"Mi nombre es David'
David Knopfler, fiel a la tradici¨®n de los artistas brit¨¢nicos, fue puntual y se encontr¨® con medio centenar de espectadores que hab¨ªan acudido a tiempo. Luego llegaron-unos pocos m¨¢s. La voz de David tard¨® en acoplarse a la instrumentaci¨®n barroca de sus m¨²sicos, dominada por los teclados. Quiz¨¢ ser¨ªajusto considerar a este artista, por s¨ª mismo, con olvido esforzado de su parentesco, pero el tono, el timbre y la modulaci¨®n de su voz, como su concepci¨®n del rock, recuerdan inevitablemente a su gran hermano Mark.El esp¨ªritu musical de David es anodino, carente de pasi¨®n, lo mismo que se advierte -por contagio tal vez- en cinco de sus seis acompa?antes, m¨²sicos correctos, sin garra. Este Knopfler prefiere en la primera parte de su recital sentarse al piano y viajar entre melod¨ªas tranquilas -Soul kisses- adornadas de cuerda y metal sintetizados. Recurre a teclados, muchos teclados, posiblemente para evitar comparaciones.
David Knopfler y banda
Concierto de David Knopfler y banda. Duraci¨®n: 91 minutos. Sala Astoria. Madrid, 21 de mayo.
El p¨²blico le aplaudi¨® cuando se levant¨® para coger de nuevo su guitarra r¨ªtmica e interpret¨® Madonnals daughter, una pieza al estilo Lady Writer, de los primeros d¨ªas de Dire Straits. El mismo protagonista se anim¨® al final de su repertorio con canciones de pop desenfadado, como Heart to heart o I'll be there.
En esta ¨²ltima, el sexto colaborador, Adriane Port, el vocalista oculto entre ba¨²les y altavoces, termin¨® de descubrirse con una voz extraordinaria, poderosa y plena de sentimiento. ?l mejor¨® la actuaci¨®n de quien fue uno de los sultanes del swing.
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