La entrevista con Jaruzelski fue borrascosa, revelan sindicalistas italianos

La entrevista que el presidente de Polonia, Wojciech Jaruzelski, mantuvo el pasado mi¨¦rcoles en Roma con los l¨ªderes de las centrales sindicales CISL, CGIL y UIL tuvo momentos borrascosos, seg¨²n revelaron ayer, un¨¢nimemente, los tres secretarios generales de dichas organizaciones, el democristiano Franco Marini, el comunista Antonio Pizzinato y el socialista Giorgio Benvenuto. Durante dos horas de franca y dura discusi¨®n con los sindicalistas, Jaruzelski se mostr¨® muy distinto que ante el Gobierno, el Vaticano y los empresarios.Marini, Pizzinato y Benvenuto afirmaron que es un mito la llamada frialdad del general polaco, que finaliz¨® el mi¨¦rcoles su viaje oficial a Italia: "Ante nosotros", dijeron, "Jaruzelski se ha demostrado un hombre duro, determinado, sorprendente y sobre todo profundamente emotivo".
La reuni¨®n fue m¨¢s dif¨ªcil de lo que pod¨ªa parecer. "La dureza fue rec¨ªproca. Fue un choque de muro contra muro", dijo el secretario comunista Pizzinato, que le record¨® al general polaco que ¨¦l era comunista desde hac¨ªa 40 a?os. "Le hemos, dicho lo que no quiso escuchar en Polonia de labios de Lech Walesa", explic¨® el socialista Benvenuto. Y el democristiano Marini afirm¨®: "Ha quedado claro que es difficil hablar con Jaruzelski de derechos humanos".
Invitaci¨®n rechazada
Los tres secretarios sindicales han rechazado conjuntamente la invitaci¨®n de Jaruzelski para visitar Polonia: "Lo haremos", le han respondido, "s¨®lo cuando se implaute de nuevo en su pa¨ªs el pluralismo sindical y cuando Walesa pueda volver a Roma".El general polaco, que al parecer se acalor¨® con pasi¨®n en muchas ocasiones del debate, al sentirse acosado, defendi¨® que en su pa¨ªs los sindicatos "son libres y aut¨®nomos" y que Solidaridad "no era un sindicato, sino un movimiento pol¨ªtico". Subray¨® asimismo que para ¨¦l no es f¨¢cil el di¨¢logo ni siquiera con los sindicatos oficiales, y con cierta sorna a?adi¨®: "Espero que vuestro presidente del Gobierno tenga menos problemas en sus relaciones con vosotros que yo con mis sindicatos".
Al comunista Pizzinato, Jaruzelski le record¨® que no puede exigir que un sindicato- tenga la misma libertad en un pa¨ªs del bloque comunista que en un pa¨ªs occidental. Y el sindicalista le respondi¨® que de hecho exist¨ªa ya en Polonia un sindicato libre y aut¨®nomo, con cinco millones de afiliados, que ¨¦l sofoc¨® con el estado de sitio.
"Prefiero cortocircuitos en las relaciones con los sindicatos y los trabajadores que un terremoto", les espet¨® el general, como si quisiese poner en guardia a los sindicalistas italianos. "?Por qu¨¦ se hab¨ªa negado en principio a encontrarse con nosotros?", le preguntaron los sindicalistas a Jaruzelski, y ¨¦ste les respondi¨®: "Porque se nos hab¨ªa planteado como un ultim¨¢tum, y nosotros, los polacos, somos gentes especiales que no aceptan de nadie ning¨²n tipo de imposici¨®n".
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