Leo con horror

EL PA?S del 13 de marzo. Una cl¨ªnica de Pamplona se niega a operar a una joven con anticuerpos del SIDA. Luego, contin¨²o leyendo horrores en la secci¨®n Cartas al Director, en la que el se?or don Alberto Ciaurriz hace unas deducciones un tanto atrevidas. Y perm¨ªtame decirle que yo me pongo del lado de Juan Cueto. Yo tambi¨¦n le tengo m¨¢s miedo al p¨¢nico al contagio que al contagio propiamente dicho. Y luego, no me analizo la sangre en una cl¨ªnica privada.Sencillamente, estoy harta de que la gente se deje quitar la libertad, de que la gente se meta en burbujas de pl¨¢stico porque tiene miedo y se niega a tenderle una mano al vecino porque ¨¦ste tiene anticuerpos del SIDA. ?De qu¨¦ sirve no contagiarse de SIDA si luego le cierras las puertas a los de tu propia especie, rechaz¨¢ndoles y neg¨¢ndoles tu ayuda porque tienen una enfermedad que causa estragos? Y no es que yo pretenda aconsejar a los dem¨¢s no hacer caso a las medidas de prevenci¨®n, como don Alberto Ciaurriz insin¨²a que hace Juan Cueto. No; no, se?or. Que cada uno tome las que quiera. Pero no hasta el punto de que haya ni?os que, aun habi¨¦ndose demostrado que no poseen anticuerpos del SIDA, no sean admitidos en colegios s¨®lo porque su madre muri¨® de esa enfermedad.

Y lo digo como lo siento. Prefiero mil veces contagiarme de SIDA, pero ayudar a aquellos que ya lo tienen o que est¨¢n en peligro de tenerlo, que vivir rodeada de precauciones, pero haciendo caso omiso de aquel que necesita y me pide ayuda porque est¨¢ enfermo.

Si seguimos as¨ª, ma?ana podremos, contar orgullosos a nuestros nietos que cuando ¨¦ramos j¨®venes, gracias a nuestra cobard¨ªa, eludimos la peligrosa peste del siglo XX: el SIDA. Pero tambi¨¦n tendremos que decirles que, a cambio, dejamos en la estacada a mucha gente que necesitaba nuestra ayuda.-