Madres de alquiler

Baby M al fin ha conseguido un apellido. Pero ser¨¢ extraordinariamente afortunada si su vida permanece despejada tras los traum¨¢ticos sucesos que han seguido a su llegada el mundo, hace justo un a?o.El proceso de Baby M ha suscitado algunas serias preguntas sobre la r¨¢pida expansi¨®n del negocio de las madres de alquiler, s¨®lo posible desde hace pocos a?os, gracias a los sorprendentes avances de la ciencia biol¨®gica.

Los defensores de su pr¨¢ctica se?alan que el caso de Baby M es ¨²nico y que en casi todos los dem¨¢s casos de contratos, han sido honrados y amistosos acuerdos los que se han alcanzado si una madre, despu¨¦s del nacimiento de su hijo, ha querido renunciar a ¨¦l. Este procedimiento es un moderno remedio para el sufrimiento de los que no pueden tener hijos, en el que no hay perdedores, sino s¨®lo ganadores. El caso de la sustituci¨®n de paternidad es ¨²nicamente sostenible si se asume que la paternidad es un derecho de toda pareja, tanto si es f¨¦rtil como si no. Pero ese derecho no ha sido reconocido todav¨ªa ni en EE UU ni en el Reino Unido.

La compra y venta de ni?os es ilegal. La sustituci¨®n de la paternidad ofrece una tentadora forma de salvar estos obst¨¢culos, pero el caso de Baby M ha demostrado que est¨¢ tambi¨¦n cargado de riesgos. Pasar¨¢ mucho tiempo, si ese d¨ªa llega, antes de que la ley y las costumbres proporcionen un sistema satisfactorio para estos sorprendentes procesos.

3 de abril