El Gobierno brit¨¢nico pretende minar el poder de los sindicatos
El Gobierno conservador de Margaret Thatcher ha anunciado el env¨ªo al Parlamento de una nueva ley de relaciones laborales, que, con el pretexto de proteger los derechos individuales de los trabajadores, terminar¨¢ con los ¨²ltimos vestigios de poder pol¨ªtico de los sindicatos brit¨¢nicos. Las partes sustanciales de la nueva ley, la cuarta medida legislativa sobre relaciones laborales desde la llegada de la se?ora Thatcher al poder, en 1979, fueron reveladas el martes en la C¨¢mara de los Comunes por el ministro de Empleo, Kenneth Clarke, al anunciar la publicaci¨®n de un libro verde sobre reforma sindical.
La nueva andanada conservadora contra los sindicatos est¨¢ totalmente en l¨ªnea con las promesas hechas por Margaret Thatcher durante su campa?a electoral de devolver el poder sindical a los afiliados. La aspiraci¨®n m¨¢xima de los conservadores es que los sindicatos brit¨¢nicos, uno de los mayores grupos de presi¨®n pol¨ªtica hasta 1979, dejen de ser un factor determinante en la lucha por el poder en el Reino Unido y asuman el papel profesional de los sindicatos norteamericanos y japoneses.
Como consecuencia de las tres leyes de relaciones laborales y reforma sindical, aprobadas en 1980, 1982 y 1982, la influencia de los sindicatos ha deca¨ªdo considerablemente, hasta el punto de que los mineros primero y los tip¨®grafos despu¨¦s han perdido por primera vez en la historia sus respectivos conflictos colectivos despu¨¦s de m¨¢s de un a?o de huelga.
La legislaci¨®n que se propone, cuyo env¨ªo al Parlamento depender¨¢ de la fecha en que se convoquen las pr¨®ximas elecciones generales, supondr¨¢, caso de aprobarse por las c¨¢maras, el tiro de gracia para el poder pol¨ªtico de los sindicatos.
Sindicaci¨®n obligatoria
Entre sus medidas m¨¢s radicales se encuentra la supresi¨®n de la legendaria closed shop o sindicaci¨®n obligatoria, lo que permitir¨¢ a las empresas la contrataci¨®n de personal independiente y no afiliado a ning¨²n sindicato y el establecimiento de un ombudsman o comisario de relaciones sindicales para, entre otras cosas, asesorar a los afiliados en sus posibles acciones legales contra sus sindicatos.De acuerdo con el libro verde, la futura legislaci¨®n har¨¢ obligatorias las elecciones secretas por correo para renovar la c¨²pula sindical. Todos los presidentes y secretarios generales sindicales tendr¨¢n que someter sus cargos a reelecci¨®n cada cinco a?os. Uno de los l¨ªderes que se ver¨¢ afectado por esta medida, caso de prosperar en el Parlamento, es el dirigente del sindicato minero, Arthur Scargill, nombrado presidente pr¨¢cticamente vitalicio hasta el a?o 2003.
La nueva legislaci¨®n permitir¨¢ que los afiliados a un sindicato crucen una l¨ªnea de piquetes y trabajen sin temor a represalias por parte de su sindicato aun en el caso de que se haya declarado una huelga en dicho lugar. Igualmente, cualquier afiliado a un sindicato tendr¨¢ derecho en cualquier momento a examinar la contabilidad de dicho sindicato.
En la presentaci¨®n a los Comunes del libro verde, titulado Los sindicatos y sus miembros, Clarke manifest¨® que la legislaci¨®n propuesta supon¨ªa "otro paso para reforzar los derechos de los individuos y la capacidad de ejercitar esos derechos", afirmaci¨®n no compartida por la oposici¨®n laborista, para la que la nueva legislaci¨®n constituye "un acto mezquino y vengativo" contra los sindicatos.
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