El ¨¢grafo
Tom¨¢s Poll¨¢n llama la atencion del observador, a sus 38 a?os, por la leyenda que se ha creado en torno a ¨¦l y por su simp¨¢tica sencillez, sin un ¨¢tomo de pedanter¨ªa. Por ejemplo, advierte que su campo no es el pensamiento, sino la antropolog¨ªa cultural. Se dice que es ¨¢grafo, esto es, que no sabe o no puede escribir. Y se dice con rencor, porque quienes conocen su pensamiento preferir¨ªan poder guardarlo y consultarlo en un libro. "Le falta caridad", dice Fernando Savater.?l dice'que no publica (escribe mucho, y guarda cierto n¨²mero de manuscritos) porque no tiene nada nuevo que decir, "al igual que el 90% de los que publican y del 99% de los que no publican", y su leyenda comienza a fatigarle, hasta el punto de pensar sin coqueter¨ªa en la posibilidad de publicar para que se compruebe que no tiene nada que decir. Existe una necesidad de publicar para "hinchar el rid¨ªculum vitae. La mayor parte de lo que se publica son refritos", dice Tom¨¢s Poll¨¢n.
Sorprende la facilidad de su trato, cuando al fin se logra hablar con ¨¦l, pues no es sencillo localizarle. Se le conocen dos n¨²meros de tel¨¦fono, de los que s¨®lo uno sirve y al que atiende de cuando en cuando: al aparato se le puede desconectar el timbre; ¨¦l lo hace a menudo. Y no parece que lo haga por misantrop¨ªa, sino por el simple deseo de trabajar en serio y en paz.
Tres noches de juerga
Poll¨¢n tiene tres o cuatro amigos -dos de ellos son Rafael S¨¢nchez Ferlosio y Fernando Savater-, a los que quiere y a quienes frecuenta. A ellos se resume, parece, su vida social, aunque ¨¦l se apresura a precisar que tambi¨¦n le gustan la noche y la juerga. Es capaz de dedicarle, dice con deliciosa ingenuidad, hasta tres o cuatro noches al mes.
En verano desaparece y nadie, ni sus ¨ªntimos, sabe ad¨®nde ha ido. El destino puede ser vario, pues le gusta caminar solo por la ciudad. El ¨²ltimo verano vivi¨® en un monasterio benedictino alem¨¢n.
Poll¨¢n es admirado entre los j¨®venes fil¨®sofos, algunos de los cuales le han tenido de profesor en la universidad Aut¨®noma de Madrid.
Miguel Cereceda, por ejemplo, presidente del ¨²ltimo Congreso de J¨®venes Fil¨®sofos, en cuya casa se re¨²ne el seminario sobre Heidegger: cuatro fil¨®sofos, un psic¨®logo, un profesor de literatura y un arquitecto, a los que, cada sernana, una vez le¨ªdas unas 100 p¨¢ginas, re¨²ne la amistad y cierto esp¨ªritu cr¨ªtico para debatir sobre ling¨¹¨ªstica en una habitaci¨®n sobria de estudiante, con una mesa y sillas de pino, flexo, una biblioteca bien ordenada y dos fotograf¨ªas alusivas.
Babelia
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