Una obra de Le¨®n
Febres Cordero gobierna con imprudencia, agresividad y autoritarismo
En cada rinc¨®n de Ecuador en el que se repara una acera, se levanta una farola o se repuebla un parque, el Gobierno coloca inmediata mente un enorme cartel en el que se recuerda a los ciudadanos que eso es otra obra de Le¨®n. Incluso los nuevos camiones de recogida de basura van adornados con esa frase, eslogan de los dos a?os y me dio de gesti¨®n del presidente socialcristiano Le¨®n Febres Cordero el dirigente m¨¢s contestado en el pa¨ªs desde que Ecuador recuper¨® la democracia, en 1979. Otra obra de Le¨®n resume un Gobierno ultrapersonalista, marcado por la imagen de un hombre, m¨¢s que impetuoso, imprudente; m¨¢s que decidido, agresivo, y autoritario m¨¢s que firme.
Popularmente, Otra obra de Le¨®n es el grave desgaste del sistema democr¨¢tico en el pa¨ªs, privado de elementos esenciales como un Parlamento que ejerza labores Iegislativas y un poder judicial independiente, el desprestigio de las fuerzas armadas y la divisi¨®n :que asoma en su seno, y, finalmente, los levantamientos que se han producido durante el ¨²ltimo a?o en la Fuerza A¨¦rea, que han dado al pa¨ªs la imagen inmerecida de la m¨¢s bananera de las rep¨²blicas de Am¨¦rica Latina.El hecho de que la oposici¨®n tenga mayor¨ªa en el Parlamento ha convertido la relaci¨®n entre ¨¦ste y el Gobierno en un enfrentamiento permanente. El presidente no es que gobierne sin el Congreso, es que parece gobernar contra ¨¦l. Esta situaci¨®n ha desvirtuado las reglas democr¨¢ticas, hasta tal punto que el presidente de Democracia Popular, formaci¨®n democristiana, Wilfredo Lucero, llega a afirmar: "No se puede decir que vivimos en democracia".
Botes de humo
Los diputados han sido en varias ocasiones agredidos dentro del mismo Congreso por elementos del p¨²blico pertenecientes a grupos incontrolados partidarios del presidente. En septiembre pasado, mientras los diputados discut¨ªan sobre un enjuiciamiento p¨²blico al entonces ministro de Finanzas, la polic¨ªa entr¨® en la sala de plenos y disolvi¨® la reuni¨®n parlamentaria disparando botes de humo.
Hace poco m¨¢s de un mes, una comisi¨®n investigadora parlamentar¨ªa que acud¨ªa al palacio del Gobierno en demanda de datos fue agredida dentro mismo del edificio por sujetos desconocidos, pero que los diputados identificaron como personas del entorno presidencial.
El hecho de mayor repercusi¨®n ocurri¨® hace un a?o, cuando la polic¨ªa rode¨® el Palacio de Justicia para impedir la entrada de los jueces del Tribunal Supremo que el Parlamento hab¨ªa elegido y no eran del gusto de Febres Cordero. Durante varios d¨ªas el pa¨ªs tuvo dos tribunales supremos.
Son numerosos los casos en los que el presidente hace entrar en vigor leyes que hab¨ªan sido rechazadas por el Parlamento -la m¨¢s sonada de ellas ha sido la ley de Alzas Salariales- y son constantes las negativas del presidente a acatar mociones aprobadas por el Congreso.
En opini¨®n de Wilfredo Lucero, el ¨²nico parlamentario que conserva su esca?o desde 1979, Febres Cordero "es un tramposo de la democracia, que vive pensando en picard¨ªas para enga?ar al Congreso".
. Apoy¨¢ndose en una normativa que exige que la C¨¢mara trate los asuntos econ¨®micos urgentes en 15 d¨ªas, el Gobierno envi¨® en una ocasi¨®n 15 proyectos de ley juntos para ser discutidos en ese plazo, algunos de ellos con m¨¢s de 200 art¨ªculos. Todos fueron convertidos en ley por el presidente, pese a que, obviamente, el Parlamento apenas tuvo tiempo de verlos. "Por esta v¨ªa", seg¨²n Lucero, "ha puesto en vigor cerca de 30 leyes".
Ell Gobierno justifica su comportamiento por la necesidad de superar el permar.ente boicoteo del poder ejecutivo por parte del legislativo y acusa a ¨¦ste de actuar simplemente por m¨®viles partidistas, sin atenci¨®n a los intereses nacionales.
Violencia verbal
El presidente act¨²a, en todo caso, como si los miembros del Parlamento s¨®lo se representasen a s¨ª mismos. Con frecuencia los insulta y descalifica personal y pol¨ªticamente. Todo esto hacreado en el pa¨ªs un clima de permanente agresi¨®n y violencia verbal en el que, seg¨²n coinciden distintos analistas, los argumentos se imponen por la fuerza y no por el di¨¢logo y la ley, y un clima que es caldo de cultivo para hechos como los ocurridos el pasado d¨ªa 16 en la base a¨¦rea de Taura.
~ El dirigente de Izquierda Democr¨¢tica Rodrigo Borja, candi.dato a la presidencia en las pasadas elecciones y posible nuevo aspirante en los comicios de enero del pr¨®ximo a?o, opina que Le¨®n Febres Cordero "hacose-
'f chado los rutos de su violencia y de su desacato contra los s¨ªmbolos e instituciones del sistema deniocr¨¢tico".
Seg¨²n Borja, "lo que ha ocurrido en la base a¨¦rea de Taura es que la.violencia, con el efecto multiplicador que tiene, ha terminado por envolver a su propio gestor". "Quien siembra vientos recoge tempestades", afirma.Durante estos d¨ªas la Prensa y los partidos pol¨ªticos se han encargado de recordar al presidente las contradicciones en las que ha ca¨ªdo durante su mandato y que, seg¨²n ellos, han provocado,el deterioro actual. Fundamentalmente, su negativa a aceptar la solicitud de amnist¨ªa para el general Frank Vargas, que el Congreso hab¨ªa hecho en beneficio de la paz del pa¨ªs. Con su actitud, "lo que no consigui¨® el Parlamento lo consigui¨® posteriormente un pu?ado de paracaidistas", opina Gonzalo Ortiz, editor de uno de los principales diarios de la capital.
Doble rasero
Incluso m¨¢s grave puede ser el doble rasero con el que el presidente midi¨® su propio secuestro y el que hace pocos meses sufri¨® el banquero de Guayaquil Nahim Isa¨ªas. En, este ¨²ltimo caso Febres Cordero declar¨® que nunca negociar¨ªa con los secuestradores -entonces el -Grupo Alfaro Vive-, aunque fuese su propia hija la afectada. El presidente Febres puso el caso en manos de la polic¨ªa y el suceso concluy¨® con la muerte de secuestrado y secuestradores en una operaci¨®n de rescate militar. La oposici¨®n y organizaciones independientes denuncian, por otro lado, la existencia de un grave retroceso en cuanto al cumplimiento de los derechos humanos en el pa¨ªs.Dos peri¨®dicos contrarios al Gobierno se quejan de que son v¨ªctimas de control, boicoteo y cierta forma de censura por parte de las autoridades. Por si puede ser ilustrativo, hay que decir que este enviado especial no consigui¨® enviar la entrevista con el general Frank Vargas, publicada el pasado domingo por EL PAIS, por ninguna de las dos principales oficinas de t¨¦lex p¨²blico existentes en Quito. En una de ellas, despu¨¦s de preguntar si el -texto hab¨ªa sido sometido a censura, adujeron motivos t¨¦cnicos para no transmitirla; en la segunda, el funcionario de turno pretendi¨® llevar la cr¨®nica a que la leyese el presidente de la Rep¨²blica.
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