Giacometti como tobog¨¢n
Peligrosamente juntos
Director: Ivan Reitman.
Int¨¦rpretes: Robert Redford, Debra Winger, Daryl Hannah, Brian Dennehy, Terence Stamp. Gui¨®n: Jim Cash y Jack Epps, hijo. Fotograf¨ªa:
Laszlo Kovacs. M¨²sica: Elffier Bernstein. Canciones: Rod Stewart, Tlie Rascals, Stepperiwolf y Daryl
Hannah. Estadounidense, 1986.
Estreno en cines Palafox, Arlequ¨ªn, Pe?alver, El Espa?oleto y La Vaguada.
Lo que m¨¢s sorprende en Peligrosamente juntos es que se trate de una comedia y no de una pel¨ªcula negra. La estructura argumental corresponde a la de una novela de Hammett, con su espiral laber¨ªntica salpicada de cad¨¢veres que siempre aparecen junto a una mujer rubia, atractiva, a la que se considera indefensa a pesar de contribuir de manera generosa a la baja del ¨ªndice demogr¨¢fico estadounidense. Incluso hay un McGuffin, un halc¨®n malt¨¦s que -los tiempos lo exigen- es una obra de un pintor vanguardista en vez de un mistiprioso fetiche egipcio. Robert Redford es el Sam Spade de la funci¨®n, con el m¨¢tiz, ciertamente significativo, por lo que de integraci¨®n en el mundo supone de ser un abogado en vez de un detective privado. Ella, la Laureen Bacall elegida por Reitman, no es una secretaria o la chica picarona, rica y aventurera, sino una abogada voluntariosa que gracias a su titulaci¨®n adquiere dentro de la pel¨ªcula una categor¨ªa que no es ¨²nicamente, convertirse en la futura esposa del protagonista.
Peligrosamente juntos es, pues, un ejercicio de puesta en escena y de interpretaci¨®n, un ejercicio cuyo objetivo es cambiar el tono de la historia y reconducirla desde la, sordidez de la cr¨®nica, criminal hacia el terreno m¨¢s apacible de una suave comedia de enredo, incluidas las t¨®picas situaciones de equ¨ªvoco vodevilesco. Y la verdad es que Ivan Reitman sale bien librado de la operaci¨®n, revel¨¢ndose como un cineasta mucho m¨¢s capacitado de lo que auguraba la detestable Cazafantasmas, una aproximaci¨®n a la comedia que pon¨ªa en duda el sentido del humor del director.
Adem¨¢s, Robert Refford, con unos hogare?os y divertidos n¨²meros de claqu¨¦ incluidos, aparece como un actor mucho - menos envarado que habitualmente, liberado de ese peso de encarnar al eterno gal¨¢n rom¨¢ntico, para transformarse en alguien m¨¢s cre¨ªble y prosaico. Debra Winger, de quien ya conoc¨ªamos sus ma?as para humedecernos los ojos gracias a su revelaci¨®n en la menos que mediocre La fuerza del cari?o, es una pareja id¨®nea que compensa su falta de glamour con verosimilitud y vis c¨®mica. Daryl Hannah es quiz¨¢ el personaje m¨¢s nuevo, cinematogr¨¢ficamente hablando, porque encarna a alguien con las caracter¨ªsticas de la estricta contemporaneidad a trav¨¦s de unas divertidas instalaciones de naturaleza autobiogr¨¢fica.
. Aunque al final la pel¨ªcula se deje embarcar en excesos criminales y casualidades que para nada le convienen, y a pesar de que los efectos especiales sean m¨¢s aparatosos de lo necesario, Peligrosamente juntos es un agradable producto est¨¢ndar.
Basta con ver a Redford y Winger convirti¨¦ndose en c¨®mplices gracias al insomnio y la televisi¨®n, o a los protagonistas escapando del fuego merced a las virtudes de las esculturas de Giacometti en tanto que objetos filiformes susceptibles de servir como escalera de incendios, o a Terence Stamp, dedicando sus mejores moh¨ªnes de experto en arte actual cuando el insensible Redford apoya sus manos sobre un fr¨¢gil m¨®vil, para saber que todos los que han intervenido en la fabricaci¨®n de Peligrosamente juntos est¨¢n empe?ados en descubrir el secreto del cine de la ¨¦poca cl¨¢sica, ese toque m¨¢gico que daba a cualquier tonter¨ªa el tono adecuado para parecer -y ser- menos tonter¨ªa.-
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