Salom¨® reconoce que no se plante¨® importar la colza directamente, aunque le habr¨ªa salido m¨¢s barato
Enric Salom¨®, aceitero de Reus para quien el fiscal solicita m¨¢s de 10.000 a?os de c¨¢rcel, reconoci¨® ayer, en el juicio sobre el s¨ªndrome t¨®xico, donde fue interrogado intensivamente por los abogados de la acusaci¨®n particular, que no se plante¨® importar de Francia el aceite de colza directamente, en lugar de hacerlo a trav¨¦s de los hermanos Bengoechea, a pesar de que le habr¨ªa salido m¨¢s barato.
El abogado Jos¨¦ Manuel G¨®mez Ben¨ªtez, colaborador de la letrada Francisca Sauquillo y una de las personas que mejor conocen el sumario, plante¨® una pregunta que intentaba mostrar las extra?as decisiones que se tomaron en el negocio de la colza. -?Conoce usted un informe de inspectores de aduanas de Ir¨²n donde manifiestan su sorpresa porque una persona como usted adquiera la cantidad de 416.000 kilos, es decir, 78,77% de todo lo que import¨® Rapsa, textualmente, "se surta a trav¨¦s de un mayorista importador en lugar de importar directamente, por la econom¨ªa de costos que ello supondr¨ªa al tratarse de un volumen tan considerable"?
La pregunta del letrado ten¨ªa relaci¨®n con dos supuestos que ya conocen quienes han seguido de cerca el juicio: los hermanos Bengoeche¨¢ pod¨ªan importar con mayor facilidad debido a que un tercer hermano, Jos¨¦ Mar¨ªa, ocupaba un alto cargo en el Ministerio de Comercio; y es Salom¨® -que conoce desde hace muchos a?os a la familia- quien les sugiere el negocio de la colza aprovechando esa circunstancia.
La primera formulaci¨®n de la interrogante no encontr¨® respuesta, y el abogado repiti¨®:
-?Cu¨¢nto se habr¨ªa abaratado el precio?
-Me era muy pr¨¢ctico -responde Salom¨®- , no hac¨ªa falta pagarlo al contado, me pod¨ªan dar una facilitad de pago y a m¨ª me ven¨ªa bien. Si volviera a ocurrir, lo volver¨ªa a hacer igual.
-?Usted ten¨ªa la seguridad de que no iba a conseguir ninguna facilidad econ¨®mica importando?
-De verdad, no lo hab¨ªa mirado nunca. La sesi¨®n de ayer proporcion¨® dos cambios de actitud notables. El primero, del propio Salom¨®. El d¨ªa anterior se hab¨ªa mostrado, ante las preguntas del fiscal, vulnerable y dubitativo, confuso, entrecortado. Cada vez que se ve¨ªa presionado replicaba con un "no me recuerdo. Me, gustar¨ªa record¨¢rmelo, pero no me recuerdo".
Anteayer pas¨® varios momentos de aparente crisis, especialmente cuando solicit¨® -como ya hab¨ªa hecho en otras ocasiones p¨²blicamente- ingerir aceite de colza ante la televisi¨®n. Ayer, en cambio, obsequi¨® a la sala con respuestas m¨¢s seguras y una actitud de mayor fortaleza de ¨¢nimo.
El otro cambio de actitud corresponde al presidente de la sala, Jos¨¦ Antonio Jim¨¦nez Alfaro, de 56 a?os. La incidencia del d¨ªa anterior, protagonizada por un letrado cuya esposa falleci¨® del s¨ªndrome t¨®xico -este abogado inici¨® un enfrentamiento verbal con Salom¨®-, parece haber dado como efecto una mayor intervenci¨®n del presidente del tribunal.
As¨ª, la sesi¨®n matinal se inici¨® con la siguiente admonici¨®n: "El tribunal comprende Ias desgracias que hayan afectado a las partes; pero se hace notar que tiene el deber de evitar que el proceso se convierta en un foro de sentimientos. Por ello, ruega se omitan manifestaciones que puedan originar perturbaciones en el normal orden de la sala".
La primera ocasi¨®n de ejercer esa autoridad con mayor rigor se la proporcion¨® el letrado Antonio Garc¨ªa Pablos, quien encaden¨® preguntas cuyo fin era dificil de comprender. Este y otros motivos llevaron al tribunal a suspender un momento la sesi¨®n. En la reanudaci¨®n el tribunal hizo notar a Garc¨ªa Pablos que debe omitir valoraciones en las preguntas; que debe permitir que el procesado conteste las cuestiones, siendo unicamente el tribunal quien puede interrumpirle; y que ha de prescindir de comentarios a las contestaciones.
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