La menor actividad engrosa el problema de la deuda
Los ministros de Finanzas y los responsables de los bancos centrales de las naciones industriales y en desarrollo, reunidos esta semana en Washington con motivo de las sesiones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial, han cambiado la letra y la m¨²sica de su tradicional tonadilla optimista de los ¨²ltimos a?os. Despu¨¦s de cinco ejercicios de aumento sostenido del producto global, el mundo parece abocado a un claro per¨ªodo de desaceleraci¨®n de su crecimiento econ¨®mico. Como resultado, es probable que la estrategia seguida para afrontar la deuda del Tercer Mundo -m¨¢s de un bill¨®n de d¨®lares- requiera urgentes y profundos cambios, con la banca privada cargando con el mayor esfuerzo.
La reducci¨®n, por parte de los analistas del FMI, de las perspectivas de crecimiento para las econom¨ªas industriales a un t¨ªmido 2,4% en 1987, y de 2,7% para el conjunto mundial, frente a aumentos superiores al 3% considerados como m¨ªnimos para no desequilibrar la econom¨ªa, contener el aumento del desempleo y restablecer el comercio mundial, marc¨® el punto de partida del nuevo an¨¢lisis, hasta forzar a los agoreros menos voluntaristas a predecir para antes de dos a?os el comienzo de un nuevo per¨ªodo de recesi¨®n econ¨®mica.
La RFA con Volcker
Paul Volcker, presidente del Sisterna Federal de la Reserva norteamericana y uno de los hombres claves de la estrategia de coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas de los pa¨ªses occidentales, fue el primero esta se mana en alertar a los legisladores estadounidenses sobre el cambio de tendencia al declarar que "el d¨¦bil crecimiento registrado en el mundo industrializado ha afectado a los mercados de exportaci¨®n de los pa¨ªses fuertemente endeudados retrasando su vuelta a un estado econ¨®mico y financiero sano". Y lo que es a¨²n peor, seg¨²n Volcker "existe un claro peligro de que el crecimiento se ralentice a¨²n m¨¢s en el futuro".
Parecido mensaje fue ofrecido por el presidente del Bundestag, Karl Otto, que en una intervenci¨®n en Washington un d¨ªa despu¨¦s manifest¨® que "la econom¨ªa germana - cuyo crecimiento no supera el 2% en 1987, seg¨²n el FMI- ha agotado su potencial de crecer, a menos que alguien pretenda desequilibrarla".
Pero la nota m¨¢s dram¨¢tica fue servida por el comunicado final de la reuni¨®n del grupo de los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados, que proclamaba la necesidad de adoptar "nuevas acciones para resistir el creciente proteccionismo, mantener la expansi¨®n econ¨®mica y reducir los desequilibrios de las balanzas comerciales".
El comunicado, desgraciadamente no especificaba ni pon¨ªa calendario a estas nuevas medidas, si bien resaltaba la promesa de Jap¨®n, el pa¨ªs con mayor super¨¢vit comercial, de estimular su demanda interna y abrir sus mercados.
Aparte de la falta de una o varias locomotoras que arrastren a la econom¨ªa mundial, el mensaje sobre la situaci¨®n de la deuda exterior del Tercer Mundo ha sido, si cabe, a¨²n peor. Por vez primera desde que present¨® su plan hace a?o y medio en Se¨²l, el secretario del Tesoro Baker admiti¨® impl¨ªcitamente su fracaso cuando propuso esta semana "cambios sustanciales" en su filosof¨ªa.
Cambios cosm¨¦ticos
Baker critic¨® duramente a los bancos privados, a los que acus¨® de no haber aportado los suficientes recursos para enderezar la situaci¨®n econ¨®mica de las naciones deudoras. Algunos pa¨ªses en desarrollo han calificado de com¨¦ticos los cambios propuestos por Baker en su estrategia de la deuda. A su juicio, aparte de exigir a los bancos privados que aporten m¨¢s dinero, el secretario norteamericano del Tesoro no ha especificado ni la manera de hacerlo ni ha propuesto aquellas f¨®rmulas que estos pa¨ªses desean escuchar. Es decir, m¨¢s facilidades en los pagos y condonaci¨®n parcial de la deuda, al menos de una parte del stock viejo acumulado de la misma.
Precisamente, ¨¦stos han sido los dos claros mensajes que han dejado sobre la mesa, en una denominada declaraci¨®n para una acci¨®n inmediata, el grupo de los 24, que re¨²ne dentro del Fondo Monetario Internacionai a los pa¨ªses en desarollo. Sin olvidar su viejo deseo de abrir un di¨¢logo pol¨ªtico con sus acreedores como alternativa a la estrategia de discusi¨®n caso por caso ahora practicada en los procesos de de¨²da, los pa¨ªses en desarrollo expresaron su deseo de sustituir el actual proceso de reestructurac i¨®n de deuda por otro de rconstrucci¨®n.
Entienden por reconstruir la deuda la conversi¨®n de ¨¦sta en capital, con aplazamiento de pago de intereses, nuevos cr¨¦ditos swaps, capitalizaci¨®n de intereses, condonaci¨®n de deuda residual, etc¨¦tera.
Del billon de d¨®lares a que asciende la deuda del Tercer Mundo, por la cual los pa¨ªses acreedores recibieron el pasado a?o 120.000 inillones de dolares, seg¨²n los datos del FMI, cerca de un 40%, se concentra en Am¨¦rica Lat¨ªna. En cabeza figura Brasil, con 109.292 millones de dolares. M¨¦xico suma 101.000 millones, que ha visto agravadas las pesibilidades de pagar, igual que Brasil, por la crisis de algunos de sus principales pa¨ªses de exportaci¨®n. rgentina debe 52.000 millones de d¨®lares.
En busca de la 'locomotora' perdida
El principal problema de la econom¨ªa occidental es, en estos momentos, la no existencia de uno o dos pa¨ªses locomotoras que mediante un crecimiento adecuado de su producto interior bruto y de su demanda interior, tiren del resto de las econom¨ªas. El hundimiento del precio del petr¨®leo y la ralentizaci¨®n de la econom¨ªa estadounidense anularon el papel que, en el pasado, desempe?aron los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo y el que, m¨¢s recientemente, realiz¨® la econom¨ªa norteamericana, si bien es cierto que a costa de generar unos d¨¦ficit fiscal y exterior que pueden superar los 200.000 y 170.000 millones de d¨®lares, respectivamente, al final del a?o.Estos d¨¦ficit se han convertido, precisamente, en el tal¨®n de Aquiles de la econom¨ªa norteamericana y la principal amenaza de la mundial. Su financiaci¨®n permanente exige casi todos los recursos dom¨¦sticos y, lo que es peor, el ahorro de otros pa¨ªses, que se ve atra¨ªdo por una mayor rentabilidad. Mientras, la inestabilidad de los mercados de cambio impide que un d¨®lar devaluado especulativamente relance la exportaci¨®n de productos estadounidenses que, favorecidos por una mejor relaci¨®n de intercambio, podr¨ªan aliviar la carga financiera interna y global de ambos desequilibrios.
Varios a?os de espera
James Baker, secretario del Tesoro, reconoci¨® esta semana que la reducci¨®n de ambos d¨¦ficit tardar¨¢ varios a?os en lograrse. Baker limit¨® a s¨®lo 15.000 millones de d¨®lares la reducci¨®n m¨¢xima que EEUU podr¨ªa conseguir en su desequilibrio comercial durante 1987, por lo que, a su juicio, ser¨¢ necesario que otros pa¨ªses como Jap¨®n y la Rep¨²blica Federal de Alemania le acompa?en en el esfuerzo mediante impulsos expansionistas de sus econom¨ªas.
Pero, aparte de buenas palabras, pocos analistas esperan grandes milagros econ¨®micos en Europa o Jap¨®n, a menos que en la pr¨®xima cumbre econ¨®mica de las siete naciones industrializadas, que se celebrar¨¢ en junio en Venecia, acudan con nuevas propuestas.
Tal es as¨ª que el empeoramiento de la situaci¨®n occidental ha agravado las perspectivas y esperanzas de pago de los pa¨ªses endeudados, que se encuentran con que sus productos tienen escasa cabida en los mercados occidentales ante el deterioro de su propia capacidad de compra.
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