Decepcionante reaparici¨®n de Anto?ete
ENVIADO ESPECIALLa reaparici¨®n oficial del maestro Anto?ete despu¨¦s de su retirada en 1985 dej¨® mucho que desear en varios aspectos: responsabilidad, respeto al p¨²blico y preparaci¨®n f¨ªsica.
Fue una decepci¨®n para el festivo p¨²blico hellinero, as¨ª como para los aficionados y amigos -entre ellos Curro V¨¢zquez, que hoy torea en la plaza de Las Ventas- desplazados desde Madrid y otras partes de Espa?a. Es indudable que a Anto?ete no se le puede exigir como a un chaval que comienza, pero s¨ª esperar un m¨ªnimo de dignidad. Dignidad que casi alcalz¨® en su primer enemigo, pero brili¨® totalmente por su ausencia en- el. siguiente, un animal de cuerna peque?a abrochada y c¨®moda, anovillado y escurrido.
Prieto / Anto?ete, Joselito, Valverde
Seis toros de Jim¨¦nez Prieto, bien presentados, de escasa fuerza y juego desigual. Anto?ete. M¨¢s pitos que palmas. Pitos. Joselito. Oreja. Oreja. Marcos Valverde, que tom¨® la alternativa. Vuelta al ruedo. Ovaci¨®n.
Con este toro Anto?ete anduvo a la deriva, alivi¨¢ndose, quit¨¢ndole las moscas de encima y dud¨¢ndole. Como el diestro tampoco es un dechado de facultades f¨ªsicas, m¨¢s bien al contrario, toro y torero acabaron jadeantes y con la boca aberta.
Para colmo, el madrile?o mat¨® a su enemigo de un infame bajonazo. En su anterior, al menos, hab¨ªa dejado ver con cuantagotas su maest¨ªa y ortodixia, en el percal con una media ver¨®nica de cartel, y con la muleta con tres trincherazaos de lujo y tron¨ªo
Pero la incipiente faena de Anto?ete se dilut¨® por la falta de decisi¨®n del espada, que busc¨®, y encontr¨®, el rinc¨®n para matar, mientras desde los tendidos varios aficionados le gritaban con inquina: "haz ven¨ªo a llev¨¢rtelo y a enga?arnos aqu¨ª a un pueblo. A ver qu¨¦ haces en Sevilla y en Madrid".
Las lecciones, del alumno
Las supuestas lecciones que deber¨ªa haber dado el te¨®rico maestro Anto?ete las ofreci¨® el alumno Joselito. Y ello, a pesar de que los dos toros que le cayeron en suerte eran distra¨ªdos y se le rajaron en el ¨²ltimo tercio.Pero Joselito ya hab¨ªa toreado a la ver¨®nica con cadencia y arte, a veces con los pies juntos, a veces con el comp¨¢s abierto. Y se la hab¨ªa jugado en el tercio de banderillas. En ambos apunt¨® el torero detalles de saber y alta escuela con el se?uelo escarlata. Matando dio otra lecci¨®n, con dos excelentes volapi¨¦s que le valieron dos orejas festivas.
El toricantano, Marcos Valverde, de ascendencia local, se mostr¨® f¨¢cil, suelto y aseado en el de la ceremonia, con el que perdi¨® alg¨²n trofeo por matar a la ¨²ltima. En el que cerr¨® plaza, p¨¦simamente lidiado por los peones y que lleg¨® al tercio final resablado, Marcos Valverde hizo una labor que result¨® rabiosa y valentona.
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