Intelectuales catalanes piden que se legalice en Espa?a la eutanasia voluntaria
Varios intelectuales catalanes se han pronunciado a favor de que se regule legalmente en Espa?a la eutanasia voluntaria o derecho a morir dignamente. Sus argumentos fueron expuestos en un acto organizado en Barcelona el jueves pasado por la Asociaci¨®n Espa?ola por el Derecho a Morir Dignamente. Esta asociaci¨®n, presidida por Miguel Angel Lerma, forma parte de la federaci¨®n mundial que re¨²ne a las asociaciones de los distintos pa¨ªses, cuyo ¨²ltimo congreso internacional se celebr¨® en la ciudad india de Bombay los d¨ªas 21 al 25 del pasado mes de diciembre. La asociaci¨®n espa?ola cuenta con m¨¢s de 200 miembros y ha emprendido una campa?a p¨²blica para explicar los objetivos que persigue.
El acto se celebr¨® en los locales de la librer¨ªa Cinc d'Oros, con la participaci¨®n de Joan Barril, director del semanario El M¨®n, que actu¨® de moderador; Carlos Jim¨¦nez Villarejo, fiscal de la Audiencia Territorial de Barcelona; Carlos Humet, director del hospital del Mar, de Barcelona; el fil¨®sofo Xavier Rubert de Vent¨®s; el escritor Salvador P¨¤niker; Miguel ?ngel Lerma, y Mar¨ªa Teresa Betancurt, que asisti¨® al congreso internacional de Bombay como delegada de la asociaci¨®n espa?ola.Tambi¨¦n estaba anunciada la participaci¨®n del ex presidente de la Audiencia Territorial de Barcelona, Ces¨¢reo Rodr¨ªguez Aguilera, que ha estudiado el tema desde la vertiente jur¨ªdica, pero a ¨²ltima hora no pudo asistir.
Todos ellos se pronunciaron a favor de que se regule la eutanasia voluntaria en Espa?a, tanto la eutanasia pasiva, que consiste en dejar de aplicar medios terap¨¦uticos extraordinarios para prolongar artificialmente la vida, Como la eutanasia activa, en la que, previa decisi¨®n consciente y libre del paciente ante una enfermedad irreversible y mortal, se trata de facilitarle los medios necesarios para morir dignamente y sin sufrimiento.
Para ello es preciso, seg¨²n el fiscal Carlos Jim¨¦nez Villarejo, modificar el C¨®digo Penal de tal forma que quede legitimada la actuaci¨®n de los cooperantes, siempre que se den una serie de garant¨ªas para asegurar la protecci¨®n del paciente.
Seg¨²n el fiscal Jim¨¦nez Villarejo, el derecho a la eutanasia tiene en la opini¨®n p¨²blica una imagen distorsionada, primero, porque el concepto est¨¢ asociado al de producir la muerte, y, adem¨¢s, porque esta palabra fue utilizada para referirse al exterminio masivo llevado a cabo por el r¨¦gimen nazi en Alemania, cuando en su opini¨®n no deber¨ªa haberse calificado de eutanasia sino de asesinato colectivo.
Penas muy duras
"La ¨²nica figura jur¨ªdica que puede servimos de referencia a la hora de abordar el problema de la eutanasia desde el punto de vista jur¨ªdico en Espa?a, es la de la cooperaci¨®n con el suicidio. Como se sabe, el suicidio es considerado l¨ªcito en nuestro ordenamiento, y por eso es impune el suicidio frustrado, pero la cooperaci¨®n con el suicidio s¨ª que se castiga, y con gran severidad", explic¨® el fiscal.
"Nuestro ordenamiento jur¨ªdico", a?adi¨®, "no deja en estos momentos ning¨²n resquicio para la eutanasia. Y nos encontramos con la paradoja de que un Estado que puede disponer de las vidas de las ciudadanos envi¨¢ndoles a la guerra si lo considera preciso, se arroga al mismo tiempo el poder de defender la vida del ciudadano incluso contra su propia voluntad. El C¨®digo Penal castiga la cooperaci¨®n con el suicidio con penas de reclusi¨®n mayor, es decir, penas de entre 12 y 20 a?os de prisi¨®n. Se equipara de este modo este delito al de homicidio, sin hacer ninguna distinci¨®n entre la muerte causada a otra personas contra su voluntad y la causada a petici¨®n suya y con su consentimiento".
Varias cautelas
"El C¨®digo Penal no deja ninguna posibilidad de matizaci¨®n", a?adi¨® Jim¨¦nez Villarejo. "En todo caso, los tribunales podr¨ªan apreciar causas de exculpaci¨®n o de atenuaci¨®n, pero esto depende en casa caso de cada tribunal y no resuelve el problema de la regulaci¨®n jur¨ªdica del derecho a una muerte digna".
Jim¨¦nez Villarejo considera necesaria la regulaci¨®n legal de la eutanasia voluntaria, con una serie de cautelas para garantizar la protecci¨®n del paciente.
"En primer lugar se trata de garantizar el libre consentimiento de la persona que solicite la muerte, para evitar una situaci¨®n de inseguridad jur¨ªdica. Se ha de garantizar tambi¨¦n la fiabilidad de los diagn¨®sticos que certifiquen el car¨¢cter terminal de la enfermedad y, adem¨¢s, que el m¨®vil ¨²nico de las personas cooperantes sea el de la piedad, garantizando que no existen otros motivos, como por ejemplo el inter¨¦s econ¨®mico".
La libre voluntad ante una situaci¨®n terminal
Carlos Humet, m¨¦dico y director del Hospital del Mar, afirm¨® que si la autanasia no est¨¢ asumida por la sociedad es porque la sociedad tienen miedo a la muerte. "En los hospitales somos testigos con excesiva frecuencia de las formas de muerte m¨¢s deshumanizadas que puedan imaginarse". El problema, en su opini¨®n, est¨¢ en determinar cu¨¢ndo, c¨®mo y porqu¨¦ puede recurrirse a la eutanasia, porque de lo contrario, no habr¨ªa ninguna diferencia entre ¨¦sta y el simple suicidio.Todos los ponentes coincidieron en que la diferencia fundamental est¨¢ en que en el suicidio puede darse una apreciaci¨®n err¨®nea de las circunstancias vitales que lo provocan por parte del suicida, como ocurre por ejemplo en el caso del adolescente que se quita la vida ante un fracaso escolar. En la eutanasia, en cambio, debe mediar una circunstancia especial: encontrarse en la fase terminal de una enfermedad ante la que no existe ninguna posibilidad de curaci¨®n ni de prolongar la vida en condiciones dignas (el alcance del concepto de dignidad depender¨ªa en este caso, seg¨²n todos los ponentes, del c¨®digo de valores del propio paciente).
Miguel ?ngel Lerma destac¨® que lo que define a la eutanasia es, esencialmente, la libre voluntad del sujeto, por eso consider¨® impropio utilizar este t¨¦rmino en el caso de los ni?os que nacen con graves malformaciones. ".Para garantizar este requisito", dijo, "es fundamental que el enfermo disponga previamente de informaci¨®n absolutamente, ver¨ªdica sobre su situaci¨®n y sobre las posibles alternativas".
El doctor Humet puso especial ¨¦nfasis en que no pueden ser los m¨¦dicos quienes determinen en qu¨¦ casos puede recurrirse a la eutanasia. "Este no es un problema de los m¨¦dicos, sino de la sociedad en su conjunto". En la misma idea abund¨® Rubert de Vent¨®s: "Cuando nos encontramos en una situaci¨®n conflictiva, tenemos la tendencia a buscar una instituci¨®n, una figura que asuma la responsabilidad de la decisi¨®n, pero nos encontramos en una sociedad en conflicto de intereses y por eso, en el caso de la eutanasia, hay adem¨¢s un problema de hermen¨¦utica, porque una vez que la persona que solicita morir, ha expresado su voluntad, hemos de decidir quien tiene derecho a interpretarla". Todos los ponentes estuvieron de acuerdo en que en el ejercicio del derecho a una muerte digna deben participar otras personas, adem¨¢s del m¨¦dico.
Para Salvador P¨¢niker, que prefiere referirse a la eutanasia como el "derecho a vivir dignamente las postrimer¨ªas de la vida", el testamento biol¨®gico puede ser un instrumento muy ¨²til en la regulaci¨®n legal de la eutanasia, porque permite, que una persona, en circunstancias de normalidad, deje constancia de c¨®mo querr¨ªa ser tratado en caso de padecer una enfermedad irreversible. Este documento permitir¨ªa obviar el problema de aquellos que querr¨ªan acogen ese a la eutanasia, pero la enfermedad les merma las facultades mentales en el momento decisivo.
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