La saeta, en el recuerdo
La saeta se aflamenc¨® tard¨ªamente. Se cant¨® en la centuria pasada, aunque las referencias no sean muchas, pero concretamente en C¨¢diz fueron memorables las madrugadas de los ¨²ltimos viernes santos del XIX, cuando Enrique el Mellizo se situaba con sus hijos en los cuatro balcones de la casa que habitaban en la esquina de las calles Mirador y Botica y all¨ª reten¨ªan el paso del Nazareno interminablemente por obra y gracia de sus espl¨¦ndidos y simples cantes. La edad de oro de la saeta flamenca se sit¨²a en el primer tercio de este siglo con nombres de saeteros sensacionales, como Centeno, Gloria, La Pompi, Macand¨¦, Caracol, Mairena.
Manuel Torre
Se habla de las espeluznantes saetas de Manuel Torre, merced a una de las cuales surgi¨® la costumbre de mecer o bailar los pasos en la Semana Santa sevillana, porque los costaleros no quisieron perderse el cante de Manuel.Nada que nos recordara eso o¨ªmos en la catedral de Madrid.
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