V¨ªsperas de Semana Santa
La oportunidad de que esta IV Cumbre Flamenca se celebra en v¨ªsperas de la Semana Santa ha dado lugar a una sesi¨®n un tanto extra?a. Gran parte del p¨²blico que acudi¨® en multitud a la catedral madrile?a hubo de sufrir una amarga decepci¨®n. Porque se supone que era un p¨²blico aficionado al flamenco y que iba a escuchar flamenco, y lo que all¨ª se le ofreci¨® nada ten¨ªa que ver con el arte jondo.La pregunta surge inevitable: ?por qu¨¦, siendo la saeta flamenca un cante tan hermoso, el m¨¢s representativo hoy a nivel popular de la Semana Santa andaluza, y habiendo tan buenos cantaores de saetas, no se incluy¨® en el programa por lo menos una muestra de esta faceta? Misterio, sobre todo teniendo en cuenta que estamos refiri¨¦ndonos a un ciclo de arte flamenco y no de celebraciones semanasanteras.
IV Cumbre Flamenca
M¨²sicas andaluzas de la Semana Santa. Catedral de Madrid, 6 de abril.
As¨ª que o¨ªmos unas m¨²sicas, andaluzas, s¨ª, pero todas anteriores a los tiempos en que los cantaores flamencos se apoderaron de la saeta para darle su era de mayor esplendor. Las saetas antiguas o primitivas y otros cantos que se nos ofrecieron en la catedral de Madrid son en realidad reliquias de tiempos pasados que se resucitan cada a?o por este tiempo pero que est¨¢n casi perdidas. Pura arqueolog¨ªa. En sus lugares de origen, y con la parafernalia propia de estas celebraciones en cada sitio, pueden a¨²n despertar entusiasmos, pero sacados de ese contexto se quedan en ilustraci¨®n cultural.
De Arcos de la Frontera vino Manuel Zapata para cantarnos la saeta vieja de su pueblo, lo que hizo de manera emocionada, canto liso y llano, de reminiscencias gregorianas.
Espl¨¦ndida tambi¨¦n la saeta del Carpintero, que hizo Luis Cabrera, del Coro de Campanilleros de Nuestra Se?ora de la Soledad, de la Hermandad de Santiago de Castilleja de la Cuesta, conjunto que interpret¨® un largo y monocorde canto salmodiado sobre temas de la pasi¨®n. La ni?a Gracia Gloria, de Archidona, cant¨® en solitario la Embaj¨¢ del ¨¢ngel, una larga melopea mon¨®tona y repetitiva.
En Marchena, las saetas pr¨ªmitivas son algo consustancial a su Semana Santa, y la muestra que se nos ofreci¨® tuvo un raro encanto de concierto de c¨¢mara. Quiz¨¢ fuera debido al acompa?amiento musical de dos oboes y un fagot. Sus saetas son casi recitadas, aunque a veces adquieren ¨ªmpetu y vuelos propios llegando a una cierta grandeza.
M¨¢s apreciable es esto en las saetas cuarteleras de Puente Genil. A Madrid vinieron cuatro excelentes saeteros con banda de m¨²sica. Fue esta parte la que m¨¢s entusiasmos despert¨®, y a ello no fue ajeno el n¨²mero de pontanenses entre el p¨²blico. ?stos, s¨ª, lo pasaron en grande.
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