La ¨¦poca, la moda, la moral, la pasi¨®n...
El Pompidou celebra su 10? aniversario con una panor¨¢mica del arte de los ¨²ltimos 10 a?os
Desde el 21 de mayo al 17 de agosto permanecer¨¢ abierta en el Centro Georges Pompidou de Par¨ªs la exposici¨®n titulada La ¨¦poca, la moda, la moral, la pasi¨®n. Aspectos del arte de hoy, 1977-1987, una revisi¨®n panor¨¢mica de la creaci¨®n pl¨¢stica internacional en todas sus manifestaciones durante los 10 ¨²ltimos a?os, una d¨¦cada que coincide con la celebraci¨®n del d¨¦cimo aniversario del popular centro vanguardista franc¨¦s.
Comprometerse con una interpretaci¨®n de este tipo parec¨ªa obligado para un lugar de las caracter¨ªsticas del Pompidou, sobre todo cuando las versiones escenificadas sobre la situaci¨®n y el destino de la actualidad art¨ªstica han constituido una de las principales obsesiones de la d¨¦cada. Por otra parte, ni en el Pompidou, ni, en general, en otras plataformas francesas relevantes, hab¨ªa abundado esta clase de iniciativas tan a la moda, si exceptuamos el pol¨¦mico intento de la Bienal de Par¨ªs de 1985.El caso es que, bajo la responsabilidad de Bernard Blist¨¦ne, Catherine David y Alfred Pacquement, los tres conservadores del Beaubourg, se ha inaugurado por fin la correspondiente versi¨®n oficial que sobre la actualidad art¨ªstica internacional hace uno de los centros neur¨¢lgicos de la modernidad.
El proyecto consta de dos partes: una, la principal, dedicada a las artes pl¨¢sticas, con aproximadamente dos centenares de obras pertenecientes a 60 artistas diferentes; la otra, centrada en torno al mundo de la imagen en el m¨¢s amplio sentido de los nuevos medios, foto, cine, v¨ªdeo, etc¨¦tera, que re¨²ne un n¨²mero semejante de autores a trav¨¦s de un vers¨¢til material, en gran medida de tipo documental.
?Por qu¨¦, empero, titular todo esto La ¨¦poca, la moda, la moral, la pasi¨®n? Cualquier lector de Baudelaire podr¨ªa detectar el aroma del poeta franc¨¦s en estas cuatro palabras, que, en efecto, est¨¢n extra¨ªdas del celeb¨¦rrimo ensayo El pintor en la vida moderna. Aun a riesgo de resultar una convocatoria, no se puede negar sin embargo, que la cita de Baudelaire es siempre pertinente cuando se ha de tratar de lo moderno, y de su corolario, la moda
Mas, ?cu¨¢l es, puestos a ello, seg¨²n los int¨¦rpretes del Pompidou, el aire art¨ªstico de nuestra ¨¦poca, las modas de hoy, nuestra moral y nuestras pasiones?
A ojos del visitante y a estas alturas del curso, cuando nuestra mirada se ha saturado previa mente de no pocas panor¨¢micas de esta clase, el efecto logrado por esta exposici¨®n es poco sorprendente. De hecho, no s¨®lo los nombres y obras aqu¨ª seleccionados tienen bastante de algo muy d¨¦j¨¢ vu, lo que no quita que muchas piezas se presenten ahora por primera vez, sino, sobre todo, el propio estilo argumental y escenogr¨¢fico responden a pautas hoy por hoy definitivamente convencionales.
?Acalo podr¨ªa ser de otra manera? En realidad, lo m¨¢s original de esta iniciativa -la presencia abusiva de artistas franceseses lo m¨¢s d¨¦bil en ella y, a la postre, un rasgo de chovinismo explicable e incapaz, por tanto, de escandalizar a nadie.
En esta misina l¨ªnea, uno podr¨ªa echar all¨ª de menos a algunos de nuestros mejores j¨®venes creadores, pero quejarse por ello no nos llevar¨ªa a ninguna parte, porque hasta cierto punto es asimismo, si no l¨®gico, al menos normal y comprensible.
Aguafuerte de Fernando Bellver.
Convencional
?Se trata, por consiguiente, de una mala exposici¨®n por convencional, injusta o argumentalmente desajustada? Lamentar¨ªa profundamente que, a tenor de lo hasta aqu¨ª sugerido, alguien me interpretara de esta manera.En primer lugar, porque est¨¢n representados muchos de los mejores artistas actuales, seg¨²n lo han refrendado las m¨¢s cualificadas instancias cr¨ªticlas en la presente d¨¦cada; tales son los casos de Guston, Beuys, Kiefer, Immendorf, Baselitz, Sclinabel, Polke, Ricliter, Francesco Clemente, Cuchi, Ryman? De Kooning, Flanagan, Gilbert and George, Cragg, Judd, Morley, Mucha, Nauman, etc¨¦tera.
En segundo, porque, en pocos casos, est¨¢n representados con piezas francamente buenas como las de Ryman y Beuys. Por eso, aunque s¨®lo fuera por el inter¨¦s que debe suscitar un montaje de esta naturaleza, tratar de descalificar el conjunto por las buenas constituir¨ªa una frivolidad.
En mi opini¨®n, el problema no viene, de la injusticia, la torpeza, la inoportunidad o la inutididad de la iniciativa, sino de que, empiece a resultar algo fatigoso este tipo de planteamiento. Por todo ello, la conclusi¨®n es clara: una exposici¨®n, m¨¢s all¨¢ de lal pol¨¦micas puntuales que suscite, de evidente inter¨¦s did¨¢ctico, y en la que hay casi todo lo que se promete en el t¨ªtulo, salvo la pasi¨®n.
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