Penderecki, en el Palau
De tallar el efecto habla John Ruskin a prop¨®sito de la acci¨®n de la luz sobre la arquitectura. Y algo semejante puede decirse de Penderecki y de la acci¨®n del sonido sobre sus arquitecturas sonoras, que son, para empezar, de una irrebatible consistencia. Los veintitantos a?os de su Pasi¨®n seg¨²n san Lucas -tributo acaso a la hom¨®nima de Bach- no han menguado su eficacia. emocional, antes bien han acrecido su frescor, sustentado en un lenguaje ma?oso, pero nunca ama?ado. Esos a?os demuestran que, si la sinceridad precede a la modernidad, la modernidad es m¨¢s duradera Penderecki sirve ¨¦l mismo su partitura con evidente competencia. Y solistas, coro y orquesta responden a su batuta, habitualmente zurda, con un dominio no menos absoluto. Porque pueden y porque quieren, con una voluntad de m¨²sica firmemente trabajada, compacta y carism¨¢tica. En el coro se asienta con seguridad el edificio sonoro de la Pasi¨®n, y no es casual que el Stabat mater a capella -esto es, a voces solas-, inserto en ella, pero concebido antes como pieza completa, se revele como el episodio m¨¢s inmediatamente gustoso y a la vez definidor del estilo que confiere unidad a una partitura por lo dem¨¢s deliberadamente narrativa. Ello significa que el coro asume la responsabilidad principal, con su conductor/autor, y que el de Varsovia dio la talla, sencillamente, de la perfecci¨®n, salvando con entera naturalidad los no pocos escollos de la escritura. Afinar m¨ªnimos intervalos con precisi¨®n es proeza quo s¨®lo un arco de educaci¨®n vocal completa puede garantizar.
K
PendereckiLa pasi¨®n seg¨²n san Lucas Int¨¦rpretes: M. Nicolesco, soprano; A. Hilski, bar¨ªtono y B. Canmeli, bajo. Coro de la Filarm¨®nica Nacional de Varsovia. Coro de Ni?os de Cracovia. Orquesta Sinf¨®nica de la RTV de Cracovia. K. Penderecki, director. Palau de la M¨²sica. Valencia, 26 de abril de 1987.
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