Pilar Mir¨®
Pilar Mir¨®, la madrlle?a Pilar Mir¨® se ha vestido de tenor de ¨®pera para un dominical, obedeciendo a un subconsciente convencional y fotogr¨¢fico. Pero, a prop¨®sito de la farsa grafica, Pilar ha dicho algunas de sus verdades m¨¢s interiores:-Lo bueno del tener es que siempre encarna la ternura.
"Ternura". He aqu¨ª la palabra. Mejor que buscar a la mujer, buscar la clave de la mu.jer. Pilar Mir¨®, que va de dura por la vida, y lo es, prefiere siempre la palabra ternura. Es la palabra que elige toda mujer, para s¨ª y para su amor. Ternura.
-El tenor representa mejor que nadie la est¨¦tica del perdedor, con la que vital y art¨ªsticamente me identifico. Es el h¨¦roe solitario que motiva mi ternura. De alg¨²n modo, yo soy el pr¨ªncipe de Don Carlo, de Verdi, y ese personaje tierno e indefenso aparece, de una u otra forma, en mis pel¨ªculas.
Nunca Pilar se hab¨ªa confesado tanto. Siempre se confiesa uno m¨¢s a trav¨¦s de un tema intermedio, y la ¨®pera, nada menos que la ¨®pera, es todo un intermediario. Ese personaje d¨¦bil, con armadura de entereza, lo hab¨ªamos visto siempre en las pel¨ªculas de la Mir¨®. Con frecuencia es ella misma, en figura de una actriz. Y la televisi¨®n. ?En qu¨¦ medida puede transferirse ternura ¨ªntima a un medio tan impersonal como la televisi¨®n? La Mir¨® anunci¨® algo esperanzador en sus proclamas, al ser nombrada. Y algo se va entreviendo en las realizaciones. Pero la TV es periodismo y el periodismo es m¨¢s f¨¢ctico que sentimental.
Para la mujer, la palabra amor es s¨®lo el seud¨®nimo de "ternura". Hoy, en el alma o fondo del cuerpo de la directora generala luchan la mujer fuerte y la mujer d¨¦bil. A m¨ª me ha conmovido con alguna reposici¨®n de Marsillach y con alg¨²n western "tierno", como los de Sergio Leone. Quiz¨¢, esa mitad del cielo que es la mujer, querido Manolo Guti¨¦rrez, principia a alumbrar sobre una televisi¨®n de sangre y nocilla. Pilar hubiera querido ser tenor/sufridor en la ¨®pera y, lo que es m¨¢s, en la vida. De ese tenor que hay en ella es del que est¨¢bamos enamorados. Sin saberlo, naturalmente, que uno es muy hombre, usted no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando.
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