La actitud de Washington indigna a Mosc¨²
La Uni¨®n Sovi¨¦tica ha acusado a EE UU de tratar de envenenar con "un alboroto sensacionalista sobre el espionaje sovi¨¦tico" la atm¨®sfera entre Washington y Mosc¨², para restar importancia a los temas de armamento durante la pr¨®xima visita del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, a Mosc¨².En una conferencia de prensa celebrada ayer, el viceministro de Exteriores sovi¨¦tico, VIadimir Petrovski, expres¨® "indignaci¨®n y pesar" por los comentarios "hostiles" realizados el d¨ªa anterior por el presidente Reagan. Petrovski manifest¨® que el momento elegido para realizar tales comentarios dif¨ªcilmente pod¨ªa ser "casual" coincidiendo, como lo hace, con la preparaci¨®n de la visita del secretario de Estado norteamericano, George Shultz. ?ste llega a Mosc¨² el pr¨®ximo d¨ªa 13, con objeto de conversar sobre las posibilidades de un acuerdo sobre armamento, un tema que los sovi¨¦ticos consideran prioritario.Seg¨²n Petrovski, las perspectivas de llegar a un acuerdo sobre armamento, que parecen ahora favorables, no gustan en Washington a algunos que "est¨¢n creando una psicosis en un intento de envenenar la atm¨®sfera en la que deben desarrollarse las conversaciones sovi¨¦tico-norteamericanas". El viceministro afirm¨® que este rasgo de comportamiento de Washington se repite una y otra vez "cuando se encuentran delante asuntos serios".
En un despacho fechado en Washington, Tass acusaba a la Administraci¨®n norteamericana de "espioman¨ªa" y afirmaba que Reagan se hab¨ªa sumado a la "carnpa?a provocadora" contra la URSS. Tass acusaba a EEUU de "relegar artificialmente a segundo plano las cuestiones de desarme" y, como ejemplo de ello, aduc¨ªa que Reagan hab¨ªa ordenado a Shultz que considerara la seguridad de la Embajada norteamericana en Mosc¨² como el principal problema del orden del d¨ªa en sus pr¨®ximas conversaciones en esta ciudad.
Petrovski, que calific¨® de invenciones las informaciones sobre las aventuras sexuales de los marines, no respondi¨® directamente a las preguntas sobre los micr¨®fonos clandestinos que los norteamericanos aseguran haber hallado en el edificio.
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