Shultz negocia en Mosc¨² la desnuclearizacion europea

El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, juega hoy en Mosc¨² una de las ¨²ltimas bazas para lograr que la Administraci¨®n de Renald Reagan consiga su primer y ¨²nico acuerdo de control de armamentos con la URSS antes de que se agote su presidencia. Olvidando los sue?os de Reikiavik de acabar en 10 a?os con las armas nucleares, Washington ha escogido un objetivo de importancia militar menor, pero alcanzable: la eliminaci¨®n de los euromisiles. Un acuerdo sobre los INF (cohetes de alcance intermedio), ha afirmado Reagan, es "una clara posibilidad", a pesar de que ello pueda suponer en la pr¨¢ctica una desnuclearizaci¨®n de Europa y el principio de desvincular la defensa del Viejo Continente del paraguas nuclear norteamericano.

Una nueva cumbre Reagan-Gorbachov este a?o, en Estados Unidos, con la Firma de un acuerdo sobre euromisiles, es el resultado que Shultz busca traer de regreso a Washington si establece un acuerdo de principio sobre los INF y garant¨ªas sobre una f¨®rmula para reducir los cohetes de m¨¢s corto alcance, en los que la URSS disfruta de una gran superioridad.La situaci¨®n pol¨ªtica interna de los dos l¨ªderes y el calendario les empujan a pactar. Un eventual tratado debiera estar listo este oto?o para que el Senado pueda ratificarlo antes de que, en 1988, Estados Unidos se sumerja en la campa?a de las elecciones presidenciales.

Shultz, aunque llega a Mosc¨² como representante de una Administraci¨®n dividida sobre el control de armas nucleares, espera persuadir al Kremlin de que a¨²n es posible llegar a un acuerdo en los 21 meses que quedan de presidencia Reagan.

El presidente y Shultz han aceptado gen¨¦ricamente, antes de iniciarse las conversaciones de Mosc¨², la ¨²ltima propuesta de Mija¨ªl Gorbachov, formulada en Praga, de negociaciones simult¨¢neas o paralelas sobre cohetes de corto alcance instalados en la Europa del este.

?ltima concesi¨®n

Estas discusiones se llevar¨ªan a cabo fuera de la negociaci¨®n sobre INF y constituyen la ¨²ltima concesi¨®n de Gorbachov para permitir un acuerdo sobre eurom¨ªsiles atendiendo a la principal objeci¨®n de Washington: el desequilibrio en misiles de corto alcance existente tras la retirada de los INF.

Pero Shultz dijo tambi¨¦n en Helsinki que Washington no acepta la congelaci¨®n del desequilibrio actual y se reserva la posibilidad de compensar la ventaja del Pacto de Varsovia, instalando misiles de corto alcance en los pa¨ªses aliados.

Este es actualmente el principal punto de discordia. Shultz, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas, explorar¨¢ tambi¨¦n en Mosc¨² la disponibilidad sovi¨¦tica para aceptar la eliminaci¨®n total de los curomisiles, sin dejar, como estaba previsto, 100 en poder de cada superpotencia pero no en territorio europeo, para acabar del todo con el problema de la verificaci¨®n de la retirada. Expertos de los dos pa¨ªses coinciden en que el mantenimiento de 100 cabezas nucleares es poco significativo desde el punto de vista militar.

Instrucciones restrictivas

George Shultz llegar¨¢ hoy a Mosc¨², tras pasar un d¨ªa de descanso en Helsinki, con una carta personal de Ronald Reagan para Mijail Gorbachov y unas instrucciones negociadoras muy restr¨ªctivas, decididas tras una intensa batalla en el seno de la Administraci¨®n, ganada finalmente por los sectores m¨¢s duros, que le impedir¨¢n utilizar la guerra de las galaxias como instrumento negociador.

Reagan, influenciado por el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, ha aprobado una posici¨®n negociadora que deja abierta la posibilidad de desplegar los primeros elementos de la iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) a partir de 1994.

Este l¨ªmite, unido al fracaso de Shultz de conseguir al menos un plazo de ocho a?os antes de retirarse del tratado ABM sobre defensas antim¨ªsiles, hace muy dificil que el secretario de Estado consiga avances en la reducci¨®n de los arsenales estrat¨¦gicos. El presidente se ha negado tambi¨¦n a aceptar el inicio de discusiones con los sovi¨¦ticos sobre la interpretaci¨®n del ABM, prefiriendo un dudosa lectura amplia que le permitir¨ªa aprobar los sistemas necesarios para construir su soflada defensa espacial.

Batallas perdidas

Shultz ha perdido, antes de salir de Washington, todas las batallas. Incluso el Senado, irritado por el espionaje sovi¨¦tico a la embajada de Estados Unidos en Mosc¨², debido a la falta de precauciones de Departamento de Estado, vot¨® la semana pasada a favor de suspender la visita. Pero el presidente, despu¨¦s de dejar claro que el despliegue de la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica no es negociable, acudi¨® en ayuda de su secretario de Estado con un discurso positivo sobre las relaciones con la Uni¨®n Sovietica.

Sin utilizar su ret¨®rica del imperio del mal, para referirse a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Reagan afirm¨® que las relaciones con la URSS "siguen su curso. No hay grandes motivos de excitaci¨®n, pero tampoco de alarma".

El presidente, que necesita de un acuerdo con Mosc¨² para salvar una presidencia amenazada por el Irangate y por el control dem¨®crata del Congreso, no est¨¢ dispuesto a que un esc¨¢ndalo de sexo y esp¨ªas lo impida. Despu¨¦s de todo, asegur¨® Reagan, el espionaje es una actividad que realiza todo el mundo. Sin embargo, ha ordenado a Shultz que introduzca la guerra de los esp¨ªas como cuesti¨®n importante de sus conversaciones en Mosc¨².