Intercambio interrumpido
A la hora en que se celebra con todo ¨¦nfasis el idilio entre Francia y Espa?a, me gustar¨ªa manifestarle mi testimonio, desde el punto de vista profesional, sobre lo que me parece cierta ambig¨¹edad de esta cooperaci¨®n.En efecto, soy profesor de castellano en un instituto franc¨¦s, hago cuanto puedo para promover este idioma entre los j¨®venes; por ejemplo, aparte de mis actividades docentes, animo un programa radiof¨®nico de cultura y m¨²sica espa?olas y, desde el a?o pasado, realizamos intercambio de alumnos con el Instituto Pablo Ruiz Picasso de Almad¨¦n.
El a?o Casado, este intercambio fue posible exclusivamente gracias a la ayuda econ¨®mica personal del padre de un alumno de Almad¨¦n, cuya generosidad permiti¨® la venida a Francia de un grupo de j¨®venes manchegos, que pasaron, as¨ª, entre nosotros una temporada muy agradable y culturalmente provechosa, por supuesto.
Pero este a?o se vuelve a plantear el mismo problema: a pesar del inter¨¦s que todos podemos tener en repetir el intercambio, parece que el precio del viaje entre Almad¨¦n y Francia resulta prohibitivo para muchas familias.
La junta directiva del Instituto Pablo Ruiz Picasso ha pedido una ayuda al Ministerio de Educaci¨®n para cubrir los gastos del viaje y continuar as¨ª el intercambio, pero, aparentemente, este tipo de ayudas se reserva a grandes centros, ubicados en ciudades importantes. Y esto me parece parad¨®jico, puesto que las grandes ciudades tienen mayores facilidades para estar en contacto con las diferentes influencias exteriores que las ciudades menos importante o m¨¢s aisladas.
As¨ª, a pesar de la colaboraci¨®n entre nuestros respectivos ayuntamientos, de la ayuda que nos facilitan, es muy posible que este tipo de experiencia humana, cultural y pedag¨®gica fracase por culpa del desinter¨¦s a nivel oficial.
Y me pregunto si la cooperaci¨®n franco-espa?ola es una cooperaci¨®n en todos los dominios o una cooperaci¨®n selectiva, que se realiza s¨®lo en los dominios en que la rentabilidad puede ser evaluada concretamente. Y, claro, todos sabemos que la rentabilidad intelectual o cultural no se eval¨²a en francos ni en pesetas, ni en ECU. Desgraciadamente para nuestros alumnos.-
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