Los se?ores obispos y el amor a la utop¨ªa
En esta ¨¦poca desilusionada y fr¨ªa que nos toca vivir bastante convulsa-, pocas cosas son capaces de remover nuestro inter¨¦s, si acaso un evento deportivo y las merecidas algaradas estudiantiles. Por eso, que un grupo de obispos se re¨²na para elegir su cabeza visible trae al pairo al ciudadano de a pie y casi al intelectual omnisciente y al creyente comprometido. "Nada va a cambiar", mascullamos, y a otra cosa... Yo me niego a aceptar tal aserto, y no a fuer de optimista trascendental.Aqu¨ª y ahora, todos sin excepci¨®n, con o sin vasijas de barro, buscamos refugio frente a la ruina. Y si creemos lo que alguien dijo: "El obispo es un abnegado compa?ero de viaje al que se ve poco a causa de la niebla reinante y se siente lejano", es como para pensar que la pr¨®xima reuni¨®n episcopal y las previstas elecciones tienen que preocuparnos porque nos ata?en.
Todos, tambi¨¦n en este pa¨ªs tan poco solidario, somos infatigables viajeros que desconocemos con frecuencia el hacia d¨®nde caminar y por qu¨¦ vereda angosta tirar de manera definitiva. Que los se?ores obispos se re¨²nan sin pena ni gloria me parecer¨ªa lamentable. Que su portavoz, recientemente, con im¨¢genes poco afortunadas de mel¨®mano haya quitado hierro al oportunismo period¨ªstico de algunos, es escasamente loable... Sea como fuere, pudiera estar en juego -que hablen mentes m¨¢s preclaras que la m¨ªa- la l¨ªnea de pensamiento episcopal y no tan s¨®lo la interpretaci¨®n molto agitata de la sinfon¨ªa. La experiencia de siempre nos dice que mentores de un signo u otro pueden hacer variar a babor o estribor el rumbo de la nave, al margen del quehacer de cada marinero que la tripula.
?A qui¨¦n se le escapa el papel crucial de Taranc¨®n al frente de la Conferencia a lo largo de su pr¨®digo mandato y sus inequ¨ªvocos marchamos en tantas cuesfiones debatidas? ?Qui¨¦n no reconocer¨¢ el tacto exquisito -troppo prudente, a veces- de D¨ªaz Merch¨¢n en la reciente historia?
?Por qu¨¦ ese empe?o en afirmar que la partitura est¨¢ servida sobre el atril cuando, a sabiendas de la responsabilidad y liderazgo de cada prelado en su comunidad, todos sabemos y aguardamos las directrices de Episcopado en pleno, con su presidente a la cabeza, para que dictaminen sobre lo divino y lo humano, variando incluso alg¨²n que otro pentagrama?
No es dramatismo lo que nos embarga, m¨¢s bien, cierto apasionamiento paulino. ?Hay que reinventar la partitura, sabida de memoria, o introducir en ella nuevos movimientos por sorpresa.
Frutos loables
El pensamiento del episcopado espa?ol en los a?os postreros, que ha dado frutos loables, el ¨²ltimo, magn¨ªfico, de la Comisi¨®n de Pastoral Social sobre Las comunidades cristianas y las c¨¢rceles, al que casi nadie parece haber hecho caso (me temo que ni siquiera el se?or Ledesma y su trist¨ªsimo -de aspecto externo al menos- director general de Instituciones Penitenciarias), es, a agilizable. Y la impronta de su futuro presidente, inequ¨ªvoca.Existen materias, aludo simplemente a dos, sobre las que hay que volver: el tema de la ense?anza y congrua remuneracion de la asignatura de Religi¨®n me parece sangrante. Da la impresi¨®n como si la figura del muy estimado monse?or Yanes se hubiera esfumado meses antes de que su mandato tocara a su fin. ?Fue tinta escurridiza y diluida mi reclama sobre ese salario de 340 pesetas la hora del profesor de Religi¨®n, muy por debajo de lo que percibe en cualquier lugar de Madrid esa loable profesi¨®n llamada asistenta?
Las grandes e hist¨®ricas ¨®rdenes de la Iglesia -dominicos, jesuitas, agustinos y franciscanos-, parecen brillar actualmente en nuestro pa¨ªs opacamente, con luz mortecina en su intelectualidad gris y descafeinada. ?No ser¨¢ hora de relanzar impetuosamente la Comisi¨®n Mixta que preside monse?or Francisco Alvarez, para que el papel de los religiosos -incluso los episcopables, que los hay-, sea m¨¢s eficiente y luminoso?.
Nuestros 77 prelados votantes deben apostar por el futuro. Aboguemos por un intr¨¦pido director de orquesta, que incluso se sepa la partitura de memoria, carism¨¢tico tambi¨¦n, servidor pleno de la comunidad del ma?ana. ?Ojal¨¢ la influencia vaticana no sea decisival Que se barajen los consabidos nombres de prelados que rigen las grandes urbes habla a las claras de apocamiento y pacater¨ªa. ?No hay obispos presidenciables en Huesca, Bilbao, C¨¢diz o Las Palmas? ?Habr¨¢ que tirar siempre por elevaci¨®n?
?Qu¨¦ hacer, mortales, en el mundo de hoy, adem¨¢s de sonre¨ªr con Manuel Vicent, llorar ante la televisi¨®n y creer en Dios? Aprender a diario la lecci¨®n de quienes sufren, ayudando a suavizar tanta desdicha.
Aunque la influencia del catolicismo, de sus hombres de fe, sea impredecible, que los obispos hablen in tempore opportuno. Que todos de consuno, basados en el llamado "concentrado religioso", vaticinen un l¨ªderazgo abierto y progresista, que relance el di¨¢logo con la Administraci¨®n socialista, los pol¨ªticos y, sobre todo, con los intelectuales. La Iglesia debe estar inmersa en la cultura y los intelectuales, de todo signo, pr¨®ximos al fen¨®meno religioso para enjuiciarlo cr¨ªticamente.
Antes de congratularnos con la persona que sea elegida el 23-F como presidente de la Conferencia Episcopal (como en no vernos sumidos en el quebranto) vamos a esperar a un ma?ana sin ocaso.
Mientras, invito desde aqu¨ª a todos los prelados a un silencio meditativo y fecundo.
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