Gonz¨¢lez, golpeado en los flancos

Espa?a, agitada por las huelgas, grita y se manifiesta. Pero don Felipe Gonz¨¢lez, el presidente del Gobierno socialista, educado un poco por Willy Brandt y un poco por Bettino Craxi, calla y pasa el tiempo en el palacio de la Moncloa. Gonz¨¢lez deja hacer, deja murmurar y espera que todo se calme con el verano, la estaci¨®n de las vacaciones y las corridas de toros. Como buen fatalista andaluz, est¨¢ convencido de tener alg¨²n santo que le protege.Sentado en el centro del PSOE, Gonz¨¢lez gobierna el choque entre la potente ala neoliberal del partido, apoyada por el Mil¨¢n, 33% de los miembros que se afiliaron despu¨¦s de 1982, y el esp¨ªritu social-populista, que sigue siendo vagamente izquierdista y unido a la UGT. Con el obstinado Solchaga fuera del Gobierno, o bien colocado en otro cargo importante, Gonz¨¢lez olvidar¨ªa algunas decisiones en materia de pol¨ªtica econ¨®mica, podr¨ªa conceder aumentos salariales por encima del 5% y presentarse otra vez como el buen dirigente, siempre comprensivo con las exigencias populares.

La gran mayor¨ªa seguira votando masivamente a Gonz¨¢lez. No hay otros hombres a su mismo nivel, repiten a coro incluso los m¨¢s cr¨ªticos con el PSOE. En el fondo, ellos tambi¨¦n esperan la ¨²ltima palabra de don Felipe. La aparici¨®n en televisi¨®n antes de las elecciones es su inevitable y afortunado as escondido en la manga. Siempre ha funcionado, y seguir¨¢ funcionando.

9 de mayo