Becker, el preferido de Guerra
Boris Becker, el l¨ªder del equipo de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) que se enfrentar¨¢ a Espa?a a partir de ma?ana en la Copa Davis, ha revolucionado el tenis en s¨®lo dos temporadas. Becker, el tenista preferido del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, es el heredero directo de la ¨¦poca iniciada por los norteamericanos Jimmy Connors y John McEnroe, jugadores muy agresivos que olvidan en el vestuario el fair-play del tenis de anta?o. Es un nuevo estilo de tenistas que han cerrado una ¨¦poca basada en el ejemplo del sueco Bjorn Borg. S¨®lo hay que fijarse en la formaci¨®n de los ni?os. Ya no se les ense?a a defenderse en el fondo, sino a dar un paso al frente.
Becker encontrar¨¢ ma?ana un ambiente en el que se siente c¨®modo. La pista talism¨¢n del Real Club de Tenis Barcelona estar¨¢ repleta de p¨²blico con ganas de marcha, un p¨²blico que cuenta en su curr¨ªculo con una provocaci¨®n al italiano Adriano Panatta, que lleg¨® a saltar la valla publicitaria para pegar a un espectador con su raqueta. Paul Annacone, un buen jugador estadounidense, cree que tenistas como Becker podr¨ªan ser protagonistas del estribillo de la canci¨®n Wild side, de Lou Reed: "Hey, man!, take a walk on the wild side" (Hey, hombre!, d¨¢te un paseo por la zona salvaje).Becker posee ese instinto criminal que hasta hace unos a?os parec¨ªa limitado a deportes como el f¨²tbol americano o el boxeo. Sale a la pista con la idea de ganar el partido, pero tambi¨¦n de machacar al rival. Becker, en una entrevista, reconoc¨ªa hace un a?o que se fijaba siempre en los ojos de su adversario: "En los intercambios del calentamiento me fijo m¨¢s en los ojos del rival que en sus golpes. Cuando jugu¨¦ mi primera final de Wimbledon, Kevin Curren, mi contrario, no me dirigi¨® la palabra, pero vi el miedo reflejado en sus ojos".
El servicio es el arma preferida de los asesinos del tenis y Becker es el mejor. Su saque alcanza una velocidad de entre 180 y 210 kil¨®metros por hora. Es un aut¨¦ntico disparo que apenas deja capacidad de reacci¨®n. Becker, adem¨¢s, busca sentir en su piel la reacci¨®n del p¨²blico. No le importa herirse los codos con sus vuelos rasantes si en su ca¨ªda escucha el rugido de las masas. Boris tambi¨¦n es capaz de asustar al rival: "En un partido que jugamos en Estados Unidos", explicaba recientemente el sueco Anders Jarryd, "y cuando me dirig¨ªa a mi silla para descansar tras un juego, vi con sorpresa que Becker se dirig¨ªa hacia m¨ª. Cuando lleg¨® a mi altura, me empuj¨® violentamente con el hombro. Quer¨ªa darme miedo".
Uno de los fans de Becker es el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Le gusta tanto Becker que est¨¢ dispuesto a viajar ma?ana a Barcelona, algo que no hac¨ªa desde hace muchos meses, para ver en directo a su ¨ªdolo. Guerra est¨¢ pendiente del sorteo de hoy para saber si el horario del encuentro de Boris es compatible con su presencia en el Consejo de Ministros.
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