Estreno en Mosc¨² de la pel¨ªcula m¨¢s cr¨ªtica contra el estalinismo producida en la URSS
Remolinos de nieve barr¨ªan Mosc¨² mientras una docena de agentes policiales con walkie talkies y meg¨¢fono vigilaban el cine Tbilisi, donde el lunes 26, por la noche, se estrenaba la pel¨ªcula Po kaiane, del director georgiano Tengiz Abuladze. Es ¨¦ste un suceso cultural y pol¨ªtico de primera magnitud que marca un hito art¨ªstico en la denuncia del estaliInismo en la URSS.
Pokaiane (traducible como La confesi¨®n y tambi¨¦n como La penitencia) es la cinta m¨¢s. cr¨ªtica producida por la Uni¨®n Sovi¨¦ti ca sobre Josif Stalin y es comparable en literatura a Un d¨ªa en la vida de Iv¨¢n Denisovich, de Aleksandr Solyenitsin, publicada en 1962. Pokaiane es, adem¨¢s, una gran pel¨ªcula, en opini¨®n generalizada de los entendidos cinematogr¨¢ficos que han tenido oca si¨®n de verla hasta ahora.
Abuladze, un veterano director de 62 a?os, se considera un admirador de Luis Bu?uel y cree que su influencia on¨ªrica y superrealista puede estar presente en Pokaiane. La cinta fue realizada por encargo de la Televisi¨®n georgiana y concluida en 1984, pero ha tenido que esperar hasta ahora para su estreno.
"Hace'tiempo que est¨¢bamos esperando una pel¨ªcula as¨ª", de c¨ªa a la salida del estreno uno de los espectadores. La cinta de Abuladze circular¨¢ por todo lo alto., Se han producido mil copias de ella y a lo largo de esta semana se proyectar¨¢ en seis sa las de estreno de la capital a un ritmo de varias sesiones diarias De esta forma, la masiva demanda de billetes que comenz¨® cuando el filme circulaba en ¨¢mbitos restringidos -clubes, instituciones y locales sindicales- quedar¨¢ seguramente satisfecha.
Cad¨¢ver desenterrado
Pokaiane concluye la trilog¨ªa comenzada por Abuladze con La s¨²plica (1968) y El ¨¢rbol de los deseos ( 1977) y cuenta la historia de Verlam Arav¨ªdze (el actor Aviandil Majaradze), el fallecido alcalde de una localidad georgiana, cuyo cad¨¢ver aparece desenterrado una y otra vez, para desespero de los parientes del muerto. La profanadora de la tumba es Ketovan Barateli, una mujer de edad madura, quien se las arregla para llevar el cad¨¢ver de Vertam hasta el jard¨ªn de la villa familiar. El nieto de Verlam, un adolescente, descubre y detiene finalmente a Ketovan Barateli. Se inicia un grotesco juicio contra ella. El fiscal juega con un cubo de Rubik, mientras Ketovan se explica ante los parientes y amigos del muerto.
Unflash back lleva al espectador a la infancia de Ketovan, a la casa de su padre, el artista Sandro Barateli, una v¨ªctima de la represi¨®n de Verlam. La figura del dictador, su ansia maniaca de poder, se ve dibujada en un personaje que recuerda a Stalin, a Beria -el jefe de la polic¨ªa estalinista- y al mismo Hitler. El personaje oscila entre lo rid¨ªculo y lo tr¨¢gico. Verlam pronuncia un incomprensible discurso en el balc¨®n del Ayuntamiento, en cuya fachada lateral pende una horca vigilada por un cuervo. Verlam visita a sus v¨ªctimas antes de enviarlas al campo de concentraci¨®n, de donde no regresar¨¢n. Va vestido con un gigantesco capote georgiano y acompa?ado de dos matones analfabetos con quienes entona arias italianas. Im¨¢genes superrealistas se mezclan en el relato. En un fabuloso jard¨ªn, ante un piano blanco, se desarrolla en clave de farsa una parodia de la gran purga de 1938, en la cual Stalin se deshizo de sus m¨¢ximos oponentes pol¨ªticos.Barateli muere a los acordes del Himno de la alegria, de Beethoven, que pone el contrapunto musical a una escena de tortura donde el artista se descoyunta pendido de una cuerda. Una impresionante secuencia muestra a un grupo de mujeres que deambulan en un terreno pantanoso tratando de encontrar los nombres de sus maridos y familiares en los troncos del ¨¢rbol que acaba de llegar del Norte, donde est¨¢n los campos de prisioneros.
El relato de Ketovan tiene un efecto diferente sobre el hijo y el nieto del dictador. El hijo, Abel, quiere que la declaren demente para que cese el juicio. El nieto est¨¢ anonadado por la revelaci¨®n de unos hechos que ignoraba. La analog¨ªa con la realidad sovi¨¦tica es clara. Ketovan simboliza el intento frustrado de denunciar a Stalin en la ¨¦poca de Jruschov, un intento que en muchos casos llev¨® despu¨¦s a la prisi¨®n o al hospital psiqui¨¢trico a quienes se lo tomaron demasiado en serio.
El nieto del dictador no puede soportar la verdad sobre el abuelo ni el oportunismo materialista del padre. Acaba suicid¨¢ndose con el fusil de Varlam, no sin antes pedir perd¨®n a Ketovan y reprochar a su padre el empe?o enmantener su posici¨®n a costa de la verdad. Abel cumple entonces con su penitencia y ¨¦l mismo desentierra el cad¨¢ver de su padre y lo arroja a un barranco.
En la pel¨ªcula hay una clara l¨ªnea religiosa plagada de s¨ªmbolos cristianos. Sin confesi¨®n y penitencia aut¨¦ntica no hay renovaci¨®n moral, seg¨²n el mensaje transmitido. El cad¨¢ver de Varlam no merece el descanso. El paralelo en la realidad es tambi¨¦n claro: para afrontar el futuro hay que reconciliarse Con el pasado, un pasado que la sociedad sovi¨¦tica s¨®lo aborda parcialmente y con miedo. Los restos de Stalin fueron sacados del mausoleo del Kremlin, donde reposaban en compa?¨ªa de Lenin en 1962 por una decisi¨®n del XXII Congreso del PCUS. Desde entonces, Stalin yace en el suelo en una fosa junto a la pared del Krenilin.
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