Reagan intenta salvar su presidencia con el nombramiento de Baker como jefe de su gabinete
FRANCISCO G. BASTERRA, Ronald Reagan ha dado un primer paso r¨¢pido y dram¨¢tico para salvar su presidencia, amenazada por el esc¨¢ndalo del Irangate, con el nombramiento del ex senador republicano Howard Baker, un pol¨ªtico pragm¨¢tico y respetado, como jefe de su gabinete. Baker, de 61 a?os, el hombre encargado de restaurar la confianza y la credibilidad de la Administraci¨®n ante los norteamericanos y ante el mundo, ha sido recibido con un suspiro de alivio por dem¨®cratas y republicanos en el Congreso y por la Prensa norteamericana.
Su designaci¨®n es el primer s¨ªntoma de que el presidente Reagan despierta de su sue?o y est¨¢ dispuesto a bajar a la realidad y a retomar la iniciativa, recuperando el respeto perdido y la vieja magia que hace s¨®lo seis meses le hac¨ªa ser el presidente m¨¢s popular desde Roosevelt. Se trata de la primera decisi¨®n sensata de Reagan desde hace varios meses, seg¨²n coincid¨ªan en afirmar ayer los observadores.Baker, ex l¨ªder de la mayor¨ªa republicana en el Senado, conocido por su sentido com¨²n y capacidad de conciliaci¨®n, tendr¨¢ sin embargo una misi¨®n muy dif¨ªcil. La investigaci¨®n del Irangate no ha hecho m¨¢s que empezar, y el fiscal especial y los comit¨¦s del Congreso continuar¨¢n da?ando con nuevas revelaciones los dos ¨²ltimos a?os de la presidencia de Reagan.
"Es un presidente hist¨®rico. Todav¨ªa es el presidente fuerte y din¨¢mico que era cuando fue elegido y reelegido. Si toma la iniciativa y va hacia adelante, creo que recuperar¨¢ la credibilidad", afirm¨® tras su nombramiento el nuevo jefe de gabinete presidencial.
La dr¨¢stica forma de proceder a la sustituci¨®n de Donald Regan -considerado el principal responsable de la aberraci¨®n del Irangate- por Baker indica la seriedad con que finalmente Ronald Reagan se ha tomado la crisis pol¨ªtica en la que se encuentra sumido. Donald Regan se enter¨® de su fulminante ca¨ªda por la televisi¨®n, y envi¨® una amar a carta de dimisi¨®n de una sola frase a su viejo amigo el presidente abandonando con un portazo la Casa Blanca.
El siguiente paso ser¨¢ un discurso televisado al pa¨ªs, probablemente el mi¨¦rcoles por la noche, en el que se espera que el presidente Reagar, acepte la cul pa por el caos del Irangate.
Plenos poderes
Baker llega a la Casa Blanca con plenos poderes para proceder a una limpieza de los hombres que aprovech¨¢ndose de un presidente distra¨ªdo, ignorante de lo asuntos del Gobierno y que hab¨ªa perdido el control de la Administraci¨®n, produjeron el desastre de pol¨ªtica exterior de la venta de armas a Jomeini y el desv¨ªo de fondos a la contra nicarag¨¹ense.
Adem¨¢s, Reagan ya ha decidido, al parecer, retirar el nombramiento de Robert Gates, que a¨²n no ha sido confirmado por el Senado, como director de la CIA. Gates, que era el n¨²mero dos de William Casey, aparece demasiado salpicado por la actuaci¨®n de la Agencia Central de Inteligencia en el Irangate, y sus declaraciones no han logrado calmar los recelos del Congreso.
Flowarel Baker, que se convirti¨® en una figura nacional en las audiencias del Watergate con su famosa pregunta a todos los testigos: "?Qu¨¦ sab¨ªa el presidente Nixon y cu¨¢ndo lo supo?", pertenece al ala moderada del Partido Republicano y no comparte el extremismo ideol¨®gico de Reagan. Es un buien conocedor de la pol¨ªtica exterior, y siempre se ha mostrado partidario de mejorar las relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Se ha opuesto al principal sue?o del presidente, la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica o guerra de las galaxias (SDI), y es un convencido de la necesidad de llegar a acuerdos de control de arraamentos con Mosc¨².
"En 1981, nuestras diferencias eran m¨¢s pronuncladas que ahora. Aconsejar¨¦ al presidente, y no espero n¨ªng¨²n conflicto con ¨¦l ni con ning¨²n sector del Partido Republicano" explic¨® ayer Baker. Desde su puesto de l¨ªder de la rnayor¨ªa en el Senado, el nuevo jefe del gabinete presidencial fue la clave para que el presidente sacara adelante en el Congreso su ref¨®rma fiscal en 1981.
Baker, que al aceptar el nombramierito ha tenido que abandonar sus aspiraciones a la carrera presidenclal, es, por estilo y formaci¨®n, lo contrario a Donald Regan. ?ste, que proced¨ªa del mundo de los negocios, actu¨® como un aut¨®crata, convirti¨¦ndose de hecho en un primer ministro, enfrentado continuamente al Congreso y al Washington pol¨ªtico, a los que nunca entendi¨®. Baker conoce perfectamente por experiencia propia c¨®mo funciona el legislativo, y podr¨¢ recomponer los puentes entre la Casa Blanca y la colina del Capitolio, algo especialmente importante con las dos c¨¢maras del Congreso en manos del Partido Dem¨®crata.
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