La iconoclastia ib¨¦rica
Mucho se est¨¢ escribiendo recientemente sobre los problemas que aquejan a la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, que podr¨ªan desembocar, si alguien no lo remedia, en su traslado a Alcal¨¢ de Henares desde su hist¨®rica ubicaci¨®n en la cl¨ªnica de la Concepci¨®n de Madrid. Todos estos escritos, en mi opini¨®n registrales, contemplan y analizan la situaci¨®n. actual de la fundaci¨®n desde perspectivas diversas por m¨¦dicos que, en numerosas ocasiones, ni siquiera han estado vinculadas a dicha instituci¨®n. La conclusi¨®n ha sido un¨¢nime: hay que salvar la fundaci¨®n sin trasladarla a sitio alguno.El tema que suscita tanta controversia se nutre, principalente, de tres aspectos:
1. Los problemas econ¨®micos de la cl¨ªnica de la Concepci¨®n, con un d¨¦ficit actual de unos 5.000 millones de pesetas.
2.-La necesidad real de incrementar la asistencia sanitaria en Alcal¨¢ de Henares.
3. La pretensi¨®n -injustificada, como se ver¨¢- de relacionar entre s¨ª estos dos hechos, en detrimento exclusivo de la fundaci¨®n.
En relaci¨®n con el primero de los puntos mencionados, es preciso decir que el problema no es de ahora, sino que tuvo su origen en la primera mitad de la d¨¦cada de los setenta. En aquella ¨¦poca fue cuando la Seguridad Social decidi¨® modificar el contrato firmado con la cl¨ªnica de la Concepci¨®n por otro en el que se vio considerablemente mermada la asignaci¨®n por cama y d¨ªa. Esta decisi¨®n unilaterial de la Seguridad Social, que no pudo evitarse, fue el origen de la aparici¨®n de numerosos problemas de ¨ªndole econ¨®mica, que fueron increment¨¢ndose paulatinamente hasta llegar a la situaci¨®n actual. Valga como pincelada aclaratoria de este primer problema analizado que la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz recibe por acoger enfermos de la Seguidad Social un 60%, aproximadamente, de lo que la propia Seguridad Social paga a sus instituciones sanitarias. Y esto viene ocurriendo desde hace un buen n¨²mero de a?os. Existieron adem¨¢s otros aspectos de car¨¢cter cualitativo, que no se pueden silenciar por muy lejanos que parezcan en el tiempo. Parece ser que, por aquel entonces, empezaba a sentirse la Administraci¨®n sanitaria especialmente inc¨®moda por la buena marcha de la fundaci¨®n en todos los campos que abordaba: asistencial, docencia, investigaci¨®n, reconocimiento internacional, etc¨¦tera.
Este hecho -que refleja una vez m¨¢s el pecado capital que se nos atribuye a los espa?oles- coincidi¨® con las medidas que, como se ha dicho anteriormente, tom¨® la Seguridad Social. Cuando, al poco tiempo de tomarse dichas medidas, la fundaci¨®n empez¨® a notar sus nocivos efectos econ¨®micos, se recab¨® de la Administraci¨®n una explicaci¨®n sobre el futuro de la Concepci¨®n. La respuesta fue muy simple: "Se estaba esperando tranquilamente a que la fundaci¨®n cayera en sus manos como fruta madura". Desde entonces hasta ahora, el progresivo deterioro econ¨®mico, heredado del pasado, ha devenido en un conflicto con innumerables e imprevisibles derivaciones que, en un alarde de simplificaci¨®n por parte de los planificadores, parece ser que se intenta solucionar alejando a la fundaci¨®n de los centros de decisi¨®n pol¨ªtico- administrativos.
En cuanto al segundo de los aspectos, es decir, la precaria asistencia sanitaria que se padece en Alcal¨¢ de Henares, parece l¨®gica y explicable la preocupaci¨®n de las autoridades sanitarias por encontrar una soluci¨®n aceptable. No se trata, sin embargo, de conseguirlo a costa de la fundaci¨®n.
Madrid
Sin ¨¢nimo de hacer comparaciones, puede asegurarse que Madrid padece unos problemas similares, si no superiores, en lo que concierne a asistencia sanitaria a los existentes en Alcal¨¢ de Henares. No hace falta ser un especialista en el tema para saber que los hospitales se encuentran sobrecargados, las consultas ordinarias y las de urgencia no se pueden atender como ser¨ªa de desear y el n¨²mero de camas disponibles es, a todas luces, insuficiente.
Ab¨®rdese, pues, la soluci¨®n de los problemas sanitarios existentes en Alcal¨¢ de Henares sin agravar los que ya se padecen en Madrid. Arb¨ªtrense los medios econ¨®micos para ello, sin olvidarse de los casi 40.000 m¨¦dicos j¨®venes en paro que existen en la actualidad.
En cuanto al tercer aspecto, es decir, ese intento de hacer creer a la sociedad espa?ola que la soluci¨®n de los problemas sanitarios de Alcal¨¢ de Henares mediante el traslado a dicha localidad madrile?a de la cl¨ªnica de la Concepci¨®n solucionar¨ªa, a su vez, los problemas de dicha fundaci¨®n, es algo que corresponder¨ªa demostrar -si es que ello fuera posible a los que han propugnado esta acci¨®n.
No se ha o¨ªdo ni le¨ªdo, sin embargo, nada realmente convincente en este sentido que demostrara que existiera un m¨ªnimo criterio de racionalidad sanitaria que pudiera justificar la toma de tan importante y, al mismo tiempo, grave decisi¨®n. Parece ser -por lo que se ha o¨ªdo comentar- que lo que en realidad apetece es que el recinto quede desalojado para dedicarlo a otros menesteres.
El autor de estas l¨ªneas -vinculado desde hace tantos a?os a la fundaci¨®n- ha huido deliberadamente de la tentaci¨®n de ensalzar la inolvidable figura de su fundador, don Carlos Jim¨¦nez D¨ªaz, o de realzar la influencia que la cl¨ªnica de la Concepci¨®n ha ejercido en el resto de la sociedad m¨¦dica espa?ola. Otros colegiados, afortunadamente, ya lo han hecho.
Finalmente, es necesario a?adir que esta voz se suma a las de aquellos otros que han pedido la soluci¨®n de los problemas de la fundaci¨®n y el mantenimiento de su actual emplazamiento, apelando al buen sentido de las autoridades sanitarias actuales. No parece saludable, a estas alturas, tener todav¨ªa presente aquello que, hace tantos a?os, manifestaba Unamuno acerca de la guada?a que parec¨ªa estar presta en nuestro pa¨ªs para cercenar la cabeza de aquel que intentase sacarla por encima de la mediocridad hist¨®rica.
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