Juan Pablo II frente a Pinochet

?Para qu¨¦ sirve un Papa? La pregunta puede parecer escandalosamente irreverente trat¨¢ndose de un hombre cuyo papel es ser el jefe espiritual de centenares de millones de cat¨®licos. Puede que nunca en la historia de la Iglesia un Papa haya sido tan consciente de su papel pol¨ªtico como Juan Pablo Il.Todos los que sufren, que aspiran a la libertad porque est¨¢n privados de ella, tienen su idea sobre esa pregunta. Juan Pablo II es ante, el mundo que le observa y le escucha portador de un mensaje necesariamente m¨¢s moderno y un poco subversivo, porque tiene en cuenta las realidades de su tiempo. ?C¨®mo hubiera podido presentarse ante los filipinos sin denunciar la miseria que all¨ª reinaba y sin acusar al dictador Marcos? ?C¨®mo, dentro de la misma l¨®gica, hubiera podido visitar Hait¨ª y no pronunciar unas palabras que sonaron como una condena sin apelaci¨®n de Jean-Claude Duvalier? ?C¨®mo podr¨ªa al llegar a Santiago de Chile, capital de una dictadura que en la imaginaci¨®n occidental ha sido elevada a la categor¨ªa de s¨ªmbolo, no encontrar las frases que digan a millones de chilenos que el Papa no es, no puede ser, solidario con el general Pinochet?Nadie puede concebir que un hombre convertido en el baluarte de Polonia contra un dictador, a menudo comparado al de Chile, pueda emplear en Santiago un lenguaje distinto del de Polonia.

, 2 de abril