Viaje frustrado al Sur profundo
Walter Hill, pese a estar apoyado siempre en peque?os presupuestos, a que lanza sus pel¨ªculas sin apenas despliegues de publicidad, a que no tiene las espaldas cubiertas por los tent¨¢culos de las grandes redes de distribuci¨®n, a que est¨¢ encasillado en el mortal medio camino de la tierra de nadie que hay, entre las producciones independientes y los rellenos estereotipados de los grandes estudios, es con s¨®lo 45 a?os, media docena de guiones firmados y otros tantos trabajos de direcci¨®n una de las individualidades m¨¢s poderosas del actual cine norteamericano.Sin ser, ni de lejos, su mejor pel¨ªcula, sino m¨¢s bien la peor, Cruce de caminos vuelve a poner de manifiesto que Hill es de los pocos cineasitas estadounidenses que, sin salirse de los cercos tradicionales del cine de su pa¨ªs y pese a moverse en los bordes de los viejos y exprimidos modelos gen¨¦ricos, tiene algo. y algo suyo, fuerte, sobrio y distinto que decir, en medio del impersonal, confuso, gestual y adocenado griter¨ªo en que hoy se mueve el magma hollywoodiense, que -para entendernos- acaba de poner en la picota de la aspiraci¨®n al supremo Oscar a lujosas vaciedades como La misi¨®n y a desequilibrados filmes de calidad como Una habitaci¨®n con vistas.
Cruce de caminos
Director: Walter Hill. Gui¨®n: John Fusco. Fotograf¨ªa: John Balley. M¨²sica: Ray Cooper. Estados Unidos, 1986. Int¨¦rpretes: Ralph Macehio, Joe Seneca, Jami Gertz. Estreno en cines Rialto y La Vaguada.
?Nada mejor que estos brillantes filmes de segunda clase para repoblar nuestras desiertas pupilas? La pregunta se agria si se recuerda que El luchador, Forajidos de leyenda, Driver y L¨ªmite, 48 horas, las mejores obras de Hill, que ni rozaron las degradadas estatuillas, tienen dentro cine para dar cien vueltas a ¨¦stos y otras puntas de lanza del mercado de las maravillas.
Duelo de 'blues'
Hay que insistir en que Cruce de caminos es uno de los filmes peor conseguidos y rematados de Hill. Lo mejor de ¨¦l, abriendo la manga para hacer pasable su desali?o, es que es suyo, y esto irremediablemente se nota en algunos momentos donde la mediana, tirando a mala, pel¨ªcula que es Cruce de caminos se eleva de pronto a alturas casi fordianas, como ocurre en la larga secuencia dividida en el escenario de los dos bares, el de blancos y el de negros, del pueblecito sure?o donde los tres protagonistas hacen un alto en el camino en su viaje en busca de las ra¨ªces del blues, esp¨ªritu hecho m¨²sica del Sur profundo.La pel¨ªcula est¨¢ construida como un castillo de naipes sebre el hilo de un gui¨®n muy plano, mal graduado, con fuertes baches de inter¨¦s y, en general muy poco convincente, que desarrolla una original y atractiva idea y que arranca aceptablemente, pero que poco a poco pierde su gancho inicial, para recuperarlo a ratos nuevamente al final, en la citada escena de los dos bares y, un poco m¨¢s adelante, en el desenlace del concurso de blues, pese a que aqu¨ª Hill incurre en algunas distorsiones y forzamientos de cadencia de encuadre, lo que indica que esta vez confunde ritmo con ajetreo y que su habitual apasionante sencillez es aqu¨ª tan s¨®lo elementalidad, cosa muy distinta.
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