La guerra del yen
LA CONTROVERSIA actual entre Estados Unidos y Jap¨®n a prop¨®sito del precio de venta de los microprocesadores japoneses ha puesto de relieve las tensiones econ¨®micas latentes entre los dos pa¨ªses. En el origen del conflicto se encuentra un complejo asunto relacionado con la producci¨®n y comercializaci¨®n de estos productos. Estados Unidos acusa a Jap¨®n de venderlos por debajo del precio de coste, haciendo as¨ª una competencia desleal. El problema es tanto m¨¢s preocupante para Estados Unidos cuanto que puede verse afectada su seguridad, ya que los microprocesadores en cuesti¨®n se utilizan para producir bienes que van desde los autom¨®viles hasta los cohetes con cabezas nucleares.A estos reproches, los norteamericanos (y los europeos( a?aden el cierre artificial del mercado japon¨¦s a sus propios productos mediante procedimientos artificiales, como los controles sanitarios o las homologaciones y, a veces, con la prohibici¨®n de concurrir a los concursos p¨²blicos de adquisici¨®n de equipos de alta tecnolog¨ªa. Hace unos a?os los japoneses se comprometieron a adquirir productos electr¨®nicos en Estados Unidos por valor de 300 millones de d¨®lares anuales, -pero en los cinco a?os siguientes las compras s¨®lo alcanzaban 200 millones de d¨®lares. Estos incidentes, y fundamentalmente los 50.000 millones de d¨®lares del excedente comercial de Jap¨®n con Estados Unidos, han levantado una oleada de resentimiento en este pa¨ªs, de tal forma que el Congreso amenaza con imponer sanciones y adoptar leyes proteccionistas. La Administraci¨®n norteamericana, probablemente para abortar este tipo de acci¨®n, ha impuesto una sobretasa aduanera a una serie de productos electr¨®nicos japoneses por un valor. aproximado de 300 millones de d¨®lares.
Por su parte, los japoneses han amenazado con denunciar a Estados Unidos ante el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) por violar las reglas comerciales suscritas por los Estados miembros.
Pero el problema de fondo es bastante m¨¢s serio que la disputa actual sobre los microprocesadores. El excedente de la balanza por cuenta corriente japonesa es del orden de los 70.000 millones de d¨®lares, cifra m¨¢s que considerable, capaz por s¨ª sola de distorsionar los equilibrios b¨¢sicos del comercio mundial. La acusaci¨®n b¨¢sica contra Jap¨®n consiste en la renuncia de este pa¨ªs a respetar las reglas esenciales del juego econ¨®mico y que van m¨¢s all¨¢ de los problemas comerciales actuales. Independientemente de la protecci¨®n comercial encubierta, la persistencia del excedente es un claro exponente de la infravaloraci¨®n del yen, obtenida mediante la exportaci¨®n masiva de capitales, que, a su vez, no hacen sino financiar el d¨¦ficit p¨²blico norteamericano.
Pero las leyes econ¨®micas tienen una l¨®gica que al final termina imponi¨¦ndose. Los pa¨ªses industrializados han pedido reiteradamente a Jap¨®n que relance su econom¨ªa, y especialmente su consumo interno, con objeto de aumentar sus importaciones y reducir el excedente comercial. En el mejor de los casos, la respuesta ha sido t¨ªmida, cuando no contradictoria. Llegados a este punto, si la correcci¨®n del excedente exterior no puede alcanzarse por la v¨ªa del relanzamiento de la demanda interna, la alternativa es que sea la apreciaci¨®n del yen la que provoque el ajuste. Esto es lo que est¨¢ sucediendo: Estados Unidos ha dejado caer el d¨®lar para recuperar una competitividad perdida y ha provocado una fuerte subida del yen que da?a a las empresas exportadoras de Jap¨®n. Se trata, obviamente, de un juego peligroso, pero si hay algo que est¨¦ claro es la imposibilidad de prolongar por mucho tiempo los desequilibrios actuales.
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