Howard Baker
El 'regente' de Ronald Reagan
Howard Baker, el hombre encargado de salvar la presidencia de Ronald Reagan, es calificado ya como el regente que mantendr¨¢ en pie los dos ¨²ltimos a?os de la era reaganiana. "No ser¨¦ un primer ministro, y s¨¦ muy bien qui¨¦n es el presidente", ha afirmado el nuevo jefe del gabinete presidencial. Pero Baker, un respetado y h¨¢bil ex senador de 61 a?os, ser¨¢ la principal y m¨¢s poderosa influencia, junto con la reina Nancy, sobre un emperador que se ha quedado desnudo y ha perdido repentinamente su magia.
La influencia de una persona que no ha sido elegida ya no extra?a a los norteamericanos. Un 66% de ciudadanos, seg¨²n la ¨²ltima encuesta publicada por The New York Times, cree que "la mayor parte del tiempo, son otros y no el presidente quienes realmente dirigen el Gobierno". Su gran sentido com¨²n, su principal virtud, valios¨ªsima en una Administraci¨®n llena hasta ahora de temerarios misioneros ideol¨®gicos, le ha hecho llegar a un pacto de no agresi¨®n con Nancy, cuyos manejos fueron determinantes para la ca¨ªda de su antecesor Donald Regan."La moderaci¨®n es una alternativa creativa". Esta frase resume la filosoflia de Baker, que ha aceptado la dif¨ªcil tarea de evitar que el descalabro provocado por el Irangate se convierta en un desastre irreversible. Baker, que ha abandonado sus aspiraciones presidenciales para acudir en ayuda de un hombre del que ideol¨®gicamente le separa bastante, es sobre todo un pol¨ªtico profesional. Reagan, finalmente, ha tenido que acudir a uno de ellos, contra .los que ha hecho su carrera pol¨ªtica, para que le ayude a reparar los platos rotos. Baker alcanz¨® resonancia nacional gracias a las investigaciones del Watergate, y un esc¨¢ndalo similar le trae de nuevo al primer plano. Le hizo famoso la pregunta que hac¨ªa, con las c¨¢maras de televisi¨®n transmitiendo en directo, en el verano de 1973, a todos los testigos que comparec¨ªan ante el comit¨¦ especial del Senado: "?Qu¨¦ sab¨ªa el presidente Nixon y cu¨¢ndo lo supo?". Ya tiene, pues, una cierta pr¨¢ctica.
Baker, nacido en Tennessee hace 61 a?os, hijo de un congresista y casado con la hija de otro senador, con quien tiene dos hijos, ocup¨® un esca?o en el Senado desde 1966 a 1984. Ahora ganaba medio mill¨®n de d¨®lares como abogado en Washington. "Nunca ha sido ni demasiado conservador ni demasiado l¨ªberal; va por el centro, como el r¨ªo Tennessee", afirma su madrastra. Afable, es un maestro del compromiso, y su principal objetivo en esta dif¨ªcil etapa ser¨¢ recomponer los puentes de la Casa Blanca con el Congreso destrozados por Donald Regan.
Se ha opuesto a la fantas¨ªa de la guerra de las galaxias y m¨¢s bien cree que debe ser un instrumento de negociaci¨®n con la URSS, con quien defiende la necesidad de reducir armamento. Baker, un convencido de la pol¨ªtica de distensi¨®n de los setenta, era el favorito de Richard Nixon para la carrera presidencial de 1988. Cree en la necesidad de aumentar los impuestos para reducir el d¨¦ficit, anatema para los reaganistas, e irrit¨® a Reagan, al que se enfrent¨® en las primarias de 1980, cuando apoy¨® en el Senado el tratado de devoluci¨®n del canal de Panam¨¢. Pero es un hombre muy leal y ha afirmado que trabajar¨¢ con Reagan sin problemas. Un miembro de la Casa Blanca resumi¨® su nombramiento: "Nos hemos separado dos metros del borde del precipicio".
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