Miedo difuso en Euskadi
Al acusar a Herri Batasuna de ser la autora material del atentado contra la Casa del Pueblo de Portugalete, Garc¨ªa Damborenea permiti¨® a la coalici¨®n abertzale desviar la atenci¨®n respecto al problema central: su responsabilidad pol¨ªtica en la creaci¨®n de la atm¨®sfera social que hace posibles esas salvajadas, las firme Mendeku o las firme ETA. Al poner el acento en la actitud de los jueces del Pa¨ªs Vasco, los cuales favorecer¨ªan la impunidad de los terroristas por temor a represalias, Damborenea ha provocado un debate sobre el papel de la judicatura que escamotea el fondo del problema planteado. El de la presencia del temor, no ya de los jueces, sino de la sociedad vasca, como uno de los elementos decisivos de la actual situaci¨®n.Sobre la responsabilidad de Herri Batasuna en el surgimiento de ese terrorismo difuso que simboliza el grupo Mendeku (Venganza: el nombre constituye toda una declaraci¨®n de principios) ya han escrito en estas mismas p¨¢ginas Luciano Rinc¨®n y Vernando Savater. Pero la pol¨¦mica, un tanto artificiosa, sobre el miedo de los jueces ha evitado hasta el momento que se hable del miedo de los periodistas, los pol¨ªticos, los curas y obispos, los profesores.
Probablemente es cierto que los jueces tienen miedo. Pero no m¨¢s, ni menos, que muchos otros ciudadanos. Un periodista madrile?o nada favorable a las ideas nacionalistas acude como enviado especial a los funerales de Txomin Iturbe. Su cr¨®nica, casi l¨ªrica, abunda en met¨¢foras sobre la armon¨ªa de las monta?as vascas, el verdor de sus campos y el car¨¢cter ind¨®mito de sus habitantes. Ni una palabra que pueda molestar a los promotores del homenaje al jefe de ETA. De regreso, alguien le pregunta sobre tan sorprendente ca¨ªda del caballo. "Es que todos levantaban el pu?o dando vivas a ETA y yo me qued¨¦ solo all¨ª en medio, sin levantar el pu?o ni gritar y, claro, me las pase canutas".
CAPUCHAS
Conferencia de prensa de los polimilis cerca de Bayona. Sobre la mesa hay todo un arsenal. Los que hablan lucen capucha. El objetivo es anunciar que se van a tomar medidas dr¨¢sticas contra los acogidos a la reinserci¨®n social y los dirigentes de Euskadiko Ezkerra que han negociado el asunto. El ecu¨¢nime periodista suda abundantemente, toma apresuradas notas y asiente con ostentosos movimientos de cabeza mientras de su boca salen exclamaciones de significado tan inequ¨ªvoco como las amenazas que se profieren. No es que quiera que maten a Bandr¨¦s o a Onaind¨ªa. Pero, profesional ante todo, evitar¨¢ cuidadosamente que de su cr¨®nica se trasluzca ese o cualquier otro sentimiento personal al respecto.
Se transcribir¨¢ todo literalmente, hay que evitar que el sentido del mensaje a transmitir quede oscurecido por apreci¨¢ciones subjetivas. Adem¨¢s, ?qui¨¦n puede asegurar que lo de la reinserci¨®n no sea una maniobra centralista para sacar a los presos de lasc¨¢rceles y liquidar as¨ª el movimiento popular en favor de la amnist¨ªa y, en deflitiva, la lucha del pueblo vasco por su identidad?.
Los de Herri Batasuna no acuden al Parlamento vasco. Pero ofrecen una conferencia de prensa cada semana. Las mismas personas, en el mismo escenario, con las mismas palabras, en el mismo tono de voz, repiten el mismo mensaje, cuyo contenido cabr¨ªa en una pegatina. Brevemente: que los otros partidos son o enemigos seculares del pueblo vasco o traidores, que ellos son magn¨ªficos y que para que llegue la paz es imprescindible, que todo el mundo admita los dos puntos anteriores y que los poderes reales del Estado negocien con ETA la aplicaci¨®n del programa de esta ¨²ltima. La ¨²nica novedad en estos a?os ha sido la introducci¨®n de la expresi¨®n "cambio del marco juridico-pol¨ªtico" en sustituci¨®n de "ruptura dernocr¨¢tica". Pero ?qui¨¦n se atreve a decir que la conferencia carece de inter¨¦s informativo o a poner en cuesti¨®n el derecho de los ciudadanos a comprobar una vez m¨¢s la profundidad del pensamiento pol¨ªtico de los ide¨®logos abertzales?
Lo de que en Euskadi hay miedo no es ning¨²n invento de Damborenea, y m¨¢s de uno debiera meditar sobre el precio que ha tenido que pagar -en renuncia a decir lo que piensa y otras formas de impuesto revolucionario- para comprar el derecho a afirmar que nada teme. En primer lugar, es estad¨ªstipamente comprobable que ning¨²n sector social, pol¨ªtico, ideol¨®gico queda fuera del marco de v¨ªctimas potenciales. Excepto uno. El de quienes, puestos en la disyuntiva, han elegido el lado de los verdugos. A este grupo s¨®lo le afecta el porcentaje de riesgo contabilizado bajo la r¨²brica "errores que lamentamos sinceramente". Por ello, a quien afirme que en Euskadi no existe miedo -o, m¨¢s refinadamente, que s¨®lo lo padecen los empresarios- habr¨ªa que responderle: "Tal vez t¨² no lo tengas porque te has alineado con los que aterrorizan a muchos otros. Tu no miedo alimenta el terror de la mayor¨ªa".
Para la mayor¨ªa que teme incluso reconocer que tiene miedo, la ofensa m¨¢xima proviene de quienes, coloc¨¢dos fuera de campo, y tras unas breves vacaciones en Fuenterrab¨ªa, informan, por ejemplo, mediante cartas a los peri¨®dicos, que han visitado Euskadi y que lo del miedo, de la poblaci¨®n es un invento manipulador. Desde luego, la gente no va siempre por la calle mirando para atr¨¢s, por si le siguen. Pero es que el miedo existente en Euskadi no se expresa ¨²nicamente en el temor a ser v¨ªctima de un atentado, un secuestro o una extorsi¨®n. El m¨¢s terrible miedo vasco es el de quienes bajan la voz en el bar -o la elevan desaforadamente para decir lo contrario de lo que piensan-, el de quienes aspiran, con su voto, su militancia o la ocultaci¨®n de sus apellidos, sofisticadamente vasquizados, a hacerse perdonar el delito de haber nacido en Burgos o ser hijo de padres extreme?os. El miedo a desentonar, a no caer bien, a sufrir el rechazo del resto de la cuadrilla, est¨¢ detr¨¢s de muchas milagrosas conversiones.
VERDUGOS
El miedo vasco no es de naturaleza que pueda detectarse simplemente paseando por La Concha. Porque, entre otras cosas, la astucia del cerebro humano para ocultar aquello que incomoda hace que muchas de las personas m¨¢s aterrorizadas ni siquiera sean conscientes de ello. Y es que admitir que la sociedad vasca est¨¢ amedrentada es ya un s¨ªntoma sospechoso. Incluso puede considerarse que el negarlo colistituye hoy una de las se?as de identidad psicol¨®gicas del nuevo abertzalismo. Cerca de dos tercios de los que en Euskadi legitiman la violencia de ETA se consideran simpatizantes de Herri Batasuna. Pero algunas encuestas han demostrado que son precisamente los identificados con esa ideolog¨ªa quienes tienen m¨¢s interiorizados los sentimientos relacionados con el miedo. Caben diversas explicaciones de este hecho. Por ejemplo: que quien experimenta un temor insuperable es m¨¢s propenso a asociarse moralmente a los verdugos que a resistirlos.
Pero lo m¨¢s singular es el miedo de tantos intelectuales, verdaderamente aterrados ante la posibilidad de ser rechazados por quienes manejan la espada con tanta o superior destreza que ellos la pluma. No es un fen¨®meno nuevo. Un catedr¨¢tico de griego de origen vizca¨ªno que ejerc¨ªa su oficio en una remota ciudad castellana escribi¨® en 1908, a prop¨®sito del auge que estaba adquiriendo el nacionalismo vascojo siguiente: "Los del lege-zarra, chacolinada y berreo miran, no ya con recelo, con inquina, a aquellos que suponen intelectuales. Los tienen por pedantes o por desde?osos. Y conozco a m¨¢s de uno que ahoga su intelectualidad -no pocas veces en vino- y se finge uno de tantos beocios, halagando a ¨¦stos y repitiendo sus estribillos, no m¨¢s que por cobard¨ªa, por horrenda cobard¨ªa". Miguel de Unamuno -que as¨ª se llamaba aquel catedr¨¢tico de griego- agregaba que el secreto del ¨¦xito de la nueva doctrina estribaba en su capacidad de redundancia ("no desarrollar argumentos, sino repetirlos") y en lo f¨¢cil que resulta "estimular la soberbia colectiva" de los pueblos.
En vino o en agua bendita ahogan lo que de esp¨ªritu cr¨ªtico les quedaba, y de paso, su explicable mala conciencia, no pocos intelectuales vascos (o aspirantes a ser admitidos como tales) cuya cobard¨ªa moral les ha conducido a embarcarse en la nave de los aduladores profesionales de j¨®venes aguerridos que esgrimen la patria para justificar los m¨¢s b¨¢rbaros cr¨ªmenes. Los halagan por j¨®venes, pero sobre todo por aguerridos. Porque, siendo cierto que es barato convencer a cualquier colectividad de que basta pertenecer a ella para ser considerado alguien importante, el principal atractivo d¨¦ los nuevos h¨¦roes no es la etniasino el hecho de que maten.
En la pel¨ªcula Cabaret hay una escena estremecedora. Los j¨®venel escuadristas hitlerianos, embargados de emoci¨®n patri¨®tica, entonun una l¨ªrica canci¨®n cuyo estribillo promete que "el ma?ana es nuestro". No s¨®lo son ¨¦tnicamente irreprochables, sino que lucen correajes paraillitares. Todos los presentes -pac¨ªficos empleados de banca, padres de familia, tenderos- se sienten inflamados por una com¨²n fascinaci¨®n y acaban coreando la canci¨®n brazo en alto. S¨®lo un viejo resiste y permanece en silencio. Aquellos mismos j¨®venes entusiastas que preparaban el ma?ana de la patria alemana serian pocos meses despu¨¦s los autores de haza?as como la de prender fuego a las sedes socialistas y comu?istas o a los locales frecuentados por los jud¨ªos.
En Portugalete, hace unos d¨ªas, unos adolescentes, cuya escueta idea del futuro se expresaba en la palabra -Venganza, han convertido en antorchas a dos seres humanos. Quienes hace meses advirtieron que "se est¨¢ formando entre nosotros una bandera nazi", o quien se atrevi¨® a escribir que "los socialistas somos los jud¨ªos de Euskadi" -provocando comentarios del tipo "menos lobos, Caperucita"-, tal vez no iban tan descaminados.
Intentos similares al de Portugalete, pero con resultados menos tr¨¢gicos, se hab¨ªan producido en una decena de locales del PSOE o la UGT. Pero nadie se hab¨ªa atrevido a levantar la voz, a bajar la mano, a negarse a tararear que el mafiana es nuestro,. Si en Euskadi existe tanta fascinacion por la violencia es porque existe mucho miedo, y el miedo no s¨®lo anula el juicio racional y paraliza el discernimiento irroral, sino que estimula el deseo de venganza.
La acusaci¨®n de Damborenea contra los jueces vascos es que no aplican la misma medida a la hora de procesar a unos guardias o polic¨ªa por presuntas torturas que cuando de proceder contra personas acusadas de delitos terroristas se trata, y que con tal actitud entorpecen la lucha contra la violencia terrorista. Repitiendo un argumento que ya en una ocasi¨®n expuso el presidente del Gobierno, Damborenea ha a?adido que los jueces deben ser beligerantes contra ETA, renunciando a c¨®modas posturas de falsa neutralidad. El planteamiento resulta confuso. ?Se quiere indicar que siendo demasiado estricto en la persecuci¨®n de la tortura se est¨¢ favoreciendo a los terroristas? ?Se est¨¢ pidiendo mayor rigor con estos ¨²ltimos o m¨¢s manga ancha con los que practican la tortura? Por otra parte, nada puede estimular m¨¢s a ETA que un poder judicial que sea beligerante contra alguien. Es decir, que deje de ser independiente y de aplicar la ley igualmente para todos.
ETA ha cambiado de estrategia. Ahora los atentados se producen de manera m¨¢s espaciada, en cualquier parte del territorio espa?ol y mediante t¨¦cnicas que garanticen el m¨¢ximo de eficacia mort¨ªfera con el m¨ªnimo riesgo. Esa estrategia ha favorecido la aparici¨®n, como sustitutivo de la anterior celebraci¨®n frecuente de la violencia, de lo que los italianos llaman terrorismo difuso, desplegado por grupos vagamente anarquizantes y que practican la violencia a' escala local y con m¨¦todos artesanales. Su caldo de cultivo es la calle, y entre sus practicantes abundan los j¨®venes sin trabajo., Su principal motivaci¨®n psicol¨®gica es la de emular a los hermanos mayores, consagrados como h¨¦roes por su impresionante historial de cr¨ªmenes, y su ¨²nico faro pol¨ªtico, la venganza incesantemente recomenzada.
Por ello, nada favorecer¨¢ tanto la proliferaci¨®n de esta nueva modalidad de terrorismo como la deslegitimaci¨®n de la ¨²nica instancia de naturaleza arbitral e independiente capaz de detener, mediante una represalia ¨²nica, el mecanismo circular de la venganza. El poder judicial no ser¨¢ m¨¢s eficaz contra el terror por adoptar actitudes m¨¢s beligerantes, en el sentido insinuado, sino precisamente por acreditar una actitud que aumente el consenso social sobre su neutralidad, garant¨ªa del sometimiento general a la, ley.
HB nunca ha condenado un crimen de ETA, pero no ha tenido inconveniente en rechazar los firmados por otros. Su rechazo del atentado de Portugalete no lo es al contenido del mismo, tan cruel e in¨²til como muchos otros, sino a la competencia desleal. El criterio seg¨²n el cual los actos humanos no son valorables por s¨ª mismos, sino en funci¨®n de quien sea su autor, indica el vac¨ªo moral en que se mueve el abertzalismo radical. Pero indica tambi¨¦n que ni siquiera los m¨¢s pr¨®ximos al centro en que se genera la violencia est¨¢n a resguardo del miedo. S¨®lo el temor a disgustar a ese centro omnipotente explica que la severa condena del atentado de Portugalete haya sido seguida por la reafirmaci¨®n de la naturaleza salv¨ªfica de acciones como el asesinato de Yoyes o la colocaci¨®n de un coche bomba en una calle de cualquier ciudad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Conexiones terroristas
- Comunicados terroristas
- HB
- Domingo Iturbe Abasolo
- Manifestaciones a favor ETA
- Da?os materiales atentados
- Muerte terroristas
- Pol¨ªtica nacional
- ?tica period¨ªstica
- Comandos terroristas
- Ricardo Garc¨ªa Damborenea
- Opini¨®n
- Libertad expresi¨®n
- Terroristas ETA
- Actos a favor terrorismo
- PSOE
- Parlamentos auton¨®micos
- Atentados mortales
- Terroristas
- Pa¨ªs Vasco
- Atentados terroristas
- Parlamento
- Partidos pol¨ªticos
- ETA
- Pol¨ªtica auton¨®mica