Fuego
Nietzsche habl¨® del eterno retorno, pero de hecho ¨¦l muri¨® hace much¨ªsimos a?os y todav¨ªa no ha regresado. Existe la teor¨ªa de los ciclos. Seg¨²n ella, todo gira, todo vuelve a empezar de nuevo. En efecto, la primavera ha llegado otra vez, los prunos est¨¢n en flor y las golondrinas vienen ya de camino desde Marraquech. El celo de los p¨¢jaros se repite en las tapias del jard¨ªn, y mientras la vida renace uno se mira al espejo y cada d¨ªa se encuentra m¨¢s deteriorado. El rito agrario, sin duda, e s bueno para las cebollas o las habas. Los egipcios comprobaron que mor¨ªan y nac¨ªan perennemente al borde del Nilo y de ello extrajeron el mito de la salvaci¨®n como sustancia religiosa. Aunque a la hora de elegir un dios yo prefiero el fuego, sobre todo en tiempo de fallas.Durante los cambios de estaci¨®n cualquier pueblo antiguo tiene una cita con el fuego, como trasunto del Sol. Culturas distintas elevan la misma hoguera. Unas se prenden para propiciar a los dioses, otras para realizar un simulacro de purificaci¨®n y las restantes para ahuyentar a los mosquitos. Alrededor de las fallas valencianas hay una filosof¨ªa de fuego y primavera que detesto. Siempre se dice que van a arder en forma de mu?eco nuestras pasiones, pero yo veo que los idiotas de carne y hueso permanecen y siempre quedan a salvo. Olvidemos el eterno retorno, ya que ni siquiera Nietzsche ha regresado a casa. Las fallas valencianas no son sino una fiesta que se halla en un callej¨®n sin salida. El propio barroquismo las ha devorado por haber abandonado el primitivo juego de donde nacieron. A veces imagino las fallas como si volvieran al principio, cada una formando un escenario y sobre ¨¦l el pueblo actuando mezclado con los mu?ecos de cart¨®n en un conjunto de mimos, saltimbanquis, psicodramas, improvisaciones e inspiraciones moment¨¢neas hasta que, llegado el fuego, ¨¦ste se convirtiera en un espejo de la vida. Cuando las habas m¨¢s tiernas vuelven, tambi¨¦n el coraz¨®n se pone muy dulce. El sexo se inflama y en Valencia toma el nombre de una fruta. La filosof¨ªa no va m¨¢s all¨¢.
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