Falsa oportunidad
Pereda / Calvo, Chicuelo de Albacete, GuadalupeSeis novillos de Jos¨¦ Luis Pereda, con trap¨ªo y descastados.
Luis Miguel Calvo: Silencio. Ovaci¨®n. Chicuelo de Albacete: Ovaci¨®n. Silencio. Gonzalo Guadalupe: Silencio.
Silencio. El pe¨®n Mariano de la Vi?a result¨® cogido por el segundo novillo, sufriendo una cornada con dos trayectorias, de 15 y 20 cent¨ªmetros, en el muslo izquierdo, de pron¨®stico grave. Madrid, 3 de mayo.
EMILIO MART?NEZ,
A los novilleros le ilusiona venir a Madrid. Es su gran oportunidad. Triunfar aqu¨ª es fundamental para sus carreras. Pero no basta con estar preparado para el trance. Los de ayer parec¨ªan estarlo, pero si el ganado no colabora es imposible el ¨¦xito. Eso ocurri¨® con los novillos de Pereda, carne de mataero, como les gritaban con inquina desde los tendidos. Todo qued¨® en una falsa oportunidad.
La Comunidad de Madrid organiz¨® el s¨¢bado un festejo con novillos de desecho de tienta y defectuosos. El coempresario en gesti¨®n interesada, Manuel Chopera, para no ser menos, que por algo va al 50% con la instituci¨®n p¨²blica, repiti¨® ayer tan fea jugada. Las consecuencias las disfrutaron los espadas, dignos toda la tarde frente a este ganado de saldo.
Chicuelo de Albacete fue el ¨²nico que pudo lucirse al aprovechar la corta embestida de su primero, un list¨®n salpicao. Logr¨® unos bellos muletazos, toreando de frente con la mano baja y desmayada, que abroch¨® con los de pecho. La falta de temple en algunos pasajes de la faena y la estocada baja con que acab¨® le privaron de mayor premio. No obstante estuvo por encima de la calidad del novillo. Como le ocurri¨® en el otro, un buey aplomado, prob¨®n y parado, que no se hubiera movido ni intent¨¢ndolo con gr¨²a. En ambos sucedi¨® algo inusual: la buena brega de un subalterno, Jos¨¦ Castilla, en este caso. Incluso finaliz¨® sus bregas con una rebolera a pies juntos en el segundo y una larga en el quinto.
Luis Miguel Calvo destac¨® con las banderillas. Mayormente en el berrendo cuarto, que med¨ªa los terrenos y esperaba. A ¨¦ste le puso tres excelentes pares de poder a poder. Con la muleta, porfi¨®n y valiente, intent¨® lo imposible: sacar casta de un negro pozo sin fondo, como eran sus peligrosos enemigos. Tuvo el inteligente detalle de lidiarlos en el platillo, para ver si llegaba el milagro de que se transformaran en pastue?os. Tambi¨¦n era misi¨®n imposible.
Al igual que Gonzalo Guadalupe, que bastante hizo con tragar, aguantando
Poladas y ga?afones de manera hier¨¢tica. Para colmo sus subalternos lidiaron horrorosamente, con lo que aumentaban las dificultades, de los novillos. A pesar de ello, Guadalupe, como sus compa?eros, en ning¨²n momento perdi¨® los papeles.
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