Fuerte despliegue policial en Par¨ªs ante el comienzo del juicio contra Abdal¨¢
A pocos metros de la Santa Capilla y de las viejas mazmorras donde esperaban los condenados a morir bajo la guillotina, en el Palacio de Justicia de Par¨ªs, situado en plena isla de la Cit¨¦, empieza hoy el juicio contra el ciudadano liban¨¦s Georges Ibrahim Abdal¨¢, acusado de complicidad en tres asesinatos, dos de ellos consumados y otro en grado de tentativa. El edificio y sus alrededores est¨¢n fuertemente custodiados desde hace dos semanas; 3.500 polic¨ªas han sido trasladados a Par¨ªs para completar el dispositivo de seguridad, que se extiende a numerosos lugares y centros oficiales.
El tribunal que juzgar¨¢ a Abdal¨¢ est¨¢ formado por siete magistrados profesionales, en aplicaci¨®n por vez primera de la nueva legislaci¨®n que elimina el jurado popular en los casos de terrorismo. El juicio contra el militante de Acci¨®n Directa Regis Schleicher, el pasado diciembre, tuvo que ser interrumpido por las amenazas del acusado, que hicieron mella en los miembros del jurado. La legislaci¨®n que permite juzgar a Abdal¨¢ ha sido ya bautizada como la enmienda Schleicher.?ste es el segundo jucio al que hace frente el liban¨¦s. El primero se celebr¨® en Julio de 1986, en Ly¨®n, y comport¨® una condena de cuatro a?os por documentaci¨®n falsa, tenencia il¨ªcita de armas y asociaci¨®n de malhechores. Detenido en 1984, Abdal¨¢ hubiera podido salir de la prisi¨®n en octubre de 1986, al haber cumplido m¨¢s de la mitad de la condena. Para ello necesitaba el visto bueno del juez correspondiente y no ser inculpado por nuevos delitos.
La situaci¨®n jur¨ªdica de Abdal¨¢ ha sido objeto de preocupaci¨®n para los sucesivos Gobiernos franceses desde marzo de 1985, cuando las Fracciones Armadas Revolucionarias del L¨ªbano (FARL), su grupo de acci¨®n, secuestraron en L¨ªbano al ciudadano franc¨¦s Gilles Peurolles. La liberaci¨®n del secuestrado se produjo, seg¨²n la mayor¨ªa de las versiones, despu¨¦s de que Francia garantizara a los intermediarios argelinos una r¨¢pida liberaci¨®n de Abdal¨¢, vista la escasa entidad de los cargos, tras un juicio que se celebrar¨ªa inmediatamente o mediante una simple expulsi¨®n.
Pero a principios de a?o, poco antes de las elecciones, las cosas se hab¨ªan complicado para el Gobierno, todav¨ªa socialista. Poco despu¨¦s, tras la localizaci¨®n en Par¨ªs de un piso con armas y explosivos, entre ellos una pistola utilizada en dos asesinatos, la polic¨ªa establec¨ªa conexiones entre Abdal¨¢ y los asesinatos del agregado militar de la Embajada norteamericana en Par¨ªs, Charles Ray, en enero de 1982, y del diplom¨¢tico israel¨ª Yacov Barsimentov, en abril del mismo a?o.
"Es previsible que el caso judicial tome unos caminos que no permitan mantener los compromisos", afirma un mensaje cifrado de la polic¨ªa francesa, publicado como documentaci¨®n sobre el caso en un libro de reciente aparici¨®n (Historia secreta del terrorismo, de los periodistas Charles Villeneuve y Jean-Pierre Peret). El semanario Le Point aportaba la pasada semana la copia de una carta del director de la Direcci¨®n de Vigilancia del Territorio en la que se lee textualmente: "Convendr¨ªa no imputar este descubrimiento al cr¨¦dito de Georges Abdal¨¢".
Guerra entre polic¨ªas
S¨®lo quedan dos posibilidades: o hubo negligencia y falta de coordinaci¨®n entre servicios policiales, de manera que mientras el Gobierno negociaba la liberaci¨®n del preso exist¨ªan ya indicios de la gravedad de sus Implicaciones o hubo guerra entre polic¨ªas, de forma que alguien esper¨® a que el Gobierno socialista alcanzara alg¨²n tipo de compromiso con los intermediarios argelinos para hacer estallar en sus manos el caso.La historia de los m¨¢s importantes atentados terroristas que ha sufrido Francia en el ¨²ltimo a?o est¨¢ directamente vinculada a la situaci¨®n de Abdal¨¢. A principlos de febrero de 1986, los amigos del preso liban¨¦s se impacientaron y aprovecharon la campa?a para las elecciones generales, fijadas para el 16 de marzo. Entre el 3 de febrero y el 20 de marzo, explosionaron cuatro bombas -una quinta fue desactivada- en lugares p¨²blicos de Par¨ªs, con el resultado de m¨¢s de 30 personas heridas.
Firmaba las acciones un Comit¨¦ de Solidaridad con los Presos Pol¨ªticos ?rabes y de Oriente Pr¨®ximo (CSPPA), que reivindicaba la libertad de Abdal¨¢ y de dos condenados a cadena perpetua: el armenio Varujan Garbidjan, militante del Ej¨¦rcito Secreto Armenio de Liberaci¨®n de Armenia (ESALA), que coloc¨® una bomba en el mostrador de las l¨ªneas a¨¦reas turcas en el aeropuerto de Orly, con el resultado de ocho muertos, y el liban¨¦s Anis Nacache, que intent¨® asesinar a Chapur Bajtiar, ex primer ministro del sha de Ir¨¢n.
En julio, tras la primera condena, el Gobierno norteamericano se present¨® como parte civil en el caso, junto a la familia de Charles Ray. El nuevo Gobierno conservador franc¨¦s se encontr¨® atrapado entre las presiones norteamericanas para juzgar de nuevo a Abdal¨¢ y las amenazas de los amigos del preso. En septiembre, justo en el momento en que se cumpl¨ªan los plazos para su liberaci¨®n, empezaba una nueva ola de atentados en Par¨ªs. Entre el 4 y el 17 de septiembre explosionaron cinco bombas, que produjeron 13 muertos y decenas de heridos, y otra fue desactivada a tiempo.
Hasta 1986, las FARL limitaban sus acciones, seg¨²n sus proplas palabras, a atacar a agentes norteamericanos e israel¨ªes. Ahora se cebaban sobre los simples ciudadanos franceses. Francia reaccion¨® con unanimidad, a pesar del clima de xenofobia anti¨¢rabe que favorec¨ªan los atentados. El Gobierno moviliz¨® al Ej¨¦rcito para custodiar fronteras, ampli¨® los controles y estableci¨® visados para todo el mundo, excepto la Comunidad Europea. Los franceses se familiarizaron con los rostros de toda la familia Abdal¨¢, reproducidos en millares de carteles.
El CSPPA y las FARL no han vuelto a actuar, aunque la celebraci¨®n del juicio de hoy hace temer lo peor a todo el mundo. Por el momento, s¨®lo ESALA ha proferido amenazas.
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