?'Quo vadis', Cebri¨¢n?

El 3 de enero de 1982, con los socialistas todav¨ªa en la oposici¨®n, hac¨ªa usted, se?or Cebri¨¢n, un Elogio delpacifismo en las mism¨ªsimas p¨¢ginas de este diario. Entre otras cosas, igualmente dignas de elogio, dec¨ªa: "...el derecho a la vida sigue siendo el primero que respetar por todos cuantos la disfrutamos. Y all¨ª donde hay una m¨¢quina de matar, ese derecho comienza a estar seriamente amenazado. Por lo dem¨¢s, cualquier discusi¨®n ser¨¢ gratuita y nunca nos vamos a poner de acuerdo, con quienes enarbolan la violencia frente a la raz¨®n".En aquellos tiempos parec¨ªa asistirle a usted m¨¢s la raz¨®r. que la prudencia, pero ahora, esa raz¨®n, que creo le ha acompa?ado durante toda su carrera period¨ªstica, le abandona y se torna no ya en prudencia, sino en el vil y despreciable acto de medrar. Lector asiduo de su peri¨®dico, nunca he visto un editorial tan dulce como el aparecido el d¨ªa 11 del presente, analizando la venta de armas espa?olas a Ir¨¢n: lejos de criticar la actitud del Gobierno espa?ol -cosa que s¨ª hicieron con el presidente norteartiericano-, convierten ese editorial en un art¨ªculo meramente informativo y analizan la cr¨ªtica situaci¨®n de las empresas espa?olas vendedoras de armas, aspecto de importancia secundaria en este asunto. Con ello (la la impresi¨®n de que su peri¨®dico pretende justificar a medias el env¨ªo. Jam¨¢s. Bajo ninc¨²n concepto se puede "enarbolar la violencia frente a la raz¨®n", vuelvo a citarle. Los autores de Lse editorial, a los que suporigi colaboradores suyos y bajo su direcel destrozan en pocas lineas el ideal m¨¢s grande y sagrado del periodismo: la vigilancia y la cr¨ªtica a los poderes establecidos. Porque, de la misma manera que han desatado una campa?a de desprestigio contra Barrionuevo -a ra¨ªz de que ¨¦ste denunciara las filtraciones a EL PAIS dentro de su ministerio ahora tienen la mejor oportunidad con la que todo periodista ha so?ado en su vida: un nuevo Watergate.

Pero, obviamente, el periodismo espa?ol todav¨ªa est¨¢ bastante lejos del americano, que, si no ha conseguido, hacer dimitir a Ronald Reagan, s¨ª ha desprestigiado la carrera pol¨ªtica del presidente m¨¢s apoyado en la historia de Estados Unidos, y ello tan s¨®lo por un motivo, el mismo que ahora les destapa a ustedes como aduladores y medrosos de un Gobierno que, a mi juicio, ha cometido demasiados errores. Y sepa usted, se?or Cebri¨¢n, que los errores, en una democracia aut¨¦ntica, se pagan. A ello, no le quepa duda, deben contribuir los medios de comunicaci¨®n; el suyo, tambi¨¦n.

?He presumido demasiado de su justicia al suponer que no rehusar¨¢ la inserci¨®n de esta carta?- Ignacio Esteban.