Rueda de corresponsales
Parece que los lectores se han puesto de acuerdo en los ¨²ltimos d¨ªas para auscultar a los corresponsales de EL PA?S en el extranjero. Algunas de las quejas verificadas por el ombudsman se?alan errores de transcripci¨®n o de informaci¨®n y otras muestran la repunta con opiniones personales sobre el trabajo de estos periodistas.El proceso que se sigue en Jerusal¨¦n a un presunto exterminador de los jud¨ªos internados en Treblinka, John Demjanjuk, es motivo para que el lector Enrique Aynat Eknes, desde Torreblanca (Castell¨®n), se refiera al art¨ªculo publicado en este peri¨®dico el 22 de febrero pasado, titulado ?Qui¨¦n es usted, John (Ivan) Demjanjuk?, firmado desde Jerusal¨¦n por V¨ªctor Cygielman. Aynat es un estudioso del sistema de campos de concentraci¨®n y especialmente del holocausto jud¨ªo y se sorprende de que el autor del reportaje se limite a exponer una serie de generalidades sobre el estado de ¨¢nimo de Demjanjuk, en lugar de informar sobre documentos, testimonios y pruebas, es decir, sobre la materialidad de los hechos; tambi¨¦n se?ala un dato del art¨ªculo que le parece err¨®neo: "En los procesos celebrados en la posguerra en la Rep¨²blica Federal de Alemania contra los responsables de los campos de concentraci¨®n, el agente letal ya no era el vapor, sino 'mon¨®xido de carbono asfixiante' producido por un motor Diesel. Por su parte, el periodista nos informa que el motor exped¨ªa, en vez de mon¨®xido de carbono,'el gas Ciclone B' (en realidad, Zyklon o Zyklon B, insecticida a base de ¨¢cido cianh¨ªdrico que se evapora al contacto con el aire, sin necesidad de motor)".
A V¨ªctor Cygielman le parecen interesantes las enunciaciones del comunicante y desde Jerusal¨¦n nos ha enviado su contestaci¨®n: "El prop¨®sito de este examen judicial no es verificar la posibilidad material de comprimir a 12 personas en un metro cuadrado o analizar las cenizas del crematorio que funcion¨® en Treblinka, sino solamente establecer la culpa o la inocencia del acusado. El tribunal no tendr¨¢ que decir si los terribles acontecimientos que tuvieron lugar en Treblinka, la sistem¨¢tica exterminaci¨®n de 850.000 jud¨ªos, fue un hecho incontestado, sino que el acusado Ivan Demjanjuk e Ivan el terrible (Ivan Grozny) son uno y la misma persona. Mi art¨ªculo fue solicitado para describir al acusado, al hombre del banquillo, su estado mental, sus reacciones en el juicio. Lo siento si le he desilusionado, pero eso fue lo que me pidieron. Acerca de la naturaleza del gas usado para los asesinatos, tiene raz¨®n: no fue Ciclone B, sino el resultado de la combusti¨®n de fuel del motor Diesel de un tanque, el gas llamado mon¨®xido de carbono. Ciertamente, me equivoqu¨¦".
El miedo de Dios
David Jackson es un licenciado en Ciencias y Teolog¨ªa, que desde L¨¦rida nos descubre una errata que apareci¨® en dos art¨ªculos de Juan Arias, corresponsal de EL PA?S en Italia, con la menci¨®n del nombre del pastor protestante Bonhoeffer, y publicado habitualmente en el peri¨®dico como se pronuncia: "Bonheffer". Junto a las erratas, Jackson nos muestra su preocupaci¨®n porque en el art¨ªculo de Arias del pasado 23 de marzo titulado El miedo de Dios, publicado en las p¨¢ginas de Opini¨®n, se hace una referencia que puede ser interpretada como que Bonhoeffer muri¨® en una c¨¢rcel de Leningrado. El lector puntualiza: "Dietrich Bonhoeffer muri¨® ahorcado por los nazis [en 1945, en el campo de concentraci¨®n de Flossenb¨¹rg] pocas semanas antes de finalizar la guerra de Europa. Fue ejecutado debido a su participaci¨®n en una conspiraci¨®n para asesinar a Hitler. Adem¨¢s, no es verdad, como parece asimismo sugerir el se?or Arias en una cr¨®nica fechada en Roma del 18 de febrero de 1987 [Mosc¨² y el Vaticano, dispuestos a hablar sobre la 'muerte de Dios'], que Borihoeffer fuera uno de los creadores de la llamada teolog¨ªa de la muerte de Dios, aunque algunos le han distorsionado en este sentido. Basta una lectura de sus cartas y papeles de la c¨¢rcel para ver que manten¨ªa su creencia en un Dios en perfecta salud. Lo que s¨ª le interesaba en los ¨²ltimos a?os de su vida era la maduraci¨®n de los cristianos, y el pensamiento de que ¨¦stos debieran asumir sus leg¨ªtimas responsabilidades en un mundo desmitificado donde Dios no se ve por todas partes".
Arias responde a este lector, reconoce que las erratas en el nombre se deben a un fallo en las transn¨²siones y se refiere en su contestaci¨®n a Jackson sobre la citada teolog¨ªa de la muerte de Dios: "Antes de ir al campo de concentraci¨®n el te¨®logo y pastor protestante Bonhoeffer pas¨® por varias c¨¢rceles. En efecto, fue desde la c¨¢rcel de Berl¨ªn y no de Leningrado donde escribi¨® sus famosas cartas. Por lo que se refiere a la teolog¨ªa de la muerte de Dios, Borihoeffer fue famoso precisamente por la denuncia de las falsas im¨¢genes de Dios. Una expresi¨®n que usaba mucho es que Dios no es un 'tapaagujeros', es decir, que no es el encargado de deshacer los entuertos realizados por los hombres. La verdadera teolog¨ªa de la muerte de Dios nunca fue una teolog¨ªa de los ateos, sino m¨¢s bien la que ha sabido profundizar el hecho de que es indispensable que muera una cierta imagen del Dios institucional o del poder para que pueda resucitar el rostro del Dios verdadero predicado por Jes¨²s a los ¨²ltimos. En esta l¨ªnea se mueve por ejemplo el libro Dios no es as¨ª, de Robinson, y mi misma obra El Dios en quien no creo".
Las sonrisas de los popes
La redactora Maruja Torres ejerce como enviada especial en Atenas desde hace una semana. Casi a diario ha publicado en EL PA?S sus cr¨®nicas sobre el conflicto provocado por el proyecto del Gobierno socialista de nacionalizar las tierras de la Iglesia greco-ortodoxa. Un lector, Jos¨¦ Luis S. Noriega, escribe desde Pinto (Madrid) para protestar a rado sobre la forma en que estan redactadas estas informaciones: "La periodista puede tener la mala leche que quiera para re¨ªrse de los obispos ortodoxos y de la Iglesia griega. Pero para eso est¨¢ mejor que publique comentarios (con la debida diferenciaci¨®n tipogr¨¢fica que usa el peri¨®dico: firma en letra de mayor cuerpo y titular centrado y en cursiva), en lugar de informaciones. Cuando se trata de informar no se puede ir a los hechos para hacerles decir lo que a uno le gustar¨ªa, como cuando afirma 'los popes exhib¨ªan radiantes sonrisas que patentizaban su seguridad en la victoria final..." (EL PA?S, 24 de marzo, p¨¢gina 8). Se puede ser todo lo anticlerical que uno quiera, pero no tan listo como para saber con exactitud el significado de una sonrisa de un pope al bajarse del coche para una reuni¨®n. Y esto es un ejemplo".
No hace falta un detenido an¨¢lisis de algunas de estas cr¨®nicas para comprobar la raz¨®n que le asiste al lector cuando se?ala que la enviada especial de EL PA?S est¨¢ ejerciendo en Atenas m¨¢s como columnista que como periodista o cronista (ver EL PA?S del 23 y 24 de marzo). Las normas m¨¢s elementales del Libro de estilo, que en algunas cr¨®nicas han sido transgredidas, son: "1.2. El periodista transmite noticias a los lectores, y se abstiene de exponer sus opiniones personales sobre los hechos de los que informa. 2.22. Las cr¨®nicas deben ser informativas, no doctrinarias ni ideol¨®gicas. El an¨¢lisis que sirva para encuadrar o explicar la informaci¨®n es deseable; no es tolerable, en cambio, la coletilla que refleja opiniones personales o hip¨®tesis aventuradas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.