Sobre la unidad de acci¨®n sindical
Salvo la primera etapa de la transici¨®n, las relaciones entre CC OO y UGT est¨¢n marcadas por frecuentes enfrentamientos y falta de unidad en la acci¨®n. El autor se?ala que las ocasiones en que no ha sido as¨ª son la excepci¨®n a esa t¨®nica general y que no es exacta esa extendida opini¨®n que hace coincidir, el deterioro de dichas relaciones con la llegada del PSOE al Gobierno.
Para ayudar a comprender mejor el problema de las relaciones entre CC OO y UGT hay que recordar que, entre 1976 y los primeros meses de 1979, las diferencias entre los dos sindicatos estaban m¨¢s diluidas y menudeaba la unidad en la acci¨®n.Tambi¨¦n hay que retener que en la izquierda pol¨ªtica, el PSOE triplic¨® el n¨²mero de votos del PCE en las elecciones de junio de 1977 y marzo de 1979. Sin embargo, en las elecciones sindicales de 1978, CC OO aventaj¨® a CGT en 13 puntos, sin contar decenas de miles de delegados de peque?as empresas que no pudieron clasificarse por faltar la sigla en la candidatura, pese a estar afiliados. La mayor¨ªa de estos delegados eran de CC OO.
Es decir, la pr¨¢ctica sindical y la unidad de acci¨®n la hegemonizaba CC OO. Tanto es as¨ª que cuando en la primavera de 1979 se dio el primer gran pacto entre UGT y CEOE, Ferrer Salat, entonces presidente de CEOE, lleg¨® a justificarlo diciendo: "Hay que salvar a UGT".
Era l¨®gico que a los socialistas les inquietara el desfase entre un PSOE fuerte y una UGT sensiblemente d¨¦bil y desdibujada.En aquella primavera de 1979 desde UGT se acu?¨® una frase ilustrativa para entender lo que iba a marcar su pol¨ªtica en el futuro. La llamaron "estrategia de la diferenciaci¨®n", que conectaba con el giro a la derecha del 28? Congreso del PSOE -el del f¨¦lipazo-, con la apuesta por el bipartidismo, con el deseo de institucionalizar el pacto social "a lo socialdem¨®crata" -de ah¨ª el AMI- y para alcanzar la hegemon¨ªa sindical a trav¨¦s de UGT, que pasaba por desmarcarse al m¨¢ximo de CC OO.
Lo dicho sirve para aclarar que las malas relaciones no tienen su origen en que el PSOE gobierne. Si acaso, su pol¨ªtica y el distinto tratamiento que UGT y CC OO le damos ha agudizado algo anteriores divisiones. Pero la ra¨ªz est¨¢ en los claros cambios en su estrategia, que UGT aplica desde 1979.
- El rotundo triunfo del PSOE en 1982 y la d¨¦b?cle comunista reforzaron en la familia socialista la convicci¨®n de haber elegido el mejor de los caminos. Que en las elecciones sindicales de aquel a?o UGT se colocara ligeramente por encima de CC OO anim¨® la estrategia de la diferenciaci¨®n.
Pero apareci¨® la acci¨®n de Gobierno y su pol¨ªtica de ajuste. Tras esta experiencia, cruzada por miles de luchas de los trabajadores, llegaron las elecciones sindicales de 1986, cuyos resultados son conocidos.
Que la insolvencia de la oposici¨®n, a izquierda y derecha del PSOE, permitan a ¨¦ste seguir apareciendo como claro dominador de la escena pol¨ªtica, no puede ocultar algo patente y probablemente irreversible: la estrategia bipartidista se deshilacha a la par que se bloquea el objetivo de conseguir la hegemon¨ªa de UGT en el campo sindical. ?sta es una de las grandes lecciones de las recientes elecciones sindicales.
De ah¨ª que uno de los primeros obst¨¢culos objetivos para la unidad de acci¨®n se resquebraje.
A su vez, ese tipo de pactos que busca la complicidad de los sindicatos en la aplicaci¨®n de la pol¨ªtica neoliberal tambi¨¦n se resquebraja. Basta para comprobarlo contemplar las enormes dificultades que para conseguirlo se producen en estos d¨ªas, aunque, por diversas razones, resulta tan importante para el Gobierno y CEOE, que no es descartable que busquen una salida.Entre las razones del Gobierno y CEOE est¨¢ que la ausencia de dicho pacto refuerza mucho m¨¢s la posibilidad de unidad de acci¨®n entre CC OO y UGT, particularmente en la negociaci¨®n de los convenios colectivos. Lo que, a su vez, puede facilitar una presi¨®n social mayor, con mayor movilizaci¨®n de los trabajadores.
A UGT le interesa el pacto social porque forma parte de su modelo de relaciones industriales. Pero como sus contenidos son cada vez m¨¢s a la baja, lo tiene dif¨ªcil.
Es bueno que tengamos claro que aquien m¨¢s asusta la unidad de acci¨®n es precisamente -a la patronal y al sector que hoy domina los destinos del PSOE y marca la acci¨®n de su Gobierno.
A las fuerzas de la actual oposici¨®n parlamentaria, la unidad de acci¨®n entre CC OO y UGT tampoco les conviene. En el Parlamento, y no s¨®lo en el Parlamento, se ha formado una especie de frente antisocialista que abarca desde la derecha hasta lo que est¨¢ a la izquierda del PSOE. Que las dos fuerzas sociales fundamentales de los trabajadores nos pusi¨¦ramos de acuerdo le viene mal a esa oposici¨®n y a su t¨¢ctica pol¨ªtica.
M¨¢rgenes posibles
Que un m¨ªnimo rigor anal¨ªtico sit¨²e en sus dificultades reales la unidad de acci¨®n no puede servir de justificaci¨®n para negar que existen posibilidades y una real necesidad de conseguirla.No es s¨®lo que frente a la pretensi¨®n de hegemon¨ªa para UGT se haya impuesto la realidad del llamado bisindicalismo. No es s¨®lo que la consolidaci¨®n de CC OO como primera fuerza en las grandes empresas y su espectacular avance en el sector p¨²blico pueda inclinar a UGT a una acci¨®n sindical m¨¢s incisiva. Es que, adem¨¢s de esto, el que se est¨¦ debilitando el apoyo social a la familia socialista, constatable desde muchos ¨¢ngulos, puede reforzar las posiciones cr¨ªticas a la acci¨®n de Gobierno y la pol¨ªtica de la direcci¨®n del PSOE, dentro de sus propias filas y, l¨®gicamente, tambi¨¦n desde UGT.
Solemos decir que los cr¨ªticos del PSOE y UGT se quedan casi siempre en declaraciones verbales. Y es verdad. Pero tambi¨¦n ser¨ªa un error creer que las contradicciones en que se mueve este sector se van a resolver denunci¨¢ndoles porque no pasan a una confrontaci¨®n abierta y no entran de hecho en una din¨¢mica de ruptura. Por eso, para que avance la unidad de acci¨®n, CC OO tendr¨¦mos que combinar nuestro rechazo activo a la pol¨ªtica del Gobierno, con una fuerte lucha directa frente a quienes est¨¢n siendo sus grandes beneficiarios, esto es, el capital privado, la gran patronal.
Recientemente, CEOE ha hecho p¨²blico su documento de directrices para la negociaci¨®n de los convenios colectivos de 1987.
En dicho documento se plantea no permitir ajustes de salarios por encima del 5%; eliminar las cl¨¢usulasde revisi¨®n salarial; congelar los complementos salariales; modificar la estructura de los propios salarios para que sea mucho menor la parte fija; sustituir las categor¨ªas profesionales por grupos profesionales para, entre otras cosas, facilitar m¨¢s la movilidad geogr¨¢fica y funcional de la mano de obra; distribuir de forma m¨¢s flexible el tiempo de trabajo, sin reducir un minuto la jornada; eliminar los complementos de ILT y de cualquier tipo, relacionados con la Seguridad Social, etc¨¦tera.
Tama?a provocaci¨®n persigue varios fines. Uno es presionar al Gobierno y asustar a los sindicatos, sobre todo a UGT. Otro es intentar dar una lecci¨®n para que si no sale su pacto social el saldo final de la negociaci¨®n colectiva sea, en conjunto, negativo, aunque saben que all¨ª donde la organizaci¨®n de los trabajadores existe no es posible imponer lo que pretenden. In¨²til decir qu¨¦ otro de los fines es aumentar los beneficios de la gran empresa, pues a la CEOE las peque?as le importan poco.
CEOE ha echado un ¨®rdago. Es preciso frenar semejante irresponsabilidad. Pero, para conseguirlo, ?nos podemos permitir el lujo los sindicatos de ir cada uno por su lado? Para que avance la unidad de acci¨®n, CC OO tendremos que colocar el punto de, mira en la patronal y sus pretensiones, a la par que UGT deber¨¢ aceptar que tambi¨¦n nos opongamos activamente a la pol¨ªtica del Gobierno, responsable de ese envalentonamiento de la patronal.
Por mucha raz¨®n que cada uno tengamos para la rec¨ªproca censura, lo cierto es que los trabajadores llevamos varios a?os retrocediendo. Y lo que nos aguarda, flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo y segunda reconversi¨®n industrial incluidos, es tan duro como lo ha sido hasta ahora. Por eso hay que plantearse en serio aprovechar los nuevos m¨¢rgenes que se abren para la unidad de acci¨®n, aunque sean modestos, y enfocarla para que se potencie todo el sindicalismo de clase y, sobre todo, para que la capitalicen los trabajadores. Juli¨¢n Ariza Rico es secretario de Relaciones Unita?as, Pol¨ªticas e Institucionales de la CS de CC OO.
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