La acusaci¨®n pide 17 a?os para dos 'ultras' por la muerte del anarquista Caballero

El juicio por la muerte del joven anarquista Jorge Caballero, como consecuencia de la agresi¨®n de que fue objeto el 28 de marzo de 1980 por un grupo ultraderechista a la salida de un cine de Madrid, qued¨® ayer visto para sentencia por la Secci¨®n Primera de la Audiencia Provin-. cial de Madrid. La acusaci¨®n particular pidi¨® 17 aftos de c¨¢rcel, por asesinato, para los dos procesados, Jos¨¦ Miguel G¨®mez Gonz¨¢lez, El Masa, y Jos¨¦ Mar¨ªa Vargas Villalba, El Jerezano, mientras la defensa pidi¨® la absoluci¨®n. El fiscal mantuvo su petici¨®n de seis meses de c¨¢rcel para cada procesado, por des¨®rdenes p¨²blicos.La abogada Mar¨ªa ?ngeles L¨®pez ?lvarez, acusadora particular en representaci¨®n de la familia de la v¨ªctima, record¨® que inicialmente el fiscal calific¨® los hechos como asesinato perpetrado,por una banda organizada y armada, de acuerdo con las propias declaraciones y careos de los detenidos ante la polic¨ªa y ante el juez instructor Luis Lerga. Seg¨²n la letrada, estas pruebas no fueron desvirtuadas durante la vista, a pesar de lo que calific¨® de "tomadura de pelo, en forma de amnesia colectiva" de los testigos ultraderechisias.

Resalt¨® que en tales declaracione.s se habl¨® de que varios de los integrantes -del grupo iban provistos de instrumentos contundentes, entre ellos nunchakos [dos palos de madera unidos por una cadena] y un machete con el que Jos¨¦ Juan Llobregat, actualmente fugado, apu?al¨® a. Caballero, mientras otros le pateaban en los costados y en un ojo.

El fiscal se?al¨® que no existen pruebas de la participaci¨®n de los dos procesados en la muerte de Caballero, mientras que, en cambio, son autores de des¨®rdenes p¨²blicos, al realizar pintadas y agitaci¨®n callejera, medios de propaganda pol¨ªtica ajenos a los constitucionalmente previstos. Por su parte, el abogado Gonzalo del Toro de la Puerta neg¨® la participaci¨®n de los procesados en los hechos y afirm¨® que los testigos incurrieron en importantes contradicciones y algunos de ellos, dijo, "podr¨ªan estar sentados en el banquillo".