Una saludable derrota
Platoon, que fue concebida como una pel¨ªcula sobre la guerra de Vietnam contra la corriente -la corriente se llamaba ayer mismo Rambo y suced¨¢neos- y para la que se preve¨ªa una dificultosa carrera comercial en Estados Unidos, parece que est¨¢ levantando all¨ª riadas de espectadores. Un primer s¨ªntoma: Platoon ha sido convocada por la Academia de Hollywood para optar a ocho oscars, y esto tiene sabor a sanci¨®n institucional para un filme que vulnera las consignas de la industria sobre el vidrioso asunto de la derrota norteamericana en Vietnam.Otro s¨ªntoma, ¨¦ste m¨¢s veraz: en las siete primeras semanas de su explotaci¨®n comercial, Platoon recaud¨® en EE UU alrededor de 20 millones de d¨®lares (unos 2.540 millones de pesetas), y, lo que es m¨¢s significativo, el volumen de recaudaci¨®n se manten¨ªa semanas despu¨¦s, en un ritmo de descenso muy bajo. Si la pel¨ªcula comenz¨® con un tir¨®n inicial que alcanz¨® un taquillaje semanal de cuatro millones, en la novena semana recaud¨® 3,5 millones de d¨®lares, lo que es seguro indicio de su sostenimiento en la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica norteamericana,
Platoon
Direcci¨®n y gui¨®n: Oliver Stone. Fotograf¨ªa. Robert Richardson. M¨²sica. Georges Delerue. Producci¨®n: Arnold Kopelson. Int¨¦rpretes: Tom Berenger, Willen Dafoe, Charlie Sheen. Estreno en Madrid en cines Capitol, Canalejas, Carlton, Europa, Luchana, La Vaguada y (en versi¨®n original) Urquijo.
El director del filme, Oliver Stone, cuando se le pregunta -y se le pregunta casi siempre- a qu¨¦ se debe este inesperado poder de convocatoria de su Platoon, insiste una y otra vez en que la causa del s¨²bito triunfo de la pel¨ªcula hay que buscarla en que, a su juicio, ¨¦sta es la primera pel¨ªcula que ha permitido entender al p¨²blico de su pa¨ªs "qu¨¦ ocurri¨® realmente en Vietnam". Una explicaci¨®n did¨¢ctica que s¨®lo convence a medias, porque s¨®lo a medias dice la verdad.
Por un lado, con esta rotunda afirmaci¨®n Stone contradice a su apasionada aceptaci¨®n de Apocalypse now como el modelo de imagen de la guerra de Vietnam que hay detr¨¢s de su Platoon; pero, por otro, dice una verdad, pues la met¨¢fora po¨¦tica que v¨¦rtebra el c¨¦lebre filme de Francis Coppola le sit¨²a por encima de esa sensibilidad ideol¨®gica casera que Stone pretende mover y conmover con su Platoon, y esto hace a este filme m¨¢s accesible, m¨¢s apto para el consumo masivo que el de Coppola. Si Apocalypse now derivaba hacia una enigm¨¢tica alegor¨ªa tr¨¢gica oscurecida por sus ambiciones universales e incluso metaf¨ªsicas, Platoon propone una ficci¨®n a ras de tierra: un alegato, escrito en el lenguaje del m¨¢s puro cine de acci¨®n, contra el nacionalismo revanchista provocado en la industria hollywoodense por el reaganismo en lo relativo a la -a¨²n no digerida y para ese reaganismo indigerible- derrota del ej¨¦rcito de EE UU en Vietnam.
Reparto de patadas
En un respiro del tenso itinerario del filme en las selvas indochinas, hay un di¨¢logo en el que el sargento bueno -que interpreta Willem Dafoe, opci¨®n humana a la opci¨®n bestial del genocida sargento malo que interpreta Tom Berenger- dice al soldado protagonista, el chico, que interpreta Charlie Sheen y sobre el que ambos sargentos giran como modelos ideol¨®gicos entre los que ha de optar: "Nos hemos pasado toda la vida dando patadas en el culo a los dem¨¢s. Ya es hora de que comiencen a d¨¢rnoslas a nosotros". En esa frase se resume el muy elemental -pero tambi¨¦n muy eficaz, para el tipo de receptor a que la pel¨ªcula est¨¢ destinada- mensaje ideol¨®gico de Platoon: "Fue para EE UU un hecho saludable perder la guerra de Vietnam".Hemos empleado, para identificar a los tres personajes sobre los que gira el debate ideol¨®gico resultante de la aventura de Platoon, la terminolog¨ªa m¨¢s ingenua de la jerga empleada en las tradiciones del cine de acci¨®n norteamericano: el chico, el bueno y el malo. Sobre estas candorosas pero eficac¨ªsimas simplificaciones o estereotipos de conducta discurre enteramente el juego de mensajes ideol¨®gicos barajados por Stone, y esta argucia es otra de las claves -tal vez la m¨¢s decisiva- del poder de convocatoria de su Platoon.
De esta manera, la elementalidad del mensaje did¨¢ctico y pol¨ªtico del filme es la fuente de la complejidad de sus consecuencias. La argucia de Stone es la de las ratas de cinemateca: ha estudiado a fondo las tradiciones del cine b¨¦lico antibelicista de Hollrvood y ha extra¨ªdo de ¨¦l modelos de acci¨®n y cadencias de imagen que le permiten secuestrar la atenci¨®n del espectador, sumergirle en la aventura y hacerle participar emocionalmente en ella por un proceso de identificaci¨®n.
El espectador acepta al chico como gu¨ªa sentimental y, conseguido esto, asume no s¨®lo sus emociones, sino tambi¨¦n las elecciones morales y pol¨ªticas derivadas de ellas. La mercanc¨ªa ideol¨®gica entra as¨ª en los ojos -a la manera de Objetivo Birmania, de Walsh, y de La colina de los diablos de acero, de Mann, dos joyas del cine b¨¦lico antibelicista cl¨¢sico- por la v¨ªa del magnetismo y la fascinaci¨®n ante la aventura.
De esto se desprende que Platoon no es una obra original, sino gen¨¦rica, y que esta renuncla a la originalidad es precisamente su originalidad mayor, la clave de su poder de convocatoria. No es una pel¨ªcula que har¨¢ historia del cine, sino que se aprovecha, inteligentemente de esa historia para aportar una zona de luz e inquietud al s¨®rdido y quieto debate norteamericano de puertas adentro sobre la humillaci¨®n nacional que fue la en realidad saludable derrota de su ej¨¦rcito, humillado por la vileza del adjetivo invencible. Stone digiere la espina vietnamita y hace digerirla a sus clientelas: ¨¦sa es su manera, en las ant¨ªpodas del revanchismo reaganista, de ser patriota.
Babelia
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