Soldados, no camareros
EL MINISTERIO de Defensa ha anunciado su prop¨®sito de dictar una norma para que los aproximadamente 200.000 j¨®venes espa?oles llamados a filas cada a?o dediquen exclusivamente el tiempo de la mili a funciones relacionadas con la actividad militar operativa y acabe su utilizaci¨®n en tareas ajenas a ese cometido. Esta medida, que viene a a?adirse a otras adoptadas en los ¨²ltimos tiempos para mejorar la prestaci¨®n del servicio militar, era obligada, y s¨®lo es de lamentar que se haya demorado tanto.Con todo, lo que importa ahora es que la norma seapruebe y entre en vigor cuanto antes, pues la situaci¨®n que intenta remediar es de las que m¨¢s deterioran el esfuerzo de modernizaci¨®n y profesionaliz aci¨®n en que actualmente est¨¢n empe?adas las Fuerzas Armadas. Situaci¨®n, por otra parte, que viene de lejos, como podr¨ªan atestiguar tantos ciudadanos que pasaron la mil? en tareas burocr¨¢ticas o en servicios relacionados con el hogar o las familias de los jefes y oficiales.
En muchos casos el joven espa?ol ha salido de la mili con algunos conocimientos de cocina, de cuidado de animales dom¨¦sticos, de conducci¨®n de veh¨ªculos o de fontaner¨ªa, pero sin saber muy bien c¨®mo manejar un fusil y mucho menos algunos elementos m¨¢s sofisticados de la defensa. Dando por descontado que todas esas profesiones aprendidas al amparo del servicio militar sean dign¨ªsimas, es claro que su promoci¨®n dista mucho de figurar entre las finalidades a que debe destinarse el dinero que entrega el contribuyente a las Fuerzas Armadas.
Existen abundantes indicios que apuntan a una escasa dedicaci¨®n del tiempo de la mili a la preparaci¨®n militar del recluta. Otros testimonios insisten en que con frecuencia el tiempo transcurre sin hacer nada o se destina a faenas que nada tienen que ver con la defensa. Seg¨²n recientes encuestas, una mayor¨ªa muy amplia del personal en filas considera la mili como la experiencia m¨¢s frustrante de su vida, y piensa que no se corresponde con las necesidades con las que se justifica program¨¢ticamente una dedicaci¨®n de muchos meses.
Situaciones at¨ªpicas como las descritas deben desaparecer del seno de las Fuerzas Armadas. Pero igualmente deber¨¢ desaparecer la sensaci¨®n de inseguridad que los frecuentes accidentes entre los soldados, tanto en la manipulaci¨®n de las armas como en otras acciones, han ido generando en torno al servicio militar. Sean los accidentes pocos o muchos comparados con los que se producen en otros ej¨¦rcitos europeos, la cifra de 100 a 200 j¨®venes muertos y de 3.000 a 4.000 heridos cada a?o durante el servicio militar no puede quedar solamente en resignaci¨®n.
A partir de esta deficiente realidad, hay que considerar muy positivo que la norma anunciada por el Ministerio de Defensa recoja tambi¨¦n las condiciones que deber¨¢n ser tenidas en cuenta en los cuarteles para evitar los accidentes entre los soldados. Habr¨ªa que felicitarse, y m¨¢s que nadie los j¨®venes reclutas y sus familias, si esta predisposici¨®n es indicio de que una nueva actitud m¨¢s responsable en cuanto a este problema se abre paso en el Ej¨¦rcito. Es necesario acabar con la tradicional insensibilidad ante los accidentes durante el servicio militar, casi siempre mal investigados y por los que apenas se exigen las debidas responsabilidades.
A la prestaci¨®n personal de los espa?oles a la defensa nacional debe corresponder la contraprestaci¨®n del respeto a su dignidad personal y a su seguridad por parte del Estado. Los abusos e indignidades por parte de los mandos no son muchas veces peque?os excesos, como se pretende suponer, sino verdaderos atentados a los derechos del individuo. En este orden la utilizaci¨®n de soldados en tareas del exclusivo beneficio de jefes y oficiales, como fue frecuente, deber¨ªa avergonzar en primer lugar a todo buen militar profesional. Y deber¨ªa ser exigible, de otra parte, ante los tribunales, como ocurre en la Administraci¨®n civil, la correspondiente indemnizaci¨®n por los da?os que se causaran como consecuencia de fallos en ese correcto funcionamiento a que est¨¢ obligada la Administraci¨®n militar.
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