Una isla rara
Estuve todo el mes de enero en una rara isla, donde tambi¨¦n hablan castellano. ?S¨ª!, le dicen m¨²sica a esas bellas melod¨ªas capaces de sacar el alma de la angustia, sol a ese astro caluroso tan cotidiano para ellos, el mismo que holandeses van a buscar a Espa?a; con la a, la m, la o, y la r, forman esa bella palabra capaz de engendrar un poema en cada estrella; tambi¨¦n dicen paz, y no "peace", a esa justicia y libertad que se ganaron en la Sierra Maestra, y lo raro es que, siendo ellos americanos de habla hispana, no tengan en sus calles a esa denigrante, vieja, fea, llamada miseria. D¨¦jeme contarle lo pasmado que qued¨¦ al visitar la casa en la periferia de un compa?ero cubano. ?Periferia?, me pregunt¨¦ imaginando por "naturaleza" modestas casas entre calles hediendo a desag¨¹e escrementado. Me sorprendi¨® profundamente ver la ¨²nica capital de un pueblo americano con la periferia sin paisajes fam¨¦licos.Qu¨¦ isla m¨¢s rara, al cart¨®n lo vi como falda de monta?as de libros y no como paredes de casas port¨¢tiles, ni como mantas de ni?os traviesos que les da por quedarse dormidos en las calles.
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