La respuesta del fuego
Euskadi ha vivido durante unos d¨ªas el aniversario del fuego. Primero fue el recuerdo de la destrucci¨®n de Durango, menos exaltado pese a las numerosas v¨ªctimas que produjo y a que fue una ciudad recorrida por aquel Redoble a los escombros de Durango que iniciaba C¨¦sar Vallejo con la visi¨®n at¨®nita de cuantos se aproximaban desde cualquier lugar del mundo a la iniciada guerra civil espa?ola: "Padre polvo que vienes de Espa?a, Dios te salve, libere y corone, padre polvo que vienes del alma". Despu¨¦s ha vuelto a sobrecoger el alma universal la evocaci¨®n de un Gernika que ha terminado en el s¨ªmbolo-encierro de la urna que guarda la obra de Picasso como las cenizas funerales de un recuerdo. Y en ambas conmemoraciones hemos estado sumergidos. Unos, desde la distancia de una evocaci¨®n que se quiere generadora de paz y de concordia, y algunos otros desde la proximidad caliente que quiere que la destrucci¨®n de Gernika siga siendo el motor permanente de la destrucci¨®n de los adversarios, de las armas como respuesta, del recuerdo armado y de la santificaci¨®n de la guerra como raz¨®n.Durante unos d¨ªas el fuego ha sido, primero simb¨®licamente, el compa?ero de todos los vascos que recorr¨ªamos los recuerdos de los veteranos recomponiendo la doble destrucci¨®n con la esperanza de que ambas sean el punto final, el nunca otra vez; mientras algunos se confirmaban en su especulativa de mantener ese recuerdo como s¨ªmbolo de la guerra interminable que nos asola. Y finalmente, como acto de clausura de la conmemoraci¨®n del fuego, unos encapuchados lanzaban botellas de gasolina encendida contra la Casa del Pueblo de Portugalete provocando un incendio en el que ardieron varios militantes socialistas, con heridos de gravedad y una muerte ya entre, los afectados. Era el fuego otra vez, el conjuro del fuego por el fuego, la airada respuesta de un fuego vivo al fuego de Gernika apagado ahora hace 50 a?os Precisamente. El s¨ªmbolo redentor no pod¨ªa estar m¨¢s ajustado a la imaginer¨ªa cultivada por el radicalismo abertzale de la continuidad de la lucha y la identidad de los enemigos,
Porque la respuesta obedece a una situaci¨®n creada por la izquierda abertzale. Existen en este momento, y en este caso, diversas responsabilidades por dilucidar. La penal corresponde a los jueces decidirla despu¨¦s de que se demuestre la autor¨ªa de los sospechosos. Pero existe una responsabilidad moral y pol¨ªtica de la que no es f¨¢cil evadirse aunque se niegue toda relaci¨®n con el atentado e incluso aunque no haya realmente una relaci¨®n directa. Existe un clima de hostilidad creado y mantenido por el radicalismo abertzale que es dif¨ªcil controlar una vez puesto en marcha. Se ense?a a militantes y simpatizantes, en ocasiones muy j¨®venes, casi siempre sin formaci¨®n pol¨ªtica, con la doble exaltaci¨®n de la edad y el apasionamiento por las grandes causas revolucionarias y liberadoras, que el socialismo es el enemigo. Se lee en numerosas paredes que el PSOE tortura, que el PSOE mata, que el PSOE reprime. Luego las sedes son los focos de ocupaci¨®n contra el que los fervores m¨¢s o menos controlados deben ser dirigidos.
Precedentes
Ha habido numerosos asaltos a sedes socialistas que Herri Batasuna, no ha condenado. Ha habido numerosos letreros poniendo en el punto de mira a los militantes socialistas que ni Herri Batasuna ni sus grup¨²sculos ac¨®litos han condenado. Hay un cartel estremecedor y premonitorio alusivo a la conmemoraci¨®n del cincuentenario de la destrucci¨®n de Gernika en el que un mensaje nada subliminal incita a la continuidad de la guerra. En la parte superior, Franco estrecha la mano a Hitler; en la parte inferior, Felipe Gonz¨¢lez estrecha la mano a Mitterrand. Nada separa una acci¨®n de otra y se produce la identidad de enemigos, de objetivos, de repulsas y, f¨¢cilmente, de respuestas. ?sa es una permanente incitaci¨®n a la acci¨®n, sea ordenada o no por los mandos naturales del radicalismo abertzale. Es una permanente fijaci¨®n de objetivos. El asalto a la sede de Portugalete puede no obedecer a una consigna concreta de destrucci¨®n de los bienes socialistas e incluso es cre¨ªble que sus actores sean "incontrolados", aunque surgidos de su propio seno como fuerzas desatadas que ya no se pueden controlar, pero obedecen lineal y ,puntualmente a las consignas radicales sobre el papel y la funci¨®n de los socialistas vascos. Herri Batasuna ha considerado repetidamente al partido socialista como continuador de la pol¨ªtica franquista, recordando aquellos tribunales militares del franquismo que hasta los a?os sesenta consideraban reo de rebeli¨®n militar armada por equiparaci¨®n a cualquier militante pol¨ªtico cuyo ideario se pareciera a alguno de los existentes en el bando republicano. Y eso en virtud del delito continuado. Los militarismos imitan a los militarismos hasta la caricatura, y los delitos continuados de sucesi¨®n de la represi¨®n franquista los siguen valorando los tribunales radicales con el mismo esp¨ªritu e id¨¦ntico entusiasmo.
En ese cuadro pol¨ªtico, la autor¨ªa personal es lo menos 'relevante salvo para la acci¨®n penal y el restablecimiento inmediato de la justicia. La condena de Herri Batasuna tiene muchas interpretaciones, y una de ellas es que muy posiblemente su jerarqu¨ªa no supiera nada de la acci¨®n. Pero que el atentado no obedezca a una orden expresa es apenas significativo. Porque HB est¨¢ intentado presentar un nuevo rostro y unos nuevos modales, pasada la ¨¦poca bronca y algo agreste, y este asunto no le favorece. Pero si cada persona tiene a partir de cierta edad la cara que ella misma se ha hecho, en las organizaciones pol¨ªticas eso es a¨²n m¨¢s cierto. Si Felipe Gonz¨¢lez es el sucesor de Franco, la guerra contin¨²a y cada grupo de simpatizantes del radicalismo abertzale puede pensar en asestar sus propios golpes al enemigo hist¨®rico, porque adem¨¢s, y como proclama m¨¢s de una pintada, los militantes del PSOE son a su vez polic¨ªas. Y si se es capaz de asumir que ardan polic¨ªas, si esas acciones no se condenan nunca, ?por qu¨¦ condenar que unos muchachos hayan prendido fuego a unos militantes socialistas?
Sal¨ªamos de los fuegos simb¨®licos de Durango y Gernika cuando nos vimos cogidos por el fuego real de Portugalete. La purificaci¨®n por las llamas hab¨ªa vuelto a obrar en nuestro pueblo. "Padre polvo compuesto de hierro, Dios te salve y te de forma de hombre, padre polvo que marchas ardi¨¦ndo", habr¨¢ musitado de nuevo C¨¦sar Vallejo.
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