El futuro de la cultura tecnol¨®gica
Frente a las figuras de la angustia y el pesimismo que presiden nuestro presente hist¨®rico y la agresividad psicol¨®gica y social que necesariamente acompa?a a un gran n¨²mero de sus expresiones culturales, se perfila el porvenir de la moderna cultura tecnol¨®gica. ?sta no se distingue s¨®lo por su desarrollo cuantitativo con respecto a la tecnolog¨ªa industrial de comienzos de siglo. Las t¨¦cnicas de control biol¨®gico o neurol¨®gico de la existencia humana, o de la informaci¨®n y la organizaci¨®n del conocimiento, por ejemplo, colocan el desarrollo tecnocient¨ªfico moderno en un lugar privilegiado e hist¨®ricamente nuevo como factor determinante de la organizaci¨®n social y de las formas culturales. La sociolog¨ªa de la edad llamada posmoderna ha acusado en este sentido el concepto de tecnocultura para designar la funci¨®n culturalmente formadora de la tecnolog¨ªa contempor¨¢nea, que ha rebasado, y con mucho, en las naciones desarrolladas, las perspectivas tradicionales de una cultura ¨¦tico-religiosa, art¨ªstica o human¨ªstica. A este respecto, es preciso se?alar que tal papel determinante o absoluto de la racionalidad cient¨ªfico-t¨¦cnica no es un fen¨®meno espec¨ªfico de las postrimer¨ªas del siglo XX. Ya Veblen formul¨®, acabada la I Guerra Mundial, que s¨®lo un proyecto tecnol¨®gico integral e internacional podr¨ªa abrir una alternativa hist¨®rica a la sociedad tradicional, cuya conflictiva herencia de valores ¨¦ticos, sociales y pol¨ªticos hab¨ªa desembocado precisamente en las crisis militares y revolucionarias de comienzos de siglo. La alternativa de una organizaci¨®n social y un estilo cultural internacionalistas e internacionales, fundados en la primac¨ªa de la racionalidad cient¨ªfico-t¨¦cnica, fue precisamente el principio que anim¨® la revoluci¨®n est¨¦tica y cultural de las vanguardias art¨ªsticas de las primeras d¨¦cadas del siglo, en la arquitectura y el urbanismo, lo mismo que en la m¨²sica y la danza.
Las tecnolog¨ªas modernas se han convertido en los pioneros de la transformaci¨®n social, y han asumido el mismo papel revolucionario e innovador de las formas culturales que, hasta los a?os del estalinismo y el nacionalsocialismo, hab¨ªan desempe?ado las vanguardias art¨ªsticas, precisamente mientras los movimientos art¨ªsticos perd¨ªan aquellos. componentes ¨¦ticos y cr¨ªticos que defin¨ªan su papel social de vanguardia.
Subordinaci¨®n
Este papel culturalmente predominante de las tecnolog¨ªas con tempor¨¢neas se refleja tanto en fen¨®menos sociales y pol¨ªticos como en el desarrollo de las concepciones art¨ªsticas. La propia creaci¨®n art¨ªstica est¨¢ supedita da hoy en proporciones muy amplias a la innovaci¨®n tecnol¨®gica. El ejemplo extremo lo proporciona la est¨¦tica cibern¨¦tica, de infinitas posibilidades en todas las ¨¢reas del dise?o. Vero la propia evoluci¨®n de la m¨²sica y la arquitectura pone de relieve la misma subordinacion de la creaci¨®n compositiva o proyectual a la imaginaci¨®n tecnol¨®gica. Semejante predominio de la producci¨®n t¨¦cnica sobre los momentos reflexivos y expresivos de la creaci¨®n art¨ªstica se refleja en otro orden de consecuencias: la comunidad de criterios que ya no distinguen fronteras entre el design y el arte propiamente dicho, en la medida en que ¨¦ste asume formal y compositivamente, como sucede en el pop-art, el minimalismo o el arte geom¨¦tricoabstracto, los principios estructurales de aqu¨¦l. Esta evoluci¨®n de la cultura tecnol¨®gica, que acompa?a asimismo los procesos de comercializaci¨®n art¨ªstica, condiciona finalmente el ¨²ltimo refugio de la sensibilidad art¨ªstica en un sentido tradicional: el esteticismo, que nunca puede establecer desde su interior claras limitaciones entre el kitsch y el refinamiento aristocr¨¢tico del gusto.
El esteticismo es, empero, un fen¨®meno est¨¦tico muy amplio que comprende desde el styling comercial hasta la inagotable serie de revivals e historicismos que contagian las artes visuales, la arquitectura y tambi¨¦n la literatura contempor¨¢neas, incorpora. el sabor decadente del anterior fin de siglo: un arte por el arte bajo la conciencia de su disfunci¨®n social.
Factores anest¨¦sicos
Desde una visi¨®n retrospectiva, esta evoluci¨®n cultural significa un cierto empobrecimiento. No existe un ideal sustantivo de arte ni de estilo, como lo hubo en el Renacimiento o en el Romanticismo.
La creaci¨®n cultural m¨¢s bien se diversifica en lenguajes y modas heterog¨¦neos. La pluralidad de concepciones y su masificaci¨®n obedecen, sin embargo, al predominio de factores anest¨¦ticos sobre el arte mismo: condiciones tecnol¨®gicas , y condiciones comerciales. Por eso nos encontramos hoy con una gran masa de producci¨®n cultural, pero no hallamos grandes obras ni grandes creadores.
Nuestra era est¨¢ fundamentalmente definida por la tecnolog¨ªa, para bien y para mal. Y los grandes dispositivos t¨¦cnicos de nuestro mundo no poseen la virtud de obras maestras generadas por la providencia de grandes genios. Est¨¢n ah¨ª, sin que sepamos a ciencia cierta por qu¨¦ ni para qu¨¦.
Sin embargo, una nueva creatividad y un nuevo tipo de artista est¨¢ llamado a desentra?ar, a partir de este universo de la tecnolog¨ªa moderna, un nuevo sentido espiritual y po¨¦tico. Algo enteramente nuevo que no es ni la est¨¦tica de la m¨¢quina ni la concepci¨®n de la cultura como simulacro tecnol¨®gico. Quiz¨¢ algunas experiencias recientes de la m¨²sica electr¨®nica, capaces de aunar la sofisticaci¨®n tecnol¨®gica con la sensibilidad l¨ªrica, se?alen el comienzo de este camino. Ello supondr¨ªa reinventar el sentido ut¨®pico que un d¨ªa tuvieron las vanguardias art¨ªsticas. Y significar¨ªa tambi¨¦n el descubrimiento de un sentido para una cultura que hoy sabe de su ausencia de una dimensi¨®n interior.
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