Preguntas
?Es quiz¨¢ una pura paranoia -dolencia, por otra parte, generalizada en nuestros d¨ªas- lo que me hace recelar de la emisi¨®n del telefilm Amerika? ?Estoy por ventura desbarrando cuando me parece advertir que en los medios de comunicaci¨®n cunde ¨²ltimamente un obcecado empe?o en poner como chupa de d¨®mine a los sovi¨¦ticos? ?No resulta curioso que ese machaconeo rus¨®fobo coincida en el tiempo y espacio con los nuevos pasos de baile del glamouroso Gorbachov? ?Y as¨ª sucede que cada vez que el ladino dirigente moscovita se marca un tango, en Occidente le mentamos el gulag? ?No es cierto que semejante abundamiento acaba siendo pelmazo, habida cuenta que todos conocemos desde la tierna infancia lo mal¨ªsimos que son esos sovi¨¦ticos?Otros¨ª, ?forma Amerika parte de la guerra fr¨ªa o tal tesis es meramente un producto de mi imaginaci¨®n enfebrecida? ?El hecho de programar Amerika en noche sabatina y hora gloriosa es casual, trivial, fundamental, imparcial, inmoral, elemental o mortal? ?No es cierto que, m¨¢s all¨¢ de la tontuna, el telefilm posee su intr¨ªngulis pol¨ªtico? ?Que la pel¨ªcula fomenta el conformismo, esto es, el aguantarse con la crisis econ¨®mica, la competitividad, el empobrecimiento, el paro, la desigualdad, la marginaci¨®n, la agresividad y el infarto, porque lo otro es una Amerika infumable cubierta de nieves perpetuas y llena de colas para comprar un triste r¨¢bano?
Por ¨²ltimo, ?es Amerika el pesti?o que a m¨ª me parece o bien es que estoy vendida al oro de Mosc¨² y por tanto no puedo apreciar en toda su finura esta interesante obra de arte? ?Era realmente necesario para la supervivencia del alma que programaran esta serie en un horario estrella? ?E incluso que compraran el telefilm habiendo probablemente otras pel¨ªculas m¨¢s interesantes y m¨¢s baratas? ?O quiz¨¢ todo forma parte de la aviesa campa?a de Mir¨® para sacar a las gentes de sus casas y mandarnos los s¨¢bados al cine? Y sobre todo, ?cabe la horrenda posibilidad de que sean a¨²n peores los episodios venideros?
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