El lujo de encontrar piso en Santiago
La especulaci¨®n convierte a la capital gallega en una de las m¨¢s caras de Espa?a
La vivienda en Santiago es, sin lugar a dudas, la m¨¢s cara de toda Galicia, seg¨²n un informe de la Consejer¨ªa de Ordenaci¨®n del Territorio de la Xunta. En La Coru?a, el alquiler de un piso medio oscila entre 18.000 y, 50.000 pesetas, y en Vigo, entre 18.000 y 45.000 pesetas; pero en la capital gallega, los precios van desde 30.000 hasta 60.000 pesetas. El informe no recoge c¨¢lculos sobre los alquileres Ilegales, que las dos organizaciones estudiantiles (AEPG y CAF) eval¨²an entre 80.000 y 120.000 pesetas.
Estas cuotas ilegales tan altas las alcanzan los especuladores compostelanos al arrendarles por camas, con dos o m¨¢s en cada habitaci¨®n, sin declarar los pisos a Hacienda como pensiones. Su prepotencia es tanta que un propietario declaraba: "No le tenemos miedo al fisco, porque, en caso de que interviniese, tendr¨ªa que sancionar a media ciudad".Tambi¨¦n es significativa la diferencia en el precio de venta de las viviendas. El metro cuadrado de un piso medio se sit¨²a entre las 50.000 y las 60.000 pesetas en Vigo y en La Coru?a; y entre 60.000 y 80.000 pesetas en Santiago, seg¨²n recoge el informe. La oferta de viviendas de protecci¨®n oficial no resiste una comparaci¨®n. La primera de las ciudades mencionadas tiene disponibles 893; la segunda, 57, y Santiago, ninguna.
Las principales causas de la escasez y encarecimiento de la vivienda en Compostela son, adem¨¢s de la falta de pisos de renta limitada: la ausencia de un plan de ordenaci¨®n urbana que impide el desarrollo de la construcci¨®n ordenada, el r¨¢pido crecimiento de la poblaci¨®n estudiantil y el aumento de funcionarios al instalarse en la ciudad la Administraci¨®n aut¨®noma.
Si los precios son altos, la calidad de las viviendas es de las m¨¢s bajas de Galicia, principalmente por dos razones: la falta de un plan especial para el casco hist¨®rico dificulta su acondicionamiento en esta zona de la ciudad; por otro lado, el Ensanche, que fue construido a finales de los a?os sesenta y a principios de la siguiente d¨¦cada, en un momento de total descontrol urban¨ªstico, presenta numerosas deficiencias.
La escasez y altos precios de los pisos en Santiago, la insalubridad y malas condiciones en las que se encuentran, unida a la pasividad de las instituciones, han estado a punto de hacer estallar una protesta generalizada de los estudiantes. La situaci¨®n se va agravando, al crecer el n¨²mero de alumnos en un 20% anual y al incorporarse a los servicios centrales de la Xunta cerca de 1.000 funcionarios.
No obstante este crecimiento, la construcci¨®n de residencias universitarias y viviendas particulares se encuentra paralizada, en espera de la aprobaci¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana (PGOU), que lleva ya siete a?os adjudicado a la empresa Idasa-Torroja, sin que hasta ahora lograse que le fuesen aprobados los seis avances que ha presentado. Tanto las instituciones (Xunta y universidad) como sectores ciudadanos y estudiantiles atribuyen el grave d¨¦ficit de viviendas que la ciudad sufre a la falta de planeamiento urban¨ªstico de la anterior corporaci¨®n socialista. El consejero de Ordenaci¨®n del Territorio, Fernand Pedrosa, lo cifr¨® en 10.000 para el per¨ªodo 1985-1990, en una de las dos veces que el problema lleg¨® al Parlamento gallego. El consejero manifest¨® que, en el mejor de los casos, con el PGOU aprobado, en ese quinquenio la oferta ir¨¢ en 400 pisos por debajo de la demanda.
Los universitarios tambi¨¦n ven un futuro negro. El presente ya lo es. De los 45.000 estudiantes que se matricularon este curso en la universidad gallega, cerca de 30.000 se han visto obligados a buscar alojamiento en la ciudad. Las residencias dependientes de esa instituci¨®n, con un total de 1.500 plazas, no cubren m¨¢s que el 5% de las necesidades. Los que no tienen un buen nivel acad¨¦mico y econ¨®mico para optar por alguna de ellas deben pasarse el verano buscando piso.
Una vez apalabrado, son muchas las dificultades. "Nos encontramos con unos precios desorbitados, la comisi¨®n de la inmobilliarlia, la fianza y la mensualidad por adelantado", apunta Alberto, miembro de los Comit¨¦s Abertos de Facultade (CAF). La picaresca de los arrendatarios se ha hecho norma: el precio est¨¢ en funci¨®n del n¨²mero de estudiantes que lo alquilen.
Despu¨¦s de muchos a?os de pasividad, la Universidad ha creado una comisi¨®n para abordar los problemas de alojamiento; la Xunta echa las culpas al Ayuntamiento por no haber aprobado el PGOU en siete a?os, y el alcalde, Ernesto Vi¨¦itez, de AP, anuncia que en marzo presentar¨¢ ese documento.
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