcopal Espa?ola, hecho inaudito y verdaderamente ins¨®lito.
Sin embargo, la voluntad mayoritaria de los trabajadores ha respaldado la pol¨ªtica de rigor y eficacia que UGT ha venido propugnando en defensa de los trabajadores. A la luz de los resultados obtenidos, justo es reconocer que nos sentimos orgullosos del apoyo recibido. En cualquier caso, la confianza depositada por los trabajadores en el proyecto sindical de UGT es un acicate para seguir construyendo un sindicalismo que sea eficaz en la defensa de los asalariados.
Algunas conclusiones
Finalizado el proceso electoral, y a tenor de los resultados registrados en todas y en cada una de las comisiones provinciales entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre, es posible establecer, siquiera con car¨¢cter provisional, algunas conclusiones. La primera es, sin duda, la que se refiere a la consolidaci¨®n del sindicalismo de clase en nuestro pa¨ªs.
La representatividad obtenida por UGT y CC 00, que re¨²nen el 75% de los delegados elegidos (frente al 70% que obtuvieron en 1982), demuestra inequ¨ªvocamente el grado de asentamiento de ambas centrales y el nivel de respaldo que el sindicalismo de clase tiene entre los trabajadores espa?oles. Si este hecho lo consideramos en relaci¨®n con el escaso porcentaje de delegados que han obtenido otras opciones sindicales, tales como USO, sindicatos independientes, CNT y no afiliados, se comprueba que este cuarto proceso electoral ha servido, como sucediera con los anteriores, para clarificar y decantar, acaso definitivamente, el mapa sindical espa?ol.
Una tercera v¨ªa sindical, alternativa a los modelos que representan UGT y Comisiones Obreras, se ha revelado inviable. De las opciones sindicales nacionalistas, tan s¨®lo ELA-STV consolida su situaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco, perdiendo la INYG el car¨¢cter de sindicato m¨¢s representativa que le atribuye la LOLS en la comunidad gallega. En segundo lugar, y de manera notable, la UGT contin¨²a siendo la primera fuerza sindical y mejora sustancialmente los resultados de 1982, pasando de los 51.670 delegados elegidos entonces a los m¨¢s de 70.000 que ha obtenido en esta ocasi¨®n, incremento que ha tenido lugar tanto a nivel territorial como sectorial mente. La UGT es mayoritaria en 14 comunidades aut¨®nomas y en 46 provincias, algunas tan significativas como M¨¢laga, C¨®rdoba, C¨¢diz, Sevilla, Tarragona, Pontevedra, Valencia, ?vila y Guadalajara, en las qu¨¦ Comisiones Obreras ha dejado de ser la central mayoritaria, superan do en delegados a CC OO en la mayor¨ªa de los sectores de la producci¨®n y de los servicios, incluso en aquellos en los que tradicionalmente CC OO ven¨ªa ostentando la mayor¨ªa, tales como el metal, la construcci¨®n y el textil. Y aqu¨ª deber¨ªa subrayarse que en algunos de estos sectores se han llevado a cabo importantes procesos de reconversi¨®n.
Porcentaje de delegados
Igualmente, si nos atenemos a las caracter¨ªsticas de las empresas seg¨²n el n¨²mero de trabajadores que emplean, provisionalmente y a falta de una desagregaci¨®n m¨¢s detallada de los datos, UGT es tambi¨¦n la central sindical que mayor porcentaje de delegados ha obtenido en la empresa grande (m¨¢s de 1.000 trabajadores), en la mediana y peque?a empresa.
Precisamente en la empresa peque?a es donde UGT ha realizado un mayor esfuerzo de implantaci¨®n, superando con creces la presencia que ya obtuvo en 1982. Y es justamente en este tipo de empresas donde los trabajadores necesitan m¨¢s del sindicato. Este hecho, unido a su homog¨¦neo reparto, tanto geogr¨¢fica como sectorialmente, indica a las claras el grado de implantaci¨®n creciente de la Uni¨®n General de Trabajadores.
Por su parte, Comisiones Obreras, aunque haya incrementado ligeramente su n¨²mero de delegados, no crece en t¨¦rminos reales, sino que se estanca, en t¨¦rminos porcentuales, en los resultados que ya obtuviera en 1978, 1980 y 1982. Respecto del anterior proceso electoral, ocasi¨®n en la que CC OO obtuvo la mayor¨ªa en 12 provincias, ha perdido ¨¦sta en ocho de esas provincias, dejando tambi¨¦n de ser la central, sindical mayoritaria en sectores tradicionalmente considerados como punteros dentro del movimiento obrero, como ya se ha se?alado.
En conjunto, y sin lugar a dudas, los resultados de las elecciones sindicales de 1986, han supuesto un avance considerable para UGT, que, ha obtenido m¨¢s de 70.000 delegados, el 40,5% del total de los representantes elegidos (un 36,7% en 1982), y 11.000 delegados de diferencia sobre CC OO, que con algo m¨¢s de 59.000 delegados obtiene el 34,1% (un 33,6% en 1982).
Resultados adversos
Esta valoraci¨®n positiva no debe hacer olvidar algunos resultados adversos en ciertas, empresas p¨²blicas. Estos resultados, que Contrastan con el apoyo mayoritario recibido, merecen tambi¨¦n una breve consideraci¨®n. En primer lugar, somos plenamente conscientes de que se deben principalmente a los errores que haya podido contener la acci¨®n sindical desarrollada por UGT en esas empresas. Posiblemente los adversos resultados que UGT ha obtenido se deban a que no se ha sabido o no se ha tenido ¨¦xito en dejar claro que UGT no es corresponsable de las decisiones que los gestores empresariales han tomado, produci¨¦ndose, en alg¨²n momento, una identificaci¨®n nada beneficiosa entre la pol¨ªtica sindical defendida por UGT y los planteamientos empresariales.
De igual manera, la err¨®nea apreciaci¨®n de que UGT haya sido corresponsable de ciertas decisiones o manifestaciones contradictorias del Gobierno ha podido ser causa de reticencias o recelos a la hora de votar nuestras candidaturas. Cuando nuestra central sindical manifest¨® que en sus relaciones con el Gobierno socialista mantendr¨ªa una pol¨ªtica de apoyo cr¨ªtico, ¨¦ramos plenamente conscientes de la dificultad de tal comportamiento. Evitar que en algunos sectores pudiera producirse este tipo de identificaciones, en las que se concluye de un modo tan superficial como apresurado que si el sindicato apoya -aunque sea cr¨ªticamente- a un determinado Gobierno, habr¨¢ de ser corresponsable con ¨¦l de todas sus decisiones, incluso de aquellas que merecen la oposici¨®n del sindicato, fue un riesgo que se asumi¨® en su momento. Y aunque no siempre haya sido comprendida nuestra pol¨ªtica de responsabilidad, a la luz de los resultados globales puede concluirse que la aceptaci¨®n de la misma ha sido mayoritaria.
Sugerencias
Finalmente, cabe se?alar que tanto el desarrollo del proceso electoral como los resultados finalmente obtenidos son pr¨®digos en sugerencias para desarrollar la pol¨ªtica sindical que los trabajadores espa?oles han respaldado. Parece un hecho que los asalariados espa?oles confirman una acci¨®n sindical basada en la reivindicaci¨®n, en la eficacia y en la tenaz exigencia en el logro de mejores condiciones de vida y de trabajo, que se deben corresponder con la responsabilidad en las acciones y el, rigor de las. propuestas y planteamientos.
En segundo lugar, parece claro que los trabajadores se pronuncian nuevamente por un sindicalismo cotidiano, es decir, una acci¨®n sindical realizada d¨ªa a d¨ªa en la f¨¢brica, taller o centro de trabajo; acci¨®n sindical pr¨®xima y cercana al trabajador concreto, que reivindique y satisfaga de manera inmediata las necesidades y resuelva las carencias que se detecten. Y ello sin detrimento de una pol¨ªtica sindical de m¨¢s amplio alcance que, a partir de la solidaridad y la defensa de los m¨¢s d¨¦biles, consiga logros sociales para todos. Y en ¨²ltimo t¨¦rmino, el movimiento sindical deber¨¢ plantearse el ofrecer una atenci¨®n eficiente a las expectativas particulares que trascienden incluso los aspectos m¨¢s directamente ligados al trabajo.
Sin lugar a dudas, estas elecciones sindicales culminan una etapa del movimiento sindical. En los pr¨®ximos a?os, para conseguir los objetivos anteriormente se?alados habr¨¢ que realizar un gigantesco esfuerzo de reflexi¨®n y de trabajo para incrementar nuestra afiliaci¨®n y extender la presencia sindical en las empresas. Se trata de crecer no s¨®lo hacia el exterior, sino sobre todo internamente, fortaleciendo as¨ª un movimiento sindical capaz de profundizar en la democracia industrial y que sea eficaz en la defensa de los intereses de los trabajadores.
En cualquier caso, nuestra aspiraci¨®n es proseguir en la consolidaci¨®n de lo mucho que hasta la fecha UGT ha conseguido en el camino de la modernizaci¨®n de las relaciones laborales espa?olas y se?alar a continuaci¨®n que es mucho tambi¨¦n lo que todav¨ªa queda por conseguir. El respaldo que nuestro sindicato ha obtenido en los sucesivos procesos electorales es, sin duda, la mejor garant¨ªa y el mejor acicate para proseguir reivindicando una sociedad m¨¢s justa, libre e igualitaria.
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