El Real Madrid cay¨® ante el Cajabilbao por tercera vez
El Real Madrid padeci¨® en el hangar de la casilla ese extra?o s¨ªndrome que le aqueja frente al Cajabilbao. El tercer enfrentamiento consecutivo con los bilba¨ªnos tambi¨¦n se sald¨® con una derrota madrile?a. Inexplicable, si se acepta que el Cajabilbao es un equipo de jugadores esforzados, sin duda disciplinados y definitivamente tenaces, pero siempre una escuadra de segundo orden. Sin embargo, una vez m¨¢s, el Real Madrid se meci¨® m¨¢s que jug¨®.
Adormilado, con un juego mortecino en ataque y una abullla reboteadora que permiti¨® el dominio de Kopicki y Lockhart bajo los cestos, el Real Madrid pag¨® adem¨¢s el elevado impuesto que le supone depender de Romay. El p¨ªvot de Sainz, preso de su aparatosa psicomotricidad y de su incapacidad para evitar contactos innecesarios, cometi¨® su quinta personal al poco de comenzar la segunda parte. El Cajabilbao, que por momentos parec¨ªa vivir el famoso miedo esc¨¦nico descrito por Valdano, recuper¨® el aliento y volvi¨® a medirse sin miramientos al quinteto madrile?o, y lleg¨® a sumar siete puntos de ventaja en los inicios de la segunda mitad. Las cifras siempre permanecieron parejas. El Cajabilbao no tuvo que aguantar el diluvio de castigo que algunos supon¨ªan. Adem¨¢s, los dos americanos lucieron lo mejor de su repertorio. Kopicki, quiz¨¢s atento a los elogios que siempre le prodiga Lolo Sainz, condujo a los bilba¨ªnos en la primera parte. Kopicki, que es un p¨ªvot pesado, de culo bajo y escaso salto, aprovecha como pocos sus kilos para delimitar su territorio y saca enormes beneficios de su sentido del juego y de su condici¨®n de excelente pasador. El p1vot bilba¨ªno atrap¨® rebotes, sirvi¨® cinco extraordinarias asistencias en la primera mitad y dej¨® que Lockhart tirar¨¢ con comodidad desde cuatro metros.
M¨¢s que tirar, Lockhart dispar¨® al blanco. Sum¨® 35 puntos, convirti¨® siete de sus ocho ¨²ltimos lanzamientos, y, sin Romay, apabull¨® a Cargol, que no termin¨® de coger la onda al partido. El Real Madrid, que perdi¨® innumerables balones, se vio obligado a fiar su suerte a las acciones individuales de Spriggs y a la constancia de Branson.
Spriggs no dise?¨® ni una de esas acciones que pueden convertir a Sainz en hipertenso cr¨®nico. Jug¨® con calma y buena cabeza, y pudo, decidir el partido a favor de su equipo. Su facilidad de movimientos bajo la canasta desarm¨® casi siempre a la defensa bilba¨ªna. Pero Spriggs, que es una autoridad para forzar personales, no pas¨® en toda la segunda parte por la l¨ªnea de tiros libres. Se sostuvieron, por tanto, los bilba¨ªnos sin personales. S¨®lo los aleros incurr¨ªan en falta. Pero las alas bilba¨ªnas son intercambiables y casi nunca se destapan en tareas anotadoras.
El Real Madrid, por el contrario, lleg¨® a los cinco ¨²ltimos minutos con Branson y Biriukov cargados con cuatro faltas y con Corbal¨¢n un tanto cansado, una ventaja que no se puede otorgar a nadie de la extirpe de los Llorente, gente que ha nacido para correr. To?o Llorente, que reparti¨® errores de bulto con algunas acciones de genio, se agigant¨® en los postres del partido, cuando su veterano rival acus¨® el paso de los a?os. Llorente, ante el estupor de Sainz, que permanec¨ªa incr¨¦dulo y cabizbajo, se estir¨® en un par de entradas e impidi¨® que el Real Madrid sacara provecho de su oficio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.