Argentina y los nazis de siempre
El presidente argentino, Ra¨²l Alfons¨ªn, ha aludido a los nazis de siempre que est¨¢n conspirando permanentemente contra la libertad de los argentinos". "Que no se confundan; peronistas y rad¨ªcales estar¨ªamos juntos codo a codo para defender la democracia", se?al¨® el lunes Alfons¨ªn.En uno de los constantes discursos que pronuncia en sus giras rel¨¢mpago por las provincias (dos o tres por mes), esta vez en C¨®rdoba, Alfons¨ªn ha vuelto a advertir sobre la existencia de una conjura c¨ªvico-militar que pretender¨ªa su derrocamiento. Por una parte, la reci¨¦n inaugurada cuarta fase del Plan Austral -ahora denominado ir¨®nicamente Australito- no cuenta como en su versi¨®n inicial con el entusiasmo de una sociedad ya fatigada por la lucha tit¨¢nica contra la inflaci¨®n.
La nueva congelaci¨®n de precios y salarios presenta esta vez agujeros, agio, acaparamiento y principios de des abastecimiento en algunos productos. Por otra parte, la relaci¨®n austral-d¨®lar (un d¨®lar se compra a 1,54 australes en el mercado oficial y a 1,88 en el mercado negro) se est¨¢ reteniendo voluntaristamente a golpes de intervenci¨®n del Banco Central.
El Gobierno, as¨ª, est¨¢ liaciendo los mayores esfuerzos por renegociar el pago de los servicios de la deuda externa en las m¨¢s favorables condiciones posibles.
Neutralizaci¨®n pol¨ªtica
Sobre este contexto econ¨®micamente desfavorable camina el nuevo intento desestabilizador, que buscar¨ªa no tanto un imposible golpe militar como la neutralizaci¨®n pol¨ªtica, la renuncia o el fallecimiento del presidente. La conjura aspirar¨ªa a la sustituci¨®n de Ra¨²l Alfons¨ªn por su vicepresidente (mera figura decorativa al estilo pol¨ªtico estadounidense), V¨ªctor Mart¨ªnez, perteneciente a la derecha m¨¢s conservadora del radicalismo, ultracat¨®lico y excelentemente considerado por la Administraci¨®n de Reagan y los centros de poder econ¨®mico argentinos.
El voto argentino en la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Ginebra impidiendo la iniciativa estadounidense de condenar a Cuba ha sido presentado fuera de contexto como una connivencia entre Alfons¨ªn y Fidel Castro. Ciertamente, el Gobierno radical argentino est¨¢ pagando las visitas de Alfons¨ªn a Mosc¨² y La Habana.
Fuentes de la Embajada estadounidense en Buenos Aires no se molestan en negar la profunda indignaci¨®n del presidente norteamericano, Ronald Reagan, ante la invitaci¨®n formulada por Alfons¨ªn al l¨ªder sovi¨¦tico, Mijail Gorbachov, para que visite Argentina, en lo que ser¨ªa el primer viaje de un mandatario sovi¨¦tico a Am¨¦rica fuera de Estados Unidos o Cuba.
En su discurso del lunes, el presidente Alfons¨ªn se ha visto obligado a explicar irritadamente que el voto argentino en Ginebra fue acompa?ado por el de otros pa¨ªses como M¨¦xico, Venezuela, Per¨² o Colombia y que los derechos humanos no deben ser instrumentalizados para operaciones pol¨ªticas. "Para nuestra ¨¦tica, para nuestra filosof¨ªa", dijo, "se violan los derechos humanos all¨ª donde no existe pluralismo pol¨ªtico. Y entonces deber¨ªamos condenar a multitud de Gobiernos de la tierra. Es clara nuestra definici¨®n antifascista y nuestro rechazo a los Gobiernos de partido ¨²nico y a las dictaduras del proletariado. Y yo personalmente sigo dispuesto a dar examen diario de mi condici¨®n democr¨¢tica".
El otro frente desestabilizador se abre ante los procesamientos de militares de las tres armas por excesos represivos denunciados antes de la entrada en vigor en febrero de la ley de exenciones pdnales por estos casos, mal llamada ley de puntofinal.
Entre 400 y 500 jefes y oficiales de las fuerzas armadas, m¨¢s algunos suboficiales y miembros de la Polic¨ªa Federal, han sido citados por los tribunales o lo ser¨¢n en breve por la presunta comisi¨®n de delitos aberrantes. Su n¨²mero exacto es desconocido hasta por el Ministerio de Defensa, por cuanto est¨¢n interviniendo las c¨¢maras federales de las 23 provincias de la Rep¨²blica (tribunales supremos provinciales), m¨¢s la C¨¢mara Federal de la capital nacional, y muchos casos se encuentran solapados en tribunales distintos.
En cualquier caso, las apreciaciones m¨¢s solventes y moderadas no bajan de 400 el n¨²mero de militares que ser¨¢n procesados: generales, almirantes, brigadieres del Aire, coroneles, capitanes, tenientes, la mayor¨ªa en retiro, pero muchos en actividad, como el propio ayudante de campo de H¨¦ctor R¨ªos Ere?¨², jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito.
De repente han comenzado a aparecer anuncios publicitarios en los diarios porte?os exaltando al ex teniente general Jorge Videla como un h¨¦roe que liber¨® al pa¨ªs de la subversi¨®n marxista.
Las misas mensuales de Famus (Familiares de Muertos por la Subversi¨®n) han comenzado a nutrirse, los militares en activo llamados a declarar son acompa?ados multitudinariamente por camaradas de armas, amigos y familiares, y ya se ha producido una mediana manifestaci¨®n deapoyo ante el penal militar de Magdalena, en la provincia bonaerense, donde en chal¨¦s ind.lvlduales y sin restricci¨®n de visitas cumplen sus condenas los integrantes de las juntas militares de la dictadura.
El pasado viernes, una bomba explosion¨® frente al domicilio de Andr¨¦s d'Alessio, actual presidente de la C¨¢mara Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional -la que juzg¨® a las juntas-, y otra bomba mataba el domingo a un ama de casa que la manipul¨® cuando barr¨ªa su tramo de vereda.
El conjunto de abogados defensores de los acusados en la causa de la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada ha solicitado de la C¨¢mara Federal porte?a el aplazamiento indefinido del proceso por falta de tiempo para armar sus alegatos y sigue en pie el enfrentamiento entre el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (m¨¢ximo tribunal castrense) y la C¨¢mara Federal de Buenos Aires.
Delitos comunes
La justicia militar aduce que la c¨¢mara, civil, no puede juzgar hechos de guerra, y la c¨¢mara estima que lo que tiene entre sus manos no son haza?as b¨¦licas sino delitos de derecho com¨²n, aunque, dada la profesi¨®n de los imputados, ¨¦stos sean juzgados por el c¨®digo castrense. La justicia militar ha pedido, ante el disenso de competencias, la mediaci¨®n del presidente Alfons¨ªn en su calidad de jefe supremo de las fuerzas armadas, y los m¨¢s pr¨®ximos colaboradores de aqu¨¦l -que guarda silencio- les han ilustrado que el presidente, llegado el caso, no mediar¨¢, sino decidir¨¢.
Y en ¨¦sas estamos.
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