Progreso, impaciencia, partic¨ªpacion
A pesar de la sensible mejor¨ªa econ¨®mica experimentada en Espa?a a partir de 1982, la senda del crecimiento econ¨®mico sigue siendo estrecha en 1987. Ahora, el gran desaf¨ªo es el de la competitividad de la econom¨ªa espa?ola con la de los pa¨ªses de la CE, lo que exige la imperiosa reducci¨®n del diferencial de inflaci¨®n entre Espa?a y los pa¨ªses comunitarios. Seg¨²n el autor, la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno tiende a este objetivo, que a la vez favorece la creaci¨®n de empleo.
Espa?a se encuentra en un per¨ªodo puente en el plano econ¨®mico y en el pol¨ªtico. En el terreno econ¨®mico han pasado los momentos m¨¢s estrictos del ajuste, pero no se ha entrado a¨²n en un per¨ªodo de expansi¨®n econ¨®mica. Desde 1982 Espa?a ha estado experimentando una sensible -mejor¨ªa econ¨®mica: en primer lugar, ha habido crecimiento de las exportaciones y, a partir de 1985, de la inversi¨®n productiva, del consumo y de la creaci¨®n neta de empleo; en segundo lugar, se ha producido una mejor¨ªa de los grandes par¨¢metros de la econom¨ªa, la inflaci¨®n, el d¨¦ficit p¨²blico y la balanza de pagos. De resultas de ello, hoy, en 1987, la econom¨ªa espa?ola puede crecer m¨¢s que en los a?os anteriores: quiz¨¢ un 3,5%, de PIB. Pero para lograrlo, los m¨¢rgenes no son muy amplios; al contrario, la senda de este crecimiento econ¨®mico en Espa?a es a¨²n hoy una senda estrecha, con l¨ªmites claros.Vivimos en un contexto, sobre todo despu¨¦s de nuestra incorporaci¨®n a la CEE, en que ning¨²n problema econ¨®mico puede ser valorado con par¨¢metros estrictamente nacionales. La mejor¨ªa lograda no puede desviarnos del gran desaf¨ªo de la competitividad de nuestro sistema productivo con el de los principales pa¨ªses europeos. Por ello, si no se reduce el diferencial de inflaci¨®n con la CEE, no ser¨¢ posible atender el objetivo de la competitividad y tampoco alcanzaremos el crecimiento necesario para crear empleo neto. En resumen, es bastante dudoso que la econom¨ªa espa?ola pueda crecer un 3,5% -un objetivo hoy posible- si la inflaci¨®n supera el 5%. Pero si existe la amenaza de un aumento de la inflaci¨®n, se deber¨¢n aplicar pol¨ªticas monetarias restrictivas y, aunque a final de a?o la inflaci¨®n no haya superado el 5%, no se habr¨¢ crecido lo suficiente como para generar empleo. Y si, por el contrario, ante una tendencia a la subida de la inflaci¨®n no se aplican pol¨ªticas monetarias restrictivas, las exportaciones disminuir¨¢n sensiblemente por la falta de competitividad de nuestros productos y no se lograr¨¢ tampoco ese objetivo de crecimiento econ¨®mico y el de creaci¨®n de empleo.
Creaci¨®n de empleo
En estas condiciones, la gran pregunta que cabe formularse es qu¨¦ pol¨ªtica es m¨¢s progresista y m¨¢s solidaria. Si la que propone el Gobierno o la de quienes sit¨²an el crecimiento, salarial por encima del 7% cuando el objetivo de inflaci¨®n se establece en el 5%. ?Cu¨¢l de ellas es m¨¢s progresista y solidaria con los trabaja,dores desocupados o con los pensionistas y funcionarios a quienes se les ha establecido un 5% de incremento salarial?Progresista en Espa?a hoy y en este tema es defender una pol¨ªtica econ¨®mica de creaci¨®n de empleo. Son los parados y no los trabajadores que tienen un puesto de trabajo los que han pagado m¨¢s duramente el ajuste ante la crisis. Es a ellos a los que se debe dirigir la pol¨ªtica econ¨®mica en la actualidad. Y esto, con los estrechos m¨¢rgenes que hoy existen para lograr un aumento en la creaci¨®n neta de empleo, pasa por colaborar abierta y expl¨ªcitamente en una pol¨ªtica de reducci¨®n de la inflaci¨®n.
Hay empresas con beneficios -se nos dice- que pueden aceptar incrementos salariales por encima del 7% o m¨¢s. En estos supuestos, para no perjudicar el objetivo de inflaci¨®n, lo l¨®gico ser¨ªa que parte de esos beneficios reviertan a los trabajadores mediante la creaci¨®n de los fondos de inversi¨®n social, que es lo que ha hecho, por ejemplo, la socialdemocracia sueca cuando ha tenido que compatibilizar una pol¨ªtica deflacionista con el crecimiento y la creaci¨®n de empleo.
Con el mismo razonamiento se pueden enjuiciar otras reivindicaciones, como la del salario estudiantil -que significar¨ªa una ,discriminaci¨®n escandalosa de los j¨®venes estudiantes frente a los j¨®venes trabajadores en paro-; o la supresi¨®n de las tasas acad¨¦micas, que perjudicar¨ªa seriamente el acceso a la Universidad a los hijos de las familias m¨¢s desfavorecidas.
Austeridad soridaria
En definitiva, volviendo al comienzo de esta reflexi¨®n, un Gobierno socialista tiene que practicar un tipo de austeridad solidaria para superar la crisis econ¨®mica. Tiene la obligaci¨®n de no ceder ante aquellas reivindicaciones que tengan un car¨¢cter corporativista y que buscan la soluci¨®n unilateral sin planteamientos solictarios con el conjunto social, y debe atender a los objetivos b¨¢sicos de solidaridad, entre los que tiene prioridad la creaci¨®n de empleo.Corremos el riesgo de la impaciencia. El pa¨ªs tiene muchas injusticias, desigualdades y demandas que atender, pero todavia no hemos alcanzado las condiciones para desarrollar una pol¨ªtica expansiva sin tirar por la borda el esfuerzo de ajuste realizado. La impaciencia puede ser nuestro peor enemigo, aunque pueda ser explicable en muchas de las demandas existentes.
Tambi¨¦n este es un per¨ªodo importante de maduraci¨®n pol¨ªtica. La democracia representativa se ha consolidado, pero la sociedad espa?ola a¨²n no ha entrado en una din¨¢mica de participac¨ª¨®n pol¨ªtica m¨¢s all¨¢ de sus obligaciones ciudadanas de elegir y ser elegido. Sin embargo, el tipo de pol¨ªticas sociales positivas que, en medio de la austeridad impulsa el Gobierno socialista, est¨¢n despertando grandes expectativas entre los segmentos m¨¢s diversors de la poblaci¨®n. Y esto es positivo, porque es una primera manifestaci¨®n de que los espa?oles se interesan por la pol¨ªtica, por los asuntos p¨²blicos. Atr¨¢s parece que va quedando la apat¨ªa y con ella el concepto acu?ado durante los primeros a?os de democracia:-el pasotismo.
Existe una correlaci¨®n entre esta generaci¨®n de expectativas y el proyecto, m¨¢s all¨¢ del cambio, que est¨¢ impuisando el socialismo espa?ol. En medio de la austeridad se est¨¢n poniendo las primeras piedras del Estado del bienestar. El socialismo espa?ol sabe que el Estado del bienestar no se basa s¨®lo en la puesta en pie de sistemas universales de servicios p¨²blicos. En la medida en que se ampl¨ªan los servicios a los ciudadanos, en esa medida los ciudadanos se organizan para controlarlos. Para los socialistas significa una ampliaci¨®n importante de la democracia mediante la participaci¨®n en el d¨ªa a d¨ªa de la formulaci¨®n de pol¨ªtica y de su gesti¨®n -en escuelas, hospitales y ciudades, como consumidores, como afectados y usuarios-
Es parte del proyecto socialis,ta el que este tipo de participaci¨®n florezca, se desarrolle y se institucionalice.
Por ello al socialismo ni le asustan ni le sorprenden las reivindicaciones, el sentarse a mesas de negociacion con interlocutores sociales y que ¨¦stos expongan sus puntos de vista y sigan de cerca, como afectados que son, las decisiones y la gesti¨®n.
Pero el socialismo s¨ª se enfrenta y seguir¨¢ enfrent¨¢ndose a los que desprecian la canaliza,ci¨®n de las reivintlicacior¨ªes hacia v¨ªas de di¨¢logo y negociaci¨®n, o a los que, so pretexto del inter¨¦s general de la sociedad, defienden intereses corporativos, privileg¨ªos y demandas insolidarias.
Hoy, se dice, la calle hierve y la conflictividad social ha aumentado. Esta energ¨ªa social se explica, como antes suger¨ªa, por que estamos ya instalados en la democracia. Porque en democracia estamos organizando una sociedad justa. Porque este proyecto despierta expectativas que antes no pod¨ªan existir. El gran reto ahora consiste en que esa energ¨ªa social se canalice de un modo constructivo hacia una mayor participaci¨®n de los administrados en el dise?o y en el control de la gesti¨®n de las pol¨ªticas que les afectan. Esto ha sido eil otros pa¨ªses de Europa un proceso paralelo a la puesta en pie del Estado del bienestar. Espa?a no tiene por qu¨¦ ser diferente. Pero es necesario desterrar la impuciencia en aras de la solidaridad y unir el progreso.con la participaci¨®n democr¨¢tica, civilizada y pac¨ªfica a la hora de resolver los conflictos sociales para que el proyecto de modernizaci¨®n de Espa?a siga avanzando y no tiremos por la borda todo. lo realizado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- GP Brasil
- Estructura econ¨®mica
- CD Bidasoa
- Opini¨®n
- Presidencia Gobierno
- F¨®rmula 1
- PSOE
- Balonmano
- Automovilismo
- Financiaci¨®n deportiva
- Motociclismo
- Equipos
- Deportes motor
- Partidos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Competiciones
- Gobierno
- Uni¨®n Europea
- Deportes
- Pol¨ªtica laboral
- Administraci¨®n Estado
- Organizaciones internacionales
- Espa?a
- Econom¨ªa
- Administraci¨®n p¨²blica