Reagan y Nakasone acuerdan estrechar la coordinaci¨®n monetaria para evitar una guerra comercial
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, y el primer ministro japon¨¦s, Yasuhiro Nakasone, han acordado reforzar la cooperaci¨®n entre las pol¨ªticas econ¨®micas de sus dos pa¨ªses, especialmente en lo referente a los tipos de cambio del yen y del d¨®lar, reconociendo que el desequilibrio comercial entre Washington y Tokio es "pol¨ªticamente insostenible" y puede acarrear "serias consecuencias para el crecimiento econ¨®mico mundial". Los dos l¨ªderes concluyeron ayer dos d¨ªas de dif¨ªciles discusiones en Washington, afirmando que se oponen "firmemente" al proteccionismo.
Horas antes, la C¨¢mara de Representantes aprob¨® una severa ley comercial destinada a castigar a Jap¨®n y a otros pa¨ªses que mantienen super¨¢vit comerciales con Estados Unidos.Reagan y Nakasone han logrado un principio de acuerdo de coordinaci¨®n monetaria que quiz¨¢ pueda evitar una peligrosa guerra comercial entre las dos econom¨ªas m¨¢s fuertes de Occidente. Para Estados Unidos, por encima de los problemas comerciales, la amistad con Jap¨®n es vital para sus intereses de seguridad nacional en el Pac¨ªfico. La buena marcha de esta relaci¨®n, a pesar de la tormenta econ¨®mica entre los dos pa¨ªses, ha sido reafirmada durante la visita de Nakasone.
Con la amenaza de desatar una ofensiva de represalias contra Jap¨®n, un pa¨ªs que vende aqu¨ª anualmente 60.000 millones de d¨®lares m¨¢s de lo que compra, Estados Unidos ha conseguido forzar finalmente a Tokio a reducir sus tipos de inter¨¦s y a relanzar su consumo interno. Al mismo tiempo, la Reserva Federal norteamericana ha anunciado una pol¨ªtica monetaria m¨¢s estricta, con una elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s, lo que ayudar¨¢ al d¨®lar a detener su ca¨ªda y atraer¨¢ la inversi¨®n extranjera hacia este pa¨ªs. Varios de los m¨¢s importantes bancos comerciales norteamericanos anunciaron ayer la subida del 7,757. al 8%, de su tipo b¨¢sico de inter¨¦s.
Reagan, admitiendo que Estados Unidos tambi¨¦n debe hacer algo por su parte, reiter¨® su promesa de reducir el gigantesco d¨¦ficit presupuestario y aplaudi¨® las promesas de Nakasone de estimular la demanda interna. Ambos dirigentes destacaron la necesidad de reforzar la cohesi¨®n occidental frente a las nuevas propuestas de reducci¨®n de armamentos nucleares de Mijail Gorbachov, para lo que se aprovechar¨¢ la cumbre de los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados, en junio, en Venecia. Nakasone confirm¨® que "la relaci¨®n de seguridad entre los dos pa¨ªses es excelente", y pidi¨® que los INF (misiles de alcance intermedio) sean eliminados tambi¨¦n de la parte asi¨¢tica de la URSS.
El precio de los 'chips'
Nakasone, que tiene una excelente relaci¨®n personal con Reagan (se llaman Ron y Yasu), y es el l¨ªder japon¨¦s m¨¢s "internacional" de los ¨²ltimos tiempos, no ha conseguido, sin embargo, en Washington que Estados Unidos levante las sanciones impuestas hace unas semanas contra los productos electr¨®nicos japoneses, decretadas porque Washington estima que Jap¨®n est¨¢ vendiendo aqu¨ª chips por debajo de su precio de coste. Reagan prometi¨®, sin embargo, que estudiar¨¢ de nuevo la situaci¨®n a mediados de mes y levantar¨¢ el castigo "lo antes posible". Posiblemente antes de la cumbre de Venecia. Tanto Reagan como Nakasone se mostraron partidarios de discutir los problemas comerciales mutuos en el seno de la nueva ronda del GATT.Para aliviar el sentimiento antijapon¨¦s y atender al clamor que exige acci¨®n y no m¨¢s promesas, Nakasone ha venido a Washington con un paquete de regalos. Su Gobierno gastar¨¢ 35.000 millones de d¨®lares (m¨¢s de cuatro billones de pesetas) para estimular la econom¨ªa japonesa e invertir¨¢ m¨¢s de 20.000 millones de d¨®lares en ayuda a los pa¨ªses en desarrollo m¨¢s afectados por el problema de la deuda. Washington quiere que el peso econ¨®mico de Jap¨®n se refleje tambi¨¦n en un mayor papel pol¨ªtico.
Existe aqu¨ª un sentimiento generalizado de que todas las buenas intenciones japonesas se quedan finalmente s¨®lo en eso, y que Tokio no est¨¢ dispuesto a abrir sus mercados a los productos norteamericanos. Por otra parte, lo que EE UU est¨¢ exigiendo a Jap¨®n es una dolorosa reestructuraci¨®n econ¨®mica y social que pasar¨ªa por abandonar su dependencia absoluta de la exportaci¨®n.
El anuncio ayer, en Tokio, de que el super¨¢vit del comercio japon¨¦s ha alcanzado un r¨¦cord hist¨®rico de 101.000 millones de d¨®lares no ayuda a borrar la enorme frustraci¨®n existente en este pa¨ªs, a nivel pol¨ªtico y popular, por lo que se entiende como una injusta competencia por parte de pa¨ªses como Jap¨®n y otras naciones del Pac¨ªfico y, en cierta medida, Europa, a quienes se culpa de provocar la p¨¦rdida de cientos de miles de puestos de trabajo.
Esto explica que Nakasone haya sido recibido en EE UU con la aprobaci¨®n por la C¨¢mara de Representantes de una legislaci¨®n proteccionista. Abandonando la tradicional prudencia diplom¨¢tica, el primer ministro japon¨¦s afirm¨® aqu¨ª: "Conf¨ªo en que esa ley nunca se convierta en definitiva en su forma actual". Esto es algo que tambi¨¦n espera Reagan, que ya ha prometido vetarla.
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